La isla que ama Vaiana está en... el Pacífico Sur
Vaiana es una adolescente aventurera que siente una profunda conexión con el mar. Es valiente, decidida, tremendamente lista y además no se da por vencida, lo que le llevará a embarcarse en una audaz misión para salvar a su pueblo. La historia de la protagonista de la nueva película de Disney que llega este fin de semana a las carteleras es una invitación a descubrir los pueblos y las culturas del Pacífico Sur, escenarios en los que ha encontrado su inspiración.
El océano Pacífico alberga miles de islas conocidas con los nombres de Polinesia, Micronesia y Melanesia. Para sus habitantes es un todo y consideran que el mar que las baña una parte muy importante de su mundo. Los realizadores de Vaiana se inspiraron en estas gentes, en sus culturas y en sus tradiciones transmitidas de generación en generación para crear una historia de ficción ambientada hace 2.000 años. Estos son algunos de los paraísos a los que transporta con la imaginación, que no son inventados, sino reales:
FIJI
Hay lugares en este fascinante planeta que no necesitan palabras para describirlos. Y las Islas Fiji, en la otra punta del mundo, son uno de ellos. Aquí no hace frío ni calor, la arena coralina se desliza por los dedos como algodón y las aguas tienen mil y un matices turquesas. Sus habitantes han crecido con sabor a colonia británica, sin perder por ello toda la magia que emana de una atrayente mezcla de razas. De las 300 islas que conforman este archipiélago, hay para elegir, pero algunas de las más especiales son Dolphin Island, Vatulele y Yasawa, donde pasar el día haciendo todo tipo de actividades en el mar: snorkel, buceo, catamarán y hasta bañarse con tortugas gigantes. Pero también vestirse con el lava-lava, la colorida falda que se anuda a la cintura, o visitar comunidades, como Korova, un pequeño pueblo en la costa sur de Viti Levu, la isla más grande de Fiji, para asistir a una ceremonia de kava –la bebida más conocida–, comer palusami –un guiso de pescado, malanga, té y galletas– o hacerse a la mar a bordo de un camakau, que es una embarcación tradicional de vela de Fiji.
En Fiji también se puede explorar con arqueólogos locales el Parque Nacional de Dunas de Arena de Sigatoka, como hicieron los realizadores de Vaiana, o visitar las excavaciones arqueológicas de Bourewa, ir en barco hasta el Lago Azul desde Yasawa, donde se grabó la famosa película que hizo célebre a Brooke Shields siendo aún una niña o cenar a la luz de las antorchas en una playa.
SAMOA
Upoli y Savai'i son las dos principales islas de este país polinesio de ricas leyendas locales, música y cocina tradicional. Por el día se disfruta de sus cálidas aguas azul turquesa, por la noche, de su profundo cielo negro cubierto de estrellas. En Savai'i, la mayor de las islas de Samoa, se ven fales tradicionales, construcciones tradicionales que cuentan con un techo en forma de cúpula, y se puede disfrutar de las impresionantes columnas de agua Alofaaga Blowholes o de hacerse un tatuaje, que aquí son un rito de iniciación que se transmite de generación en generación y cuyos símbolos muchas veces son un homenaje a la naturaleza.
TAHITÍ
Visitar un marae, honrar a los dioses, conocer técnicas de navegación, ver campos de lava negra, bordear en canoa la famosa ola tahitiana de Teahupo‘o, tejer con hojas de palma, aprender el baile tahitiano o el proceso de hacer tela de tapa... Para descubrir Tahití lo mejor es alquilar un coche y dar toda la vuelta a esta isla que tiene mucho de paraíso perdido, con playas perfectas sembradas de palmeras, lagunas resplandecientes y encrespaduras volcánicas alfombradas de vegetación que, gracias a la literatura y también al cine, forma parte del imaginario colectivo.
El itinerario puede comenzar en Papeete, la capital de este archipiélago que Francia conserva como Territorio de Ultramar en la otra esquina del mundo, y descubrir el mirador de Tahara, con una soberbia panorámica de la isla vecina de Moorea así como de la bahía de Matavai, las playas de arena volcánica de Point Venus, la playa de Mahina –la preferida por los surfistas–, el valle de Papenoo...
Con algo más de tiempo, también se podría combinar el viaje con la mucho menos trillada islita de Tahiti Iti y otras de las islas del archipiélago de la Sociedad, como Moorea, Bora Bora, Raiatea, Huahine o Taha’a y, a ser posible, con alguno de los espectaculares atolones de las Tuamotu.
NUEVA ZELANDA
En el suroeste del océano Pacífico, Nueva Zelanda es un destino para un largo viaje, que habría que repartir entre las dos grandes islas que la forman: la Isla Norte y la Isla Sur, además de otras muchísimo menores. Con Auckland, la ciudad más grande del país, como punto de partida, el itinerario debe pasar por el comarca donde se ideó la trilogía de El Señor de los Anillos y El Hobbit; y Rotorua, el corazón geográfico de la Isla Norte, para descubrir sus lagos, géiseres, pozos de barro hirviente y la cultura maorí.
Los volcanes y lagos de colores del Parque Nacional de Tongariro; Wellington, capital de Nueva Zelanda; el Parque Nacional Abel Tasman; el Monte Aspiring y el fiordo de Milford Sound son otros de los imprescindibles en este viaje único.
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