Gubbio, la ciudad de la que Eugenia Silva ha quedado prendada
El viaje que la modelo ha realizado por la Toscana y Umbría ha tenido una parada en esta preciosa ciudad medieval. Ponemos nuestra mirada en ella para descubrirte dónde reside su encanto.
A 170 kilómetros de Florencia y a algo más de doscientos de Roma, Gubbio no es tan sonora como otras ‘clásicas’ de Italia, pero la ciudad más antigua de la región de Umbría también resulta de lo más cautivadora. A los pies del monte Ingino y atravesada por el río Camignano, es una villa medieval deliciosa, recorrida por callejuelas de piedra y adornada de monumentos que relatan su larga historia, como su teatro romano, que en verano acoge representaciones teatrales, y también las tablas Eugubinas, un conjunto de siete tablas de bronce que son clave para la comprensión de la antigua lengua umbriana.
Si magnífico es el palacio de los Cónsules, que acoge estas tablas y cuya espectacular fachada domina cualquier perspectiva de la ciudad, espléndida y un gran balcón con arcadas es la imponente plaza della Signoria, a la que se asoma, delimitada por otro palacio, el del Pretorio. También su Duomo (catedral) de Santa Maria, en cuyo interior de una sola nave y con planta de cruz latina se pueden ver interesantes obras de Nucci y Ghepardi, una Piedad firmada por Dono Doni y la Madonna del Belvedere de Octavio Nelli.
Antes de llegar a la catedral conviene detenerse a admirar el Palacio Ducal de los Montefeltro, una obra típica del renacimiento italiano que cuenta con un maravilloso patio interior y cuyo studiolo (dependencia semiprivada dedicada al estudio y a la meditación) del duque se ha reproducido idéntico al original, expuesto en el Metropolitan Museum de Nueva York.
También hay un puñado de iglesias que merecen visita, como la de San Francesco y Santa Maria Nuova o la de San Ubaldo –accesible en teleférico– o la de San Giovanni Battista. Pero arte también se va descubriendo durante el paseo por el centro histórico porque en sus callejuelas que ascienden por la montaña y conectadas con escaleras y ascensores –Baldassini, via dei Consoli, Galeotti…– abren las puertas numerosos talleres de artesanía donde comprar cerámica, cuero, hierro, oro y bordados. Y es que en Gubbio lo artesanal tiene mérito. Su árbol de Navidad que se construye en la ladera del monte Ingino aparece en el Libro Guinness de los Récords por ser el más grande del mundo.
Y como pasear abre el apetito, habrá que probar la cocina de Gubbio, perfumada por el aroma intenso de la trufa blanca que se utiliza como condimento para todas las pastas y que, aún hoy, se producen respetando estrictamente las antiguas técnicas.
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