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Museo submarino lanzarote

Un museo bajo el mar para descubrir buceando en Lanzarote

El Museo Atlántico es el primero de Europa bajo el agua, un portal hacia otro mundo que pretende concienciar sobre la necesidad de valorar y proteger el medio marino y entender mejor nuestra relación con él.


13 de enero de 2017 - 13:56 CET
Museo submarino lanzarote foto

El Museo Atlántico de Lanzarote es el primero de arte contemporáneo subacuático de Europa y su visita no es una visita al uso, porque está a 14 metros de profundidad, en las claras aguas de la bahía de las Coloradas, en la costa sur. La visita implica ponerse el neopreno y sumergirse en el mar para moverse por los 2.500 metros cuadrados de lecho marino arenoso que ocupa y por el que buceadores y submarinistas son guiados a lo largo de un recorrido que va descubriendo el monumental y misterioso conjunto artístico creado por el ecoescultor británico Jason deCaires Taylor, cuya intención es concienciar sobre la necesidad de valorar y proteger el medio marino y entender mejor nuestra relación con él, creando un fuerte diálago visual entre arte y naturaleza. El museo (cactlanzarote.com) incluye una entrada y una salida y las piezas se ordenan en una secuencia de 12 instalaciones. La inmersión se realiza a través de las empresas certificadas, con expertos instructores, y durante la visita además de disfrutar de las esculturas se pueden tomar fotografías.

Museo submarino lanzarote infantil

Las obras están construidas con materiales de pH neutro respetuosos con el medio ambiente, y diseñadas para adaptarse a la vida marina endémica. Por sus dimensiones, se trata de un proyecto de gran envergadura que ha supuesto un arduo proceso tanto artístico como técnico y que comenzó hace más de dos años, cuando se instalaron las primeras esculturas. Desde entonces este gran arrecife artificial ya ha visto un incremento considerable en los índices de generación y abundancia de especies, frecuentados ya por tiburones ángel, bancos de barracudas y sardinas, pulpos, esponjas marinas y la ocasional raya mariposa.

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museo submarino lanzarote Jason_deCaires_Taylor_sculpture

EL RUBICÓN
Esta instalación la forman un grupo de 35 figuras humanas que caminan hacia un mismo destino: un muro de 30 metros de longitud y cuatro de altura con una sencilla puerta en el centro que hace de límite entre dos realidades y de portal hacia el océano Atlántico. Personas de la isla han servido de modelo para esta obra que es un monumento a lo absurdo, una barrera en medio de un vasto fluido que puede sobrepasarse en cualquier dirección, y que pone su énfasis en reflejar que las nociones de pertenencia y territorio son irrelevantes en el mundo natural.

Museo submarino lanzarote

PORTAL
Esta obra que representa a una joven chica híbrida mirando hacia un gran espejo que refleja la superficie del océano en movimiento forma parte del jardín híbrido, un conjunto donde se fusiona y conviven en armonía naturaleza y humanidad y que hace alusión a la rica vegetación de Lanzarote. El espejo se eleva sobre una serie de estructuras con forma de cactus que contienen una serie de pequeños compartimentos y de estaciones vivas diseñadas para atraer pulpos, erizos de mar y peces juveniles.

museo submarino lanzarote Jason_deCaires_Taylor_sculpture 2

DESCONTROL
Así se ha bautizado esta instalación que consiste en un parque infantil en el que juegan trajeados hombres de negocios. Un columpio y dos balancines que demuestran la indiferencia y arrogancia del mundo corporativo hacia el mundo natural. Uno de los balancines hace referencia a una bomba de extracción de petróleo, una observación sobre el control de estos combustibles fósiles y de su uso desregulado. El otro refleja la presión que realizamos sobre las especies marinas y su colapso final si no la controlamos.

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REMOLINO HUMANO
Doscientas obras figurativas a tamaño real forman la última pieza del Museo Atlántico cuyos modelos son personas de todas las edades y estilos de vida. Su posición crea una compleja formación como arrecife habitable por especies marinas y constituye una emotiva despedida para los visitantes al final del tour. La instalación artística recuerda nuestra evolución desde la vida marina y cómo estamos sujetos a los cambios y a la voluntad del océano. La pieza personifica la vulnerabilidad humana y la fragilidad humana respecto al poder del mar y la inmesa fuerza del mar, del que provine el oxígeno que respiramos y es el que regula nuestro clima y constituye una fuente vital de nutrientes.

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