Diez motivos para quedarte prendado del Alentejo
Ciudades Patrimonio de la Humanidad como Évora, alojarte en un wine hotel de cuento de hadas, navegar en una casa flotante por el lago de Alqueva, pisar la península que tanto gustó a los romanos o disfrutar de los sabores más tradicionales. Lugares y experiencias para no perderse en esta región portuguesa.
1. ÉVORA
Diana, la diosa de la caza, tiene un tiemplo magnífico en Évora, esta ciudad de Portugal Patrimonio Mundial que gusta por sus calles y unas murallas casi intactas. Desde la praça do Giraldo se pueden visitar las mejores tiendas de comercio local y comer en restaurantes típicos. No te pierdas la Enoteca Cartuxa (Vasco da Gama, 15), un nuevo espacio ubicado junto a la Sé (catedral) donde la armonía entre los vinos de Fundação Eugenio de Almeida y la gastronomía regional es perfecta.
2. UN WINE HOTEL EN MONFORTE
A 50 minutos de Badajoz y situado en una bonita colina rodeado de un paisaje deslumbrante está el pueblo de Monforte, donde se ubica el Torre de Palma Wine Hotel (torredepalma.com/es), que es como un cuento de hadas. Se trata de una antigua torre medieval que fue totalmente recuperada para alojamiento y la que cada habitación y cada casa familiar tienen un color y una decoración propia. Su restaurante Basili tiene una carta regional muy innovadora que rinde homenaje a los antiguos habitantes de las vecinas ruinas romanas de Torre de Palma. Desde el hotel se pueden visitar pueblos y ciudades como Marvão, Elvas, Portalegre y Estremoz.
3. UNA CASA FLOTANTE EN EL LAGO DE ALQUEVA
Anima a tus amigos o prepara una sorpresa a tus hijos y alquila una casa flotante (amieiramarinca.com/es) en el mayor lago artificial de Europa, el de Alqueva. No necesitas tener carta de marinero sino estar atento a todas las indicaciones que te dan antes de embarcar. Los barcos tienen una velocidad limitada a 10 km y un GPS en su interior que facilita la navegación. El cielo por la noche es un escenario único de estrellas y durante el día puedes observar aves y escuchar los más bonitos sonidos de la naturaleza en paz.
4. LA PRIMERA POUSADA DE PORTUGAL
Hay un secreto bien guardado en Elvas, ciudad Patrimonio Mundial por sus bellas fortificaciones y por sus más de 20 iglesias, que es el famoso Hotel Santa Luzia (slhotel-elvas.pt/es-ES/Hotel.aspx), que fue la primera Pousada de Portugal. Ocupa un edificio de época y ofrece unas habitaciones decoradas con mobiliario alentejano de variados colores y una cocina muy particular, porque fue aquí donde se inventó en 1947 el famoso “bacalao dorado” tan apreciado por los españoles. Además de este plato, la carta tiene la sopa de panela (cacerola), con pan y embutidos, servida en cocotte de barro individual y la sericaia (dulce típico) con ciruelas de Elvas. El servicio es a la antigua y después de comer o cenar hay que disfrutar de los salones con chimenea.
5. EL PARQUE NATURAL DE NOUDAR
En el confín de la raya portuguesa, en el Parque Natural de Noudar (parquenoudar.com/es), la tranquila Herdade da Coitadinha, brinda la posibilidad de una estancia en familia disfrutando de un entorno único en Alentejo. Aquí se pueden explorar diversos senderos a través de caminos señalizados e adaptados a todas las edades y gustos y visitar un castillo que guarda las memorias del primero coto de homiciados del país. El alojamiento incluye un desayuno con productos típicos de la región e infusiones aromáticas de los jardines de la hacienda.Noudar es además uno de los mejores lugares para observar el cielo y forma parte de la reserva Dark Sky portuguesa.
6. PUEBLOS DE LEYENDA
Se puede entrar en el Alentejo por Rosal de la Frontera y seguir la ruta que pasa por Serpa, Beja, Castro Verde y Mértola, que son pueblos de leyendas y arte. En ellos hay testimonios de herencia árabe y judía, de los primeros habitantes de la tierra, se puede escuchar el cante en cualquier adega y entrar en un convento barroco como el de Nossa Senhora da Conceição de Beja, donde vivió la priora Mariana Alcoforado, una de las mayores novelistas románticas de todos los tiempos, cuyas monjas siguen todavía la tradición de los dulces conventuales, como los pasteles de tocino y el pan de rala. Pero en Beja también se puede comprar aceite de oliva, puro como el aire que se respira, y alojarse en hoteles con tanto encanto como Vila Galé Clube de Campo (vilagale.com). El alcázar de Mértola, convertido en iglesia cristiana, es el símbolo de una historia de conquistas de las que el Guadiana ha sido testigo.
7.SAO LOURENÇO DO BARROCAL
São Lourenço do Barrocal (barrocal.pt) es uno de los sitios más encantadores del Alentejo porque cuenta la historia de una hacienda que perteneció a la misma familia durante 200 años y que ha renacido para ser hotel de lujo en medio de viñas