Viaje a La Alcarria, en versión siglo XXI
No con el morral al hombro ni a pie, como hizo Camilo José Cela, sino en coche y con su libro bajo el brazo recorremos esta comarca de Guadalajara siguiendo los pasos del premio Nobel en el centenario de su nacimiento. Un guía de lujo que nos ha llevado de la capital a Pastrana para descubrir en ocho paradas imprescindibles un paraíso natural y rural tan próximo como desconocido. Arrancamos con buenos propósitos y volvemos con el macuto lleno de sensaciones.
PALACIO DEL INFANTADO
En tren, como Cela en 1946, o en coche, se llega a Guadalajara desde Madrid en un santiamén. Es la primera parada de un viaje de tres días por estas tierras alcarreñas que debe empezar por el monumento más emblemático de esta ciudad profundamente castellana. El palacio del Infantado, que fuera casa principal de los Mendoza y ahora candidato a convertirse en Patrimonio de la Humanidad, es el lugar donde hacerse la primera foto ante su deslumbrante fachada gótica decorada con puntas de diamante y otra, ineludiblemente, en su patio central o de los leones, que por algo será...
MUSEO DEL VIAJE A LA ALCARRIA
A poco más de 20 kilómetros de la ciudad está Torija, que ejerce de puerta de La Alcarria. Su castillo más que defensivo fue lugar de veraneo (de los Mendoza, por supuesto) y ahora es un espacio repleto de recuerdos del viaje del escritor, además del primer museo dedicado íntegramente a un libro. A lo largo de las tres plantas de su torre del homenaje puedes ver las imágenes que el fotógrafo austriaco Karl Wlasak que acompañaba a Cela tomó de los paisanos que encontraba en el camino y retrató en sus páginas, un facsímil de su cuaderno de notas del viaje, numerosas ediciones en multitud de idiomas del libro y hasta si hay suerte, encontrarte con su amigo el pintor Jesús Campoamor, que le acogió muchas veces en su casa, para contarte un sinfín de recuerdos de su amistad, “un tipo encantador en la intimidad, un personaje único”, dice, y a quien acompañó a Estocolmo a recoger el premio Nobel. Junto al museo, el patio de armas de la fortaleza acoge el Centro de Interpretación Turística de la provincia de Guadalajara.
BRIHUEGA
De Torija a Brihuega hay 14 kilómetros, pero como se hacen en coche siguiendo el río Tajuña es un suspiro. Aquí Cela descansó, compró, visitó monumentos… Así que hacemos lo mismo y recorremos su casco antiguo, que es conjunto histórico artístico y tiene mucho que ver. Por ejemplo, su antigua muralla árabe y el Prado de Santa María, donde está el castillo de la Piedra Bermeja y la iglesia románica de Santa María de la Peña. Muy próximos están un curioso museo de miniaturas y el de Historia de Brihuega, en el antiguo convento franciscano de San José, y la plaza de toros, adosada a la muralla. También caminando se llega a las de San Felipe y San Miguel, que merecen atención, a su fuente Blanquina o de los doce caños, junto al antiguo lavadero, y a la plaza del Coso, para adentrarse en las singulares cuevas árabes que se abren a ella. Pero para quedarte con la mejor imagen del Brihuega, lo que sí o sí tienes que hacer es asomarte al mirador de los jardines de estilo francés de la Real Fábrica de Paños –“unos jardines románticos para morir de amor”, decía Cela–, aquella que tanta prosperidad dio a la localidad y desde donde contemplar el frondoso y verde valle del Tajuña hasta donde se pierde la vista.
CIFUENTES
“En la parroquia del Salvador hay un púlpito de jaspe, o de alabastro, que debe valer un dineral; es un púlpito de mucho mérito”. Y de mérito también, como decía Camilo José Cela, es su portada románica. Pero Cifuentes, la capital de La Alcarria y de la miel, presume además de ser el lugar donde nació la famosa princesa de Éboli, de su castillo de Don Juan Manuel en lo alto -al que conviene subir porque las vistas lo merecen-, de una curiosa plaza mayor triangular, de un par de conventos -el de San Francisco y el de Dominicos-, de sinagoga, que también tuvo barrio judío, y, sobre todo, de los manantiales que nacen bajo sus casas y en los que brota el río Cifuentes, que corre por la localidad animando el paseo.
