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BARCELONA CIUDAD
Moderna, cosmopolita y orgullosa de su factura arquitectónica, Barcelona no deja de reinventarse y la vanguardia se le escapa por cada poro de su piel. La capital catalana también es una adorable conjunción de mar y montaña, enmarcada como está por el Mediterráneo y la montaña de Montjuic. Aunque a la Ciudad Condal hay que volver una y otra vez, la ruta para principiantes debe incluir irremediablemente el Barrio Gótico –con la Catedral, la plaza del Rey, la de Sant Jaume y la plaza Real–; Las Ramblas –con sus quioscos, terrazas, el Gran Teatro del Liceo y el pintoresco Mercado de la Boquería–; el Puerto Olímpico, la playa de la Barceloneta y la fachada marítima; la montaña mágica de Montjuic y el disfrute modernista, empezando por la Sagrada Familia y el Parque Güell, obras de Gaudí, y continuando en el Eixample, escaparate de obras maestras como la Casa Milà o la Casa Batlló.

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EL PEDRAFORÇA
La impresionante barrera montañosa que forman las grandes cordilleras del Cadí y Moixeró, protegidas como parque natural, tiene en la emblemática montaña del Pedraforça un paraíso para los que van buscando rutas de alta montaña. El punto de partida para adentrarse en este espacio protegido es Bagá, un perfecto ejemplo de villa medieval. Un paseo por el pueblo permite admirar parte de la antigua muralla que la protegía antaño, con torres, calles y plazas empedradas / © Diputació de Barcelona.

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PLAYAS DE CALELLA
Antaño, Calella fue un pueblo industrial, pero desde hace medio siglo este municipio costero del Maresme es un reconocido centro turístico enclavado en una zona que cuenta con más de cincuenta kilómetros de playas. Las de Garbí y playa Gran cuentan con bandera azul y todo tipo de equipamientos mientras que para los que buscan una cala aislada y muy natural está la de Les Roquetes, rodeada de acantilados y pinos donde destacan las de La Vinyeta y Roca Grossa. También en el entorno se puede disfrutar de la playa dels Anglesos de Caldes d’Estrach, con sus casas modernistas junto al mar; la kilométrica de Llevant de Premià de Mar; y la de las Dunas de Santa Susanna, para ir con niños.

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CARDONA Y LA MONTAÑA DE SAL
Cardona se lo debe todo a la sal. Y para comprobarlo hay que colocarse el casco de minero e internarse en el viejo recinto de Mina Nieves, en el Parque Cultural de la Montaña de Sal, que brinda una experiencia singular por el interior de las vistosas galerías donde se descubrió la valiosa potasa. El recorrido guiado discurre a 86 m de profundidad por el interior de las galerías, desvelando espectaculares pliegues y vetas de fascinantes colores y formas, además de oquedades de gran belleza, como la sala Coral –plagada de estalactitas y estalagmitas- o la denominada Capilla Sixtina. Más allá, Cardona alardea de su colegiata de Sant Vicenç, joya del románico catalán, y de un núcleo antiguo de angostas callejas, vetustos soportales y casas nobiliarias que llevan a los pies del cerro donde se levanta el castillo y que demuestran la riqueza que la explotación salinera reportó a la urbe / © Oscar Rodbag / Diputació Barcelona.

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RUPIT Y TAVERTET
Los pueblos medievales de Rupit y Tavertet son dos de las joyas del valle de Sau-Collsacabra, a medio camino entre el Montseny y el Pirineo, alimentado por las aguas del Ter. Magníficas perspectivas sobre el pantano de Sau, calles estrechas y empinadas a las que asoman bellas casas de montaña y bosques frondosos de boj, roble y encina alrededor. Rupit (en la imagen) está coronado por un castillo y queda próximo al salto de Sallent; mientras que Tavertet, en lo alto de un peñasco, gira en torno a la iglesia de San Cristòfol. Ambos son punto de partida de numerosas excursiones.

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FUENTES DEL LLOBREGAT
En Castellar de n'Hug arranca una de las excursiones a pie más clásicas del Alto Berguedá, la que lleva hasta el nacimiento de uno de los ríos más importantes de Cataluña, el Llobregat, cuyas aguas brotan de manera abundante y natural de la roca formando una bonita cascada. El camino es fácil, apto para todos los públicos y en él hay que invertir unas dos horas (entre la ida y la vuelta) / © Shutterstock.

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MONTSERRAT
A 50 kilómetros de Barcelona, Montserrat es mucho más que un lugar de peregrinación para rezar a la Moreneta. Además de su cenobio, donde viven unos ochenta monjes benedictinos en lo alto de los riscos, su entorno, presidido por peculiarísimos macizos de granito propone numerosas excursiones. Pero para llegar hasta arriba, nada como acceder en el teleférico que sube a su cumbre, un viaje por los aires, antes de disfrutar después del canto de la Escolanía en el santuario, de su Museo y su Nuevo Espacio Audiovisual y, ya en ruta, de los caminos que llevan al Cavall Bernat, la Tebaida o Sant Jeroni / © Triangle Postals.

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PARQUE NATURAL DEL MONTSENY
A solo 40 minutos de la ciudad de Barcelona, el Montseny ha sido desde siempre un espacio natural privilegiado para senderistas. Se trata de un macizo declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco cuyas cimas más elevadas alcanzan los 1700 m de altura. Cada estación tiene su encanto en el Montseny: en primavera y verano, las hayas y los castaños muestran sus tonos verdes, durante el otoño se visten de color ocres, mientras en invierno es el abeto y la nieve los que adquieren el protagonismo. El parque brinda todo un mundo de sensaciones y un sinfín de caminatas. Entre las más recomendables, la que parte de Sant Celoni y lleva al valle de Santa Fe y, más allá, al nacimiento del río Tordera; también a la falda del Turó de l’Home –la cima más alta del macizo–, al salto de Gualba o a la fuente de Pasavets / © Diputació de Barcelona.

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PANTANO DE SAU
Sorprende ver cómo emerge de las aguas tranquilas del pantano de Sau el campanario del anegado núcleo de Sant Romà, pero más aún subido en un kayak o practicando todo tipo de deportes náuticos. Después hay que seguir descubriendo el valle de Sau, donde además de disfrutar de perspectivas y bosques frondosos, descubrir pueblos medievales como Rupit y Tavertet / © Diputació de Barcelona.

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LA RUTA GAUDÍ
Cerca de Barcelona, en Santa Coloma de Cervelló, y dentro de una colonia industrial del siglo XIX que transmite a lo largo de sus calles la atmósfera de la época, se encuentra el tesoro mejor guardado de Gaudí: la cripta Güell, una maravilla de columnas retorcidas, arcos, vidrieras y muebles sinuosos que bien parece una maqueta monumental de la Sagrada Familia y es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. La ruta continúa en Mataró, donde puedes visitar la Nau Gaudí, la primera obra del gran arquitecto convertida en un centro de arte contemporáneo (naugaudi.cat); y en la montaña prepirenaica, concretamente en La Pobla de Lillet, donde se localizan los Jardines Artigas, el mejor ejemplo de cómo el modernismo también se integra en la Naturaleza. El recorrido lleva irremediablemente a Reus, la ciudad del arquitecto, que presume de tener uno de los legados modernistas más notorios de Cataluña. Junto a la oficina de turismo queda el Gaudí Centre, un centro de interpretación que ayuda a comprender la obra y la inspiración de Gaudí.

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BODEGAS DEL PENEDÈS
Muy cerca de la ciudad de Barcelona, el paisaje comienza a cubrirse de viñas y se extiende hasta esa tierra de suaves ondulaciones que es la comarca del Penedès, la más extensa de de Cataluña dedicada al cultivo de la vid y perfecta para disfrutar de los placeres del vino. Son más de un centenar de bodegas las que se agrupan en esta DO y proponen infinidad de actividades, desde tomar el aperitivo entre los viñedos a montar en bicicleta eléctrica por sus paisajes, visitar el Vinseum (Museo de las Culturas del Vino de Cataluña, en Vilafranca del Penedès, una de las tres poblaciones imprescindibles en la ruta, junto con Sant Sadurní d’Anoia, la capital del cava y con algunos de los edificios más representativos del modernismo, como las cavas Codorniu, obra de Josep Puig i Cadafalch (en la imagen).

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SANT BENET
Cerca de Manresa, a 50 minutos de Barcelona, queda el milenario monasterio de Sant Benet, una de las grandes joyas de la arquitectura catalana, donde se brinda un recorrido musealizado por su interior: la iglesia, el claustro, la bodega, las estancias privadas del pintor Ramón Casas, que vivió en él… En él tiene su sede la Fundación Alícia, un proyecto creado por iniciativa del chef Ferran Adrià y el cardiólogo Valentí Fuster enfocado a la investigación gastronómica y que propone talleres dirigidos a familias.

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SITGES
Pocos lugares hay más animados que la ciudad de Sitges, en la Costa del Garraf, por sus amplias playas, su núcleo histórico conocido como la Vila Vella, con sus bellos edificios modernistas, pero, sobre todo, por ser la capital del desenfado. La silueta de la iglesia de San Bartolomé y Santa Tecla, con sus dos torreones desiguales, mirando hacia el paseo marítimo componen una de las estampas más clásicas de esta ciudad a 40 kilómetros de Barcelona / © Diputació de Barcelona.

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