La Plaza Mayor de Madrid: 400 años de arte, tapas y aires castizos
Cuando se cumple el cuarto centenario del más emblemático espacio de la capital, damos un paseo por sus alrededores a la caza de direcciones imprescindibles. Bares con solera, de toda la vida, pero también tiendas que apuestan por lo más vanguardista, restaurantes para dar y tomar, un mercado gourmet y, por supuesto, el mítico e infalible bocata de calamares.
Ahí está, como la Puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempo. Nada menos que cuatro siglos, que son los que cumple este mítico espacio de Madrid, castizo como la propia ciudad. La Plaza Mayor es el lugar donde todo pasa. Las celebraciones, los mercadillos, los espectáculos masivos que se programan durante las fiestas. Y este año (y también el que viene) con mayor ímpetu si cabe porque la capital ha puesto en marcha una intensa agenda cultural para celebrar tan redonda fecha.
Saetas en Semana Santa, zarzuela en San Isidro, fiestas barrocas, teatro en la calle… Todo para honrar la memoria de esta plaza alegre y bulliciosa que ha sido tantas veces retratada por el cine y la literatura. Una plaza que es centro neurálgico para los locales y visita obligada para los turistas. Y es que, además de ese recinto cuadrado y simétrico que mandó construir Felipe III, hay en sus alrededores muchas citas interesantes. Pasen y vean…
GRANDES CLÁSICOS
Porque sí, porque la Plaza Mayor es el lugar al que acudir para toparse con el Madrid de toda la vida. Locales legendarios con un cierto toque cañí. Como las cuevas que se suceden en la Cava de San Miguel, tras la salida del solemne Arco de Cuchilleros. Es, tal vez, una de las imágenes más fotogénicas, con las fachadas inclinadas pintadas en tonos pastel. En los bajos, abarrotados de guiris, se ocultan los mesones del Boquerón, de la Tortilla, de la Guitarra, del Champiñón… y las famosas Cuevas de Luis Candelas (lascuevasdeluiscandelas.com) donde este bandolero se escondía para planificar sus fechorías.
Cerca de la plaza, en pleno barrio de los Austrias, también hallamos otro sitio con pedigrí: el tablao Las Carboneras (tablaolascarboneras.com), que combina el espectáculo de grandes figuras del flamenco con una cena donde disfrutar de gastronomía de la buena. Como la que ofrece la Taberna de la Daniela (tabernadeladaniela.com) típicamente madrileña, especializada en el cocido a la manera tradicional: sota, caballo y rey, dicen ellos, para referirse a la sopa, los garbanzos y la carne. Un clásico imprescindible como el de Casa Revuelta (en la calle Latoneros), donde se sirve el mejor bacalao rebozado de Madrid.
Pero si hay un bocado castizo por derecho propio, éste es el bocata de calamares, seña de identidad de la plaza. Podrás probarlo en todos sus bares: La Provincia, Salón de Tapas, Los Galayos, Casa Rúa… aunque recomendamos el bar La Ideal y La Campana, ambos en la calle de Botoneras.
MÁS SOFISTICADOS
Estamos en zona de tapas, así que ojo a los múltiples establecimientos que se dispersan por sus aledaños. Todos presididos por el gran templo de la gastro-vanguardia, el Mercado de San Miguel (mercadodesanmiguel.es), que se remonta a 1916, pero al que una renovación integral dio al traste con su estética clásica. Hoy, bajo su entramado de hierro, se reúne la gente guapa (y algo pija, todo sea dicho) para degustar sus delicias.
Muy cerca, para quienes prefieran comer o cenar sentados, se erigen dos buenos restaurantes: El Pimiento Verde (elpimientoverde.com), de cocina vasca (imbatibles sus alcachofas) y Taste Gallery (Plaza de San Miguel), en un original local y con ricos platos contemporáneos. Tampoco hay que perderse Taberneros (Calle Santiago) con muy buen tapeo y excelente bodega; y para los carnívoros, la churrascaría BrasayLeña (brasaylena.com) en la Plaza del Comandante Las Morenas.
TIENDAS TRENDY
Tan turístico emplazamiento no puede evitar la profusión de los típicos y tópicos souvenirs. Pero que tiemblen los fashionistas porque, rebuscando un poco, se da con interesantes propuestas más allá, claro, de las tiendas de siempre (léase Zara, Mango, H&M…). Propuestas para originales regalos como los que ofrece HojaPlata (hojaplata.es), especializada en bisutería orgánica artesanal. Colgantes, anillos, pendientes… elaborados con hojas y con pétalos. Es el arte de inmortalizar la naturaleza, todo muy primaveral y muy bello.
También bisutería, pero además productos de artesanía local y de diseño exclusivo, se encuentra en El Detalle (calle Mayor) donde es difícil resistirse a la originalidad de sus artículos: bomboneras de cristal y alpaca, abanicos que son obras de arte, reproducciones preciosas de las Meninas de Velázquez y bolsos de seda natural con serigrafías de Van Gogh o Klimt.
Un acierto también es visitar La Posada de los Perfumes (laposadadelosperfumes.com), no tanto porque se sale perfumado sino porque sus fragancias únicas son el mejor regalo para dar o darse a uno mismo: una presentación ideal en una caja labrada de madera y acompañada de una rosa. Y también porque se trata de alta perfumería natural, pero a un precio de lo más asequible: 29,90 euros un frasco de 100 ml.
Otra tienda que sólo encontramos en el barrio es La Estrella Misteriosa (laestrellamisteriosa.com) que hará las delicias de los amantes del cómic. Porque se trata de la meca del famoso Tintín, el personaje de Hergé que es un icono para muchas generaciones. Chapas, pósters, muñecos, juguetes, relojes… y por supuesto, tebeos y facsímiles dejarán boquiabiertos a los tintinófilos. Justo al lado, llama la atención La Melguiza (lamelguiza.es), especializada en azafrán, donde adquirir tanto productos gourmet como de curiosa cosmética.
PEQUEÑOS PLACERES
Como el de tomarse un helado en Amorino Amorino (amorino.com/es/boutiques.html), que recoge la más pura tradición italiana y que por ello está presente en las principales capitales del mundo. O como entregarse a ese otro ritual tan madrileño que es tomarse un chocolate con churros. Cerca queda San Ginés (chocolateriasangines.com) que es una referencia centenaria, y a un paso de la Plaza Mayor, la cafetería Los Nuevos Alpes (losnuevosalpes.es), siempre repleta de gente.
Y para los noctámbulos, una dirección fundamental: El Amante (Calle Santiago), la elegante y divertida discoteca en la que se da cita la flor y nata de la ciudad. Para un público que no baja de los 30 y que gusta de mover el esqueleto hasta que salga el sol.
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