Un remanso de paz en las Azores
En la mayor isla de las Azores, en un destino místico y volcánico, es posible alojarse en un hotel rodeado de manantiales de agua termal y junto a un excepcional jardín. Si lo que se va buscando es sosiego, aquí se encuentra, en pleno océano Atlántico.
El Terra Nostra Garden Hotel es un hotel de lo más acogedor, pero es que además está en armonía con su espectacular entorno y ha sido varias veces premiado en la categoría de Hotel Boutique en prestiogiosos premios como los World Travel Awards o los World Luxury Hotel Awards. Situado en una de las zonas más atractivas del archipiélago, el valle de Furnas, combina la belleza del lugar con el estilo art decó y la exclusividad. El edificio que ocupa fue la residencia de verano del cónsul estadounidense en Azores a finales del siglo XVIII y ahora acoge 86 habitaciones, dos de ellas suites, que se asoman a la privilegiada naturaleza que lo rodea, el Parque Terra Nostra, un jardín botánico de 12 hectáreas que esconde una laguna termal de aguas marrones (por su contenido en hierro) – en la que los huéspedes pueden sumergirse para disfrutar de una experiencia única–, una de las mayores colecciones de camelias del mundo y un arboreto con miles de árboles de todo el planeta.
El hotel también es un lugar ideal para probar la magnífica gastronomía del lugar, cuya cocina se funde al calor de una tierra de volcanes. Recomendable es saborear su famoso cozido das caldeiras o el bacalao de Furnas, cocinado dentro de hoyos que aprovechan el calor natural de la tierra. Una comida que se disfruta todavía más en su comedor exterior.
Terra Nostra también mima a los huéspedes en su zona de bienestar. La tranquilidad de la isla también se respira en la zona de bienestar del Terra Nostra, con spa, sauna, baño turco y circuito termal, a lo que se suma una carta de masajes y tratamientos faciales y corporales y gimnasio.
Para exprimir la belleza natural de las Azores, nada como alquilar un coche desde el hotel y acercarse a playas volcánicas como Ribeira Quente, espectaculares acantilados o el centro de Furnas, que queda a solo diez minutos. E incluso apuntarse a hacer rutas en bici, senderismo o snorkel.
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