Días de vino y pinchos en Briones, un pueblo de los más bonitos de La Rioja
Nos hemos escapado a esta localidad de la Rioja Alta para adentrarnos en la milenaria cultura del vino. De paso hemos disfrutado del paisaje, del arte, de la gastronomía y, por supuesto, de uno de los mejores vinos del mundo. Un plan delicioso para que tú también pases un fin de semana inolvidable antes de que el otoño toque a su fin.
Briones resume la esencia de la Rioja Alta porque tiene bodegas, viñedos, un bonito entorno natural y además es un buen sitio para comer y, sobre todo, empaparse de la cultura del vino. Pero es que, además es un pueblo muy bonito. La villa medieval nos recibe en un altozano y parece detenida en el tiempo. En su casco histórico nos esperan antiguos palacios señoriales, calles estrechas y empedradas por las que perderse contemplando sus muchas casas blasonadas –entre ellas La Casona de nada más y nada menos que 500 años que pasa por ser el edificio civil más antiguo de La Rioja– y una plaza Mayor irregular a la que siempre se llega al final del paseo, donde se levanta la magnífica iglesia de la Asunción y, al lado, el palacete barroco que ocupa ahora el Ayuntamiento. Alrededor, por supuesto, hay bares, porque estamos en La Rioja y aquí el tapeo y los vinos son cultura y en ellos, siempre, hay que recalar.
Para disfrutar de los restos de la antigua muralla, se debe rodear Briones y, de paso, el paisaje que desde allí se contempla. Unas espectaculares vistas del entorno, extensos campos de vides que brindan sus mejores colores, un meandro del río Ebro en su ladera norte bajo unas paredes verticales que impresionan y la sierra de Cantabria como telón de fondo. El mejor lugar para disfrutar la panorámica está subiendo a los restos de la torre del homenaje del antiguo castillo de Briones. Aquí hay que pararse y respirar, y disfrutar de su aire, que también es vida.
Dejando en lo alto su precioso casco antiguo, la visita a Briones se remata abajo, en una joya que ha ayudado a poner en los últimos años a esta localidad en el mapa: el Museo Vivanco de la Cultura del Vino, galardonado por la Organización Mundial del Turismo como el mejor museo de vino del mundo. Ubicado a las faldas de la localidad, lo primero será disfrutar de su Jardín de Baco, donde puedes encontrar más de 220 variedades de uva y, si vas con niños, de un divertido tobogán con forma de enorme racimo que a los pequeños les encanta.
Cinco salas dedicadas a despertar todos los sentidos. Siglos de historia en sus herramientas, tradición y artesanía en el trabajo de toneleros, vidrieros y artesanos del corcho. Pero también modernidad, con espacios interactivos de los que disfrutar en familia descubriendo quién tiene el mejor olfato, quién es capaz de pisar uvas más rápido o quién adivina antes los secretos del vino en sus pantallas táctiles.
La visita al museo se complementa con una a Bodegas Vivanco y, a ser posible, con una actividad en viñedo, como la recogida de la uva. Para el final, imprescindible apuntarse a una cata, porque, como dicen por estos lares, no se puede salir de allí sin saber abrir, servir y beber correctamente el vino, que no es poco.
Un plus… antes de marcharte no dejes de pasar por su gastrobar para probar algunos de los espectaculares pinchos colocados con mimo a lo largo de su barra que dejan el mejor sabor de boca.
Si el fin de semana aún da para más, puedes continuar conociendo otros imprescindibles de la zona. Haro está a tan solo 12 minutos por la N-232, si quieres continuar descubriendo el mundo del vino. Si te apetece cultura, Santo Domingo de la Calzada, a algo menos de media hora en coche, es un hito del Camino Jacobeo, y en Nájera, a la misma distancia, espera Santa María la Real, con su impresionante claustro y su Panteón Real. Para los más urbanitas buena opción es acercarte a Logroño a descubrir la capital de La Rioja, una ciudad en la que tapear es un placer y su archiconocida calle Laurel, centro neurálgico del tapeo que se extiende por todas sus calles aledañas. ¿Creaciones clásicas o innovadoras? Cada uno lo que prefiera, pero sin olvidarse de probar la especialidad de cada local, en todos perfectamente indicada, un acierto asegurado.
MUY PRÁCTICO
Briones se encuentra a tan solo 35 kilómetros de Logroño por la N-232.
El Museo Vivanco de la Cultura del Vino (vivancoculturadevino.es) puede visitarse por libre en horario de 10 a 18 y hasta las 20 horas los sábados. La visita a la bodega es siempre guiada a las 11, 13 y 16 (11, 13 y 17 los sábados).
Y si vas con niños, ellos disfrutarán tanto o más que los padres en Vivanco Kids, con talleres infantiles que les acercan a la cultura del vino de una manera divertida mientras los mayores realizan la visita a la bodega. El museo también es recomendable para los pequeños por la gran cantidad de actividades interactivas que pueden realizar.
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