Cinco propuestas para románticos con sabor a queso suizo
Ni bombones ni flores ni detalles románticos, si eres de los que podrías vivir solo alimentándote de queso en todas sus variedades: de oveja, de cabra, tierno, curado… este San Valentín toca ruta gastronómica. Y como estamos en invierno, hemos pensado en Suiza, que además de montañas nevadas y lugares para relajarse en pareja sabe, y mucho, de quesos.
VISITAR EL PUEBLO DE APPENZELL
No hay duda. Appenzell es uno de los pueblos más románticos de Suiza. Y lo es, sobre todo, porque está en medio de un paisaje de colinas prealpinas que no tiene parangón. También por sus pintorescas calles, que parecen de cuento. Después de una excursión invernal por sus caminos nevados nada como disfrutar de la exquisita gastronomía que ofrece el hotel Hof Weissbad (hofweissbad.ch), en plena naturaleza, sobre todo de uno de sus platos, elaborado, como no podía ser de otro modo, con queso típico de la zona: el Appenzeller.
UN RAMO DE FLORES (DE QUESO) EN BELLELAY
En una fecha tan especial, no pueden faltar las flores. Pero en Suiza, los ramos de flores son ¡de auténtico queso!, concretamente de Tête de Moine AOP, un pequeño y apreciado queso elaborado con leche cruda de vaca, sin aditivos y apto para intolerantes al gluten y a la lactosa que es originario del cantón del Jura, conocido por las numerosas actividades al aire libre que brindan sus valles y ríos. En la Maison de la Tête de Moine (maisondelatetedemoine.ch) situada en Bellelay, a unos 30 minutos en coche desde Delémont, capital del cantón y a dos horas y media de Appenzell, además de descubrir la historia de este pequeño queso que solo se produce en 10 queserías de Suiza cortado con girolle –un instrumento que le da esa forma tan característica de flor–, también se pueden comprar.
UN PASEO EN BARCO POR EL LAGO DE LUCERNA
A menos de dos horas, la ruta puede continuar admirando las mansiones y castillos que rodean el lago de Lucerna subidos a un barco de vapor de principios del siglo XX. Es un plan perfecto para románticos porque a sus orillas quedan lugares con tanto encanto como Flüelen o Alpnachstad, pero es que, además, se puede combinar el recorrido con una degustación en el mismo barco de uno de los quesos más duros de Suiza, el Sbrinz AOP, típico de esta región, y acompañarlo de una copita de champán mientras recorres el invernal paisaje.
RELAJARSE EN AGUAS TERMALES EN CHARMEY
Cuando uno piensa en relax nada como un baño en agua caliente. Más aún si es en pareja. Para disfrutar de un momento íntimo, en la comuna de Charmey, a dos horas en coche del lago de Lucerna, están los Bains de la Gruyère (bainsdelagruyere.ch), unas elegantes piscinas de aguas termales a 900 metros de altitud donde disfrutar de una panorámica excepcional. Como curiosidad, la arquitectura de los baños tiene forma de rueda de queso suizo.
PASAR LA NOCHE EN UNA GRANJA SUIZA DE GRUYÈRES
A 20 minutos en coche de Charmey está Gruyères, que suena a queso, a uno de los más famosos del mundo. Lo que no todos saben es que el lugar al que debe su nombre es un pintoresco y encantador pueblecito medieval coronado por un castillo. A las afueras del casco antiguo de Gruyères está La Ferme du Bourgoz (lafermedubourgoz.ch), una granja perfecta para disfrutar de la tranquilidad del campo y pasar una noche (o más), por un módico precio, en una bonita y hogareña habitación de madera con vistas a la fortaleza o y a las montañas suizas. Por la mañana, tendrás la oportunidad de saborear el exquisito queso de la zona, Le Gruyère AOP, elaborado de manera artesanal por los mismos dueños de la granja.
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