El restaurante más antiguo del mundo está en Madrid… y ¡es de novela!

Una comida en Sobrino de Botín no es una más en la capital, es sentarse a comer en un restaurante con una historia de nada más y nada menos que ¡trescientos años! Todo un emblema de la ciudad que, desde siempre, fue uno de los favoritos de grandes personajes. Si Galdós, Valle Inclán, Hemingway y muchos otros autores y personajes famosos gozaron y gozan de su buena mesa será por algo. Sus asados en horno de leña mucho tienen que ver, desde luego.

por hola.com

Alejado de los circuitos de la cocina gourmet, Sobrino de Botín pertenece al club de los restaurantes y tabernas centenarios de Madrid. Los trescientos años que han pasado desde que abrió sus puertas le han otorgado el mérito de figurar en el Libro Guiness como el restaurante en activo más antiguo del mundo. Y, por si fuera poco, la revista Forbes le ha elegido uno de los tres mejores restaurantes clásicos del panorama internacional.

Parada obligada para jefes de Estado, políticos, directores de cine y otras personalidades cuando visitan Madrid, son muchos autores los que, además, encontraron inspiración en esta célebre casa de comidas del viejo Madrid y después reflejaron en sus obras. Como Galdós, donde los protagonistas de dos de sus grandes obras, Fortunada y Jacinta y Misericordia, acudían a Sobrinos de Botín para hacerse con gallinas asadas, solomillo y bartolillos, un postre que todavía hoy figura en la carta.

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Habitual de las tertulias que se organizaban en él era el prolífico escritor y periodista Gómez de la Serna, al que dedicó algunas de sus ingeniosas greguerías: “Botín parece que ha existido siempre y que Adán y Eva han comido allí el primer cochifrito que se guisó en el mundo” o "A Botín se va a celebrar las bodas de oro, las de plata, las de diamante y hasta las fósiles» Y también habitual, Valle Inclán, quien cenaba con el pintor Julio Romero de Torres, el escritor Pérez de Ayala y el político Indalecio Prieto, entre otros, en esta fonda abierta desde 1725, donde degustaban “cabritos asados y sabrosos bartolillos”. A la larga lista de personajes conocidas hay que añadir, el autor teatral Carlos Arniches, el periodista Mariano de Cavia o María Dueñas, quien sitúa un encuentro en el restaurante de personajes de su best seller El Tiempo entre costuras. Y es que la raigambre de Botín en Madrid es tal que ha dado lugar a un dicho castizo: “Desde que era pequeñín y me gustaba el lechón siempre quise ir a Botín a comer como un cebón”.

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Algunos escritores internacionales también se han hecho eco de la fama del restaurante. Hemingway, que acudía con frecuencia, mostraba su preferencia de cenar cochinillo. Y Graham Greene proponía regalarse “un buen almuerzo en Botín...”. Como ellos, John Dos Passos, Scott Fitzgerald o Frederick Forsyth son otros autores extranjeros que en sus viajes por España se dejaron seducir por el aire de esta posada dieciochesca.

¿Y cuál es el secreto a voces del restaurante? Pues no hay otra que los asados de cochinillo y cordero, que se tuestan con leña de encina en el horno original de la posada, que regenta desde hace ya cuatro generaciones la familia Gómez. 

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En su carta, también otras recetas como el solomillo con champiñones, la merluza en salsa, las almejas o el revuelto de la casa, después de unos ibéricos o unos pimientos asados con bacalao como entrante, en invierno, una sopa de ajo con huevo y, en verano, gazpacho. Para acompañar tan sabroso menú, alguno de los vinos de las principales denominaciones de origen que se guardan en la bodega subterránea y que todos los comensales pueden pasar a ver. 

Una comida que se degusta en los salones repartidos por las cuatro plantas del edificio donde muebles antiguos, azulejos, cuadros del viejo Madrid y las vigas de madera del techo conservan la esencia del largo pasado. Toda una referencia gastronómica en un ambiente acogedor por los siglos de los siglos.