Colmar, un sueño francés en Navidad
Coqueta y pintoresca, esta ciudad de la región de Alsacia se embellece aún más en época navideña con adornos y luces que le hacen parecer de cuento. Si a ello se le añaden sus edificios de estilo gótico alemán y renacentista, sus antiguas iglesias y sus pequeños canales, solo falta ponerle un lacito y regalarse una escapada a ella en estas fechas.
MERCADOS TÍPICOS DE NAVIDAD
Si hay un escenario lleno de magia navideña en Colmar es su casco histórico, que se convierte en un gran mercadillo típico alsaciano, repartido en cinco localizaciones diferentes: las plazas des Dominicains, de l'Ancienne Douane, Jeanne d'Arc, el palacio medieval de Koïfhus y Petite Venise. En sus puestos, abiertos desde el 25 de noviembre, encontrarás desde artesanía y antigüedades hasta juguetes, además de delicattessen locales.
ESPÍRITU NAVIDEÑO ENTRE SUS CALLES
Colmar es una ciudad de atmósfera medieval, con encantadores edificios y casas de madera antiguas. Si a ello se le añade la decoración navideña –abetos y coronas de Adviento, que, según dicen, sirven para espantar malos augurios– y la iluminación navideña, todo resulta de lo más entrañable y mágico. No solo es el espectacular juego de luces de sus calles, también se iluminan hogares y tiendas, y es que todos los años los habitantes de Colmar participan en un concurso de decoración que hace que a cada paso puedan encontrarse escaparates y fachadas de lo más sorprendente.
PARA PATINAR SOBRE HIELO
Otra de las estampas típicamente navideñas que no podía faltar en este encantador rincón francés es la de una pista de hielo rodeado de abetos y puestos navideños. Se encuentra en la plaza de Rapp y tiene 800 metros cuadrados de hielo para deslizarse o probar las acrobacias de los más lanzados.
POR SU HISTORIA, SUS CANALES Y SUS VINOS
Con más de mil años de historia, es normal que Colmar acumule gran riqueza arquitectónica. Ahí están sus edificios para dar fe, como los góticos de la colegiata Saint-Martin, la iglesia Saint Matthieu o la de los Dominicos– o, de aliento renacentista, las casas Pfister o de las Cabezas, que debe su nombre a las 111 testas que decoran sus fachadas. Pero además de ver arte, también hay que aprovechar la visita a Colmar para dar un pequeño paseo en barca por los canales de su Petite Venise y, por supuesto, probar alguno de sus famosos vinos, pues Colmar es la capital y una de las paradas clave en la Ruta de los Vinos de Alsacia, que abarca 170 kilómetros entre la llanura del Rin y los Ballons des Vosges.
CÓMO LLEGAR
La mejor forma de llegar a Colmar es aterrizando en París, vuelo que muchas compañías cubren de forma directa desde las principales ciudades españolas. Desde el aeropuerto De Gaulle existen trenes directos TGV que llevan a Colmar en algo menos de tres horas.
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