UNA MEDINA ESPECTACULAR
Apretado tras el cinturón de murallas que abraza su medina, este escondite playero marroquí es un secreto a voces entre los buscadores de escenarios con alma. Essaouira, o Mogador, que es como le decían los marinos portugueses que la empezaron a fortificar en el XVI para proteger de los piratas su ruta hacia las Indias, es un destino muy turístico que no ha perdido ni un gramo de su carácter. A ello contribuye el que, sobre todo en verano, no solo peregrinen hasta ella franceses, belgas y otros europeos con hambre de unas vacaciones exóticas pero asequibles junto al mar, sino que también acoge a muchas familias ‘bien’ de Casablanca con casa aquí para las vacaciones, amén de a los marrakchís que escapan del aliento de horno que se adueña en esos meses de Marrakech, a apenas dos horas y media en coche. Porque en Essaouira, gracias a su bendito microclima, en cuanto desaparece el sol apetecerá ponerse una chaqueta e incluso en pleno agosto convendrá dormir con manta.
DORMIR EN UN RIAD Y UN TÉ A LA MENTA
Declarada Patrimonio de la Humanidad, por sus callejas encaladas en un blanco cegador abundan los caserones hoy reciclados en pequeños hoteles con encanto o riads, los restaurantes y cafés con terraza en los que sorber un té a la menta o de noche pasarse a las copas, y hasta las galerías de arte. Muchos de ellos regentados por europeos bohemios que un día vinieron de visita y se quedaron para siempre. Pero si para enamorarse de Essaouira no bastaran los regateos por las tienditas de sus zocos y los talleres donde ofician orfebres, latoneros o ebanistas; los cañones que en el fortín de la Scala harán revivir a los niños el pasado corsario de la villa, o las parrilladas al aire libre en las que degustar el pescado más fresco según lo descargan las barcazas en el puerto, a sus alicientes se suma nada más y nada menos que una playa descomunal.
INICIARSE EN EL SURF
Sobre sus arenas no es raro que merodeen en temporada alta algunos camelleros dispuestos subir a los más pequeños a dar un paseo a su grupa a cambio de un puñado de dirhams. Aunque, con permiso de los que prefieren simplemente tumbarse al sol, los verdaderos dueños aquí son los surfistas. La playa de Essaouira, al igual que, a unos veinte kilómetros, la del hoy más hippy y rastafari pueblito bereber de Siki Kauki, resulta perfecta para iniciarse sobre la tabla. Mientras, a los más atrevidos les aguardan unas de las mejores olas de Marruecos en el también cercano spot surfero de Cap Sim. Y si se viaja con algún adolescente dispuesto a terminar las vacaciones convertido en un auténtico experto, a un par de horas hacia el sur, llegando ya casi a Agadir, podrá apuntase a los campamentos deportivos que a menudo se organizan por la meca surfera de Taghazout, como los que organiza MoroccoSurfLife (moroccosurflife.com). mientras el resto de la familia le espera disfrutando de los placeres mucho más hedonistas de la vieja Mogador.
HACER UN TREKKING EN CAMELLO
Dar un paseo en camello por la playa de Essaouira es una cosa, otra bien distinta es hacer un trekking a lo largo de su costa durante varios días. La especialista en viajes a la carta Marhaba (marhabaviatges.com) organiza recorridos de una semana, con cinco días a la grupa de estos listísimos animales durmiendo en campamentos, hoteles y riads. Cuestan alrededor de 450 € (con descuento para menores de 13 años), vuelo aparte, pero con los desplazamientos desde Marrakech, todos los materiales y pensión completa.
GUÍA PRÁCTICA
CÓMO LLEGAR
Numerosas compañías vuelan desde Madrid, Barcelona, Gerona, Sevilla o Gran Canaria a Marrakech –a unas dos horas y media en coche de Essaouira– a partir de incluso menos de 100 € ida y vuelta.
CÓMO MOVERSE
En Essaouira el coche es un estorbo. A todas partes, incluso a la playa, se va caminando. Para hacer excursiones por los alrededores será muy asequible acordar el precio con algún taxista local.
CUÁNDO IR
Hasta octubre, pero mejor evitar agosto. Las temperaturas máximas oscilan a lo largo del año entre los 18 y 32 grados, por lo que los inviernos son muy suaves y los veranos mucho más frescos de lo que hacen pensar sus latitudes tan meridionales.
DÓNDE DORMIR
Sin dudarlo, en alguno de los muchos riads de la medina, como los perfectamente asequibles Baladin (riadbaladin.com) y Malaika (riad-essaouira-malaika.com), también muy recomendables para ir en familia, los preciosos estudios y apartamentos de distinta capacidad de JackApartments (jackapartments.com) o, si se busca el mayor lujo, el Relais Châteaux Heure Bleue (heure-bleue.com).
DÓNDE COMER
Deliciosos tajines de carne o pescado aquí fresquísimo, cus-cús, pastela –una especie de empanada de finas capas de hojaldre que en la costa se rellena a menudo de marisco–, pollo al limón y, claro, el té a la menta o los zumos naturales que sirven en cada terraza, o las sardinas a la brasa que se despachan al aire libre en el puerto. Buenas direcciones donde disfrutar la gastronomía local: Chez Sam (T. 5244 76513), con pescado fresco directamente en el puerto; la estupenda cocina casera del Ferdaouss (T. 5244 73655); más elegante, La Licorne (restaurant-lalicorne-essaouira.com), bajo las rampas de la Scala, y para también tomar luego una copa, el ambiente único y las vistas al mar desde la terraza del Café Taros (T. 5244-76407).
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