La Haya, la nueva ciudad gastro-chic

Rendida al arte y a la cultura, la capital de la justicia mundial comienza también a pisar fuerte en el terreno del saber culinario. De pronto, como los hongos, se multiplican las estrellas Michelin, los chefs que hacen virguerías con el pescado fresco del Mar del Norte y los espacios cool de comida saludable a donde acude la gente guapa. ¿Quién dijo que esta urbe holandesa era sinónimo de seriedad?

por NOELIA FERREIRO

Sede del cuerpo diplomático de los Países Bajos, residencia oficial de la reina y hogar del Tribunal Internacional de Justicia, así como del icónico Palacio de la Paz. Semejante carta de presentación invita a pensar en una ciudad de factura clásica, sí, tal vez algo señorona, invadida por funcionarios grises y adornada con palacios y jardines. Pero nada más lejos de la realidad. Discreta pero orgullosa de su atractivo, histórica pero rabiosamente contemporánea, La Haya es un destino vibrante para darse al arte, al ocio nocturno… e incluso al surf, que para eso cuenta con la playa más conocida de Holanda, animada en todas las épocas del año.

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Ahora también, la tercera ciudad del país –por detrás de Ámsterdam y Rotterdam– es el último grito culinario, el lugar al que ir para vivir una experiencia gastro-chic que empieza a mirar al producto local más que a los fogones de fuera. La Haya, que es el epicentro de la cocina indonesia -debido a una importante colonia instalada en la ciudad- y que ha visto emerger en los últimos tiempos restaurantes chinos y japoneses en el entorno de su Chinatown, es desde ahora la mejor embajadora del pescado fresco del Mar del Norte.

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RICA VARIEDAD MARINA
Porque si, hasta el presente, el 95% de la producción capturada en estas gélidas aguas acababa en las mesas de España, Italia y Portugal -países mediterráneos que adoran los productos del mar- ha llegado el momento de dar un vuelco a esta tendencia. La ciudad de la justicia es consciente de su poderío marino -más de 220 especies de peces nadan en sus proximidades- y quiere gritárselo al mundo entero. Que por algo los barcos salen a faenar por la noche y vuelven por la mañana cargados de ricos pescados que, ese mismo día, ya se sirven en los mejores restaurantes.

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Noordzeevis uit Scheveningen. Estas impronunciables palabras han de tenerse en cuenta a la hora de devorar La Haya. Una nueva marca que, cuando aparece estampada en hoteles y restaurantes, cerciora que lo que se come aquí es pescado fresco del Mar del Norte. Dicho esto, la cuestión será lanzarse a la caza de establecimientos donde la gastronomía, esa faceta que casi nadie asocia a esta ciudad, es sin embargo cosa seria.

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LOCALES TRENDY CON BUENAS VISTAS
Lo primero será ir a Scheveningen, la playa a cuya vera se extiende una hilera interminable de beach-clubs al más puro estilo de Ibiza. Su famoso muelle, recientemente renovado, es un emblema de la costa holandesa que acaba de incorporar una novedad: la primera noria gigante sobre el mar que existe en el continente europeo. 50 metros de altura y 36 cabinas que pueden albergar hasta seis personas, incluida una VIP con suelo de cristal. Aquí, además de unas vistas fabulosas, se puede disfrutar de una comida entre amigos, una cena romántica o simplemente un café desde las alturas (skyviewattractions.com).

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Pero es con los pies en la tierra cómo mejor se comprueba esta tendencia. Y es que Scheveningen, además de chiringuitos, está plagado de restaurantes presididos por el imponente Kurhaus (amrathkurhaus.com), el hotel y casino del siglo XIX que alberga un templo gastronómico: Waves (wavesatthekurhaus.nl) con una terraza hacia el océano. Lemongrass (lemongrass.nl) con buenos vinos y deliciosas interpretaciones en su carta; Simonis (simonisvis.nl) con raciones enormes de pescado fresquísimo, y The Harbour Club (theharbourclub.com/scheveningen), ideal para degustar ostras y sushi, son otros tres imprescindibles.

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SORPRESAS A CADA PASO
Fuera del paseo marítimo, nuevos espacios de comida saludable atraen a la gente guapa. Algunos tan singulares como Hanos (hanos.nl), con su concepto de productos gourmet y mobiliario fashion de cocina; y otros tan de toda la vida como The Plein, la plaza rodeada de edificios históricos que, a partir de las cinco de la tarde, se convierte en foco de la vida nocturna en sus bares, restaurantes y clubs.

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Este es el nuevo rostro de La Haya, agraciado por el saber culinario. Pero no olvidemos que a esta carismática ciudad también se viene a deleitarse con los cuadros de Vermeer, Mondrian y los pintores de la escuela realista. A seguir el rastro del filósofo Spinoza que vivió y murió en una pintoresca casa que hoy se puede visitar. A pasear sin prisa, en definitiva, ya sea mirando al mar o a un entramado urbano no tan serio como se cree.

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MUY PRÁCTICO 

La forma más fácil de llegar a La Haya es volar hasta el aeropuerto de Ámsterdam Schiphol, con múltiples compañías como KLM, Iberia, Air Europa o Vueling y, directo desde aquí, tomar un tren en un trayecto de media hora (b-europe.com/Travel).

Un alojamiento cómodo y funcional es el Hotel Ramada (ramadascheveningen.nl), a un paso de la playa.