Un hotel perfecto para una escapada urbana al Marrakech más trendy

Se llama Raddison Blue y es el primer hotel ‘life style’ ubicado en pleno corazón del barrio de Gueliz, una zona ideal para los que buscan una escapada más urbanita a la ‘ciudad roja’ más allá de la medina.

por EVA DE LA PARRA

De Marrakech se ha dicho de todo. Es caótica, hermosa, llena de vida, de aromas, divertida… se conoce su medina, su famosísima plaza, sus zocos, sus palacios o sus jardines… Pero, ¿sabías que tiene un insospechado lado urbano?

El barrio de Gueliz ofrece la mirada más occidental de Marrakech: modernidad, escaparates de lujo, edificios de estilo colonial francés, restaurantes de comida internacional, vida nocturna... Localizado en la parte nueva de la ciudad y atravesado por la amplia Avenida de Mohamed V, son muchas las calles donde abren sus puertas galerías de arte contemporáneo, con exposiciones de artistas nacionales e internacionales, tiendas de artesanía y algunos de los locales de ocio más de moda.

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En el corazón de este barrio abrió sus puertas en mayo de 2016 el hotel Raddison Blue (radissonblu.com/en/hotel-marrakech), un cinco estrellas único en la ciudad donde cada detalle ha sido cuidado con mimo. Las habitaciones, obra de los diseñadores Lofti Sidi y Meriem Benkirane, referencias en el sector, e Imaad Rahmouni, todo un referente del diseño en ciudades como París, Londres, Nueva York o Miami, de los espacios comunes. Tonos neutros y materiales naturales como la madera o el lino que nos hacen la estancia de lo más agradable en un ambiente entre zen y chic.

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Las habitaciones son un remanso de paz en una ciudad con un toque de locura. Desde las estándar y superiores, donde predominan los tonos beige, a las business, con predominio de los rojos y una inspiración muy bereber, o las espectaculares suites, con dimensiones entre 60 y 120 metros cuadrados y mucho más coloridas, con motivos étnicos, adornos exclusivos, piezas de anticuario y espectaculares terrazas donde disfrutar de la ciudad sin renunciar a la calma que se respira en el interior.

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¿Lo que más nos ha gustado? Su magnífico patio central donde se entremezclan plantas exóticas con fuentes y la curiosa piscina acuario con tumbonas y hamacas balinesas. Y cómo no, los sabores de su restaurante Lila en el que el chef Younes Trini reinterpreta los sabores locales dándoles un toque de modernidad.

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Para darse un capricho está su spa, que trabaja con productos naturales de la marca Nectarome, una firma de cosmética local de calidad superior. ¿A quién no le apetece descubrir las delicias del auténtico hamman o de los masajes con aceite de argán o esencias de azahar y jazmín?

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Para salir del hotel, aunque cueste, puedes acercarte a menos de veinte minutos de Gueliz a la zona industrial de Sidi Ghanem, con showrooms de artistas y diseñadores como en la más exquisita de las ciudades europeas.

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Si se quiere redescubrir la ciudad más tradicional y apetece adentrarse en el caos y el bullicio de la medina y la plaza de Jemaa el Fna puede hacerse caminando desde el hotel. En solo 3 kilómetros (unos 20 minutos) se llega a la entrada de la muralla y de frente el famoso minarete de la Koutoubia. Dos mundos de contraste en una misma ciudad para un fin de semana perfecto. 

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