Siete experiencias originales para tu próximo viaje a París

Desde recorrer la capital francesa en un Dos Caballos a hacer una ruta por las chocolaterías del barrio de Saint-Germain-des-Prés, posar como una estrella de cine en un palacete decimonónico o tomar el sol en la playa.

por ARMANDO CERRA

RECORRER PARÍS EN UN DOS CABALLOS
Tanto si es la primera como la décima, la Torre Eiffel, los Campos Elíseos, el Arco del Triunfo, la plaza de la Concordia o el puente de Alexandre III sobre el Sena son esos imprescindibles de París que nadie se cansa de ver. Pero, si repites, ¿por qué no hacerlo de modo más original, por ejemplo, en el vehículo más típico de Francia: un Dos Caballos?

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Estos coches históricos de diseño inconfundible, como lo son también sus cambios de marcha, sus ventanillas, su capota de tela o su amortiguación, resisten el paso del tiempo y todavía circulan por las congestionadas arterias parisinas. Meterse con estos pequeños vehículos en un atasco ante el Grand Palais y ver como los conductores aprovechan la estrechez del vehículo para adelantar posiciones resulta tan curioso como pasar ante el Hotel Ritz de la plaza Vendôme en un descapotable y con chófer. La empresa 4 roues sous 1 parapluir (4roues-sous-1parapluie.com) ofrece distintos recorridos en estos coches con conductor de 60 a 100 € por persona.

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VIVIR UNA EXPERIENCIA GASTRONÓMICA AL ESTILO BELLE ÉPOQUE
Almorzar o cenar en Le Train Bleu (le-train-bleu.com) va más allá de la experiencia gastronómica. Más que su cocina tradicional francesa con cierto toque innovador, lo que más sorprende aquí es lo que se contempla: el mobiliario de época, los ventanales abiertos a la ciudad o a la Gare de Lyon, las lámparas, los estucos dorados o las vistosas pinturas que decoran el comedor. Un entorno que nos transporta a la Belle Époque, a los mismísimos comienzos del siglo XX, ya que este establecimiento abrió sus puertas en 1901, con un aspecto prácticamente idéntico al actual.

Desde aquella fecha el restaurante ha atendido a comensales llegados de cualquier parte del globo. No en vano, ocupa la primera planta de una de las principales estaciones de ferrocarril de París: la Gare de Lyon. Y mientras toda la estación se ha adaptado a los nuevos tiempos, por ejemplo, acogiendo los trenes de alta velocidad que llegan directos desde España, este elegante restaurante sigue dando una pausa y trasladándonos a tiempos menos vertiginosos que los actuales. 

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HACER EL TOUR MÁS DULCE
Por muchos monumentos o museos que se visiten, ningún viaje es memorable sin el paladar satisfecho. Y en París son obligados ciertos caprichos. Sin arrepentimientos, ya se recuperará la línea en casa. Si no se piensa así es imposible gozar de un tour gourmet de lo más dulce por el barrio de Saint-Germain-des-Prés y sus emblemáticas pastelerías, como el que propone, por 95 €, La Route des Gourmets (laroutedesgourmets.fr). Maison Georges Larnicol (chocolaterielarnicol.fr) o Un diamanche à Paris (un-dimanche-a-paris.com) son algunas de las emblemáticas pastelerías que brindan un festín de chocolates, helados, cremas, bizcochos o mermeladas, tanto en sus formas más tradicionales como en novedosas combinaciones. 

Más allá de este delicioso tour, en Saint-Germain-des-Prés no hay que dejar de visitar sus históricos cafés, brasseries y locales de copas que reunieron a históricos músicos de jazz o la intelectualidad de la Nouvelle Vague, entre los que se cuentan locales tan famosos como el Café de Flore o tan antiguos como el de Procope, fundado en 1686.

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DESCUBRIR A RODIN
En cualquier otra ciudad del mundo, el Museo Rodin (musee-rodin.fr) sería su principal atractivo turístico. En cambio, aquí, a la sombra del Louvre, Notre-Dame o la Torre Eiffel, que son los que se llevan la palma, pasa a segundo plano. Y eso que en su interior se descubre a uno de los grandes escultores de la historia, Auguste Rodin. 

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Obras maestras como El Pensador, el Beso o las Puertas del Infierno y también bocetos, moldes y hasta sus herramientas se exponen en el interior del Hôtel Biron, edificio donde vivió y trabajó, y muestran su desbordante espíritu creativo. Como colofón, la visita incluye los jardines del palacete, un paseo entre vegetación y arte junto a la gran cúpula de los Inválidos que es un pequeño refugio en el bullicioso centro parisino.

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TOMAR EL SOL EN LA PLAYA
La última de las propuestas tiene un carácter temporal, la de disfrutar de unas horas de playa. Sí. En París. Si ya no tuviera suficientes atractivos la capital francesa, hasta el 3 de septiembre también es posible tumbarse en la arena a ambas orillas del Sena y tomar el sol frente al Louvre o al Museo de Orsay. 

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En la margen derecha estas playas artificiales se despliegan a lo largo de varios kilómetros, entre el Pont Sully y el Pont Neuf, mientras que en la izquierda van desde el puente de Alejandro III hasta el de Solferino. Pero en ellas no solo hay arena, sombrillas y tumbonas, también se puede disfrutar del préstamo de libros, conciertos al aire libre, actividades deportivas, y por supuesto, los imprescindibles chiringuitos (en es.parisinfo.com se pueden consultar los actos previstos). Por cierto, las playas son gratis, algo a tener muy en cuenta en París.

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POSAR COMO UNA ESTRELLA DE CINE
Desde 2016, el estudio fotográfico Harcourt (studio-harcourt.eu) abre sus puertas al público en un palacete decimonónico levantado en el número 16 de la rue Lota, en las inmediaciones de los Campos Elíseos. Aunque su historia es mucho más larga, sus orígenes son en blanco y negro y se remontan a 1934. Desde entonces, ante sus potentes focos de luz continua, donde están absolutamente prohibidos los flashs, han posado grandes estrellas del cine y de la cultura francesa, europea y estadounidense.

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En su nueva ubicación tienen una sala de exposiciones temporales donde muestran su trabajo a lo largo de décadas. Imágenes de los años 30 o del mes pasado, pero siempre con un aura de leyenda y de verdad que es la firma del estudio. ¿Quién no querría tener un retrato así? Pues se puede hacer si se desea. Ni que decir tiene que no es una foto barata (unos 2.000 € la sesión), pero posiblemente jamás se posea un retrato tan glamuroso realizado por un equipo artístico de estilista, maquillaje y fotografía. ¡Un souvenir diferente del viaje a París!

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ENTRAR EN UN PALACIO
Posiblemente muchos lo sepan, pero para los franceses “Hôtel” son los palacetes urbanos que tanto abundan en París. En el siglo XVIII el barrio del Marais estaba tan de moda como hoy. Allí querían tener su residencia los políticos y hombres de negocios del momento, y mejor cuanto más cerca estuvieran de la plaza de los Vosgos, por entonces la plaza Real. Es aquí donde un antiguo ministro de finanzas adquirió en 1634 el ahora Hôtel de Sully (hotel-de-sully.fr), un conjunto histórico impecable, visitable gratuitamente, que conserva su arquitectura, sus fachadas, su patio y sus jardines. Su interior acoge el Centro de Monumentos Nacionales, donde recabar propuestas de futuros viajes a Francia.

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