TRILLO
En Cifuentes nace el río del mismo nombre y a solo 12 kilómetros ya vierte sus aguas en el Tajo, justo en el mismo pueblo de Trillo, formando espectaculares cascadas antes de que lo cruce su puente de origen árabe. Así que en esta localidad caminar por sus orillas con esa banda sonora es el mejor entretenimiento, que por algo es la puerta del Alto Tajo. A solo 2 kilómetros están los famosos baños de Carlos III, de cuyas aguas termales dicen que ya se beneficiaban los romanos.
MONASTERIO DE SANTA MARÍA DE MONSALUD
Los pasos de Cela llevan, atravesando el verde paisaje alcarreño, hasta este monasterio cisterciense de Córcoles, “un convento en ruinas rodeado de olmos y de nogueras”, en el que aprovechó para dormir una de sus siestas con pijama, padrenuestro y orinal. Hoy es una ruina deliciosa en la que entretenerse un buen rato admirando sus bóvedas de crucería, sus capiteles góticos y hasta una exposición de brujería en su sala capitular.
ZORITA DE LOS CANES
Decía el escritor que La Alcarria “es un lugar al que la gente no le da la gana venir”. Y los que no llegan se pierden joyas como este encantador pueblo que se asienta en una curva del Tajo y se resguarda en las faldas de un castillo, que primero fue musulmán y luego la orden de Calatrava reconstruyó, levantado “sobre un cerrillo rocoso, difícil de subir”. Lo cierto es que cuesta lo suyo, pero compensa. Como cuesta, por sus dimensiones, recorrer el Parque Arqueológico de la gran ciudad visigoda de Recópolis, que queda junto a Zorita, construida por Leovigildo para su hijo y futuro rey Recaredo, y eso que solo se ha excavado un diez por ciento. La visita es guiada (y a veces hasta teatralizada) y también cuenta con un centro de interpretación.
PASTRANA
Como el Nobel, atrapados por la belleza de La Alcarria y el carácter simple pero puro y noble de sus habitantes, el viaje lleva, a diez minutos de Zorita, a Pastrana, esa villa ducal de calles medievales y una historia abrumadora que tuvo dos protagonistas principales: la princesa de Éboli y Santa Teresa de Jesús. En su plaza de la Hora está la fonda donde se alojó Cela y la placa que lo recuerda, y también el palacio Ducal, donde permaneció encerrada hasta su muerte la princesa. Después hay que pasar por el convento del Carmen –fundado por la Santa abulense–, el de San Francisco y la plaza de los Cuatro Caños, antes de llegar a la colegiata de Nuestra Señora de la Asunción para contemplar su colección de tapices flamencos, esos que el escritor no llegó a ver y que hoy, restaurados, dan muestras de su valor. Que por algo la llaman la Capilla Sixtina de Pastrana. El mejor colofón para un viaje por La Alcarria, que será aún más dulce, si como recuerdo, uno se lleva a casa esa miel que lleva su nombre.
GUÍA PRÁCTICA
Dónde dormir
BALNEARIO DE CARLOS III (Trillo, termaeuropa.com). Robles, encinas y pinos rodean la finca bordeada por el río Tajo donde se ubica este moderno donde descansar y disfrutar de los beneficios de sus aguas termales, que brotan a 30º y tienen propiedades analgésicas y estimulantes.
NIWA (Brihuega, hotelspaniwa.com). Diseño innovador el de este hotel spa para disfrutar de la tranquilidad en sus diez habitaciones y de sus experiencias relevantes.
Dónde comer
EL CENADOR DE LAS MONJAS (Pastrana, cenadordelasmonjas.es). Propuestas creativas basadas en la cocina tradicional en el antiguo convento de San José, que fundara Santa Teresa.
LAS VEGAS (Masegoso, restaurantelasvegas.es). Recetas tradicionales, entre las que no falta el lechazo al horno.
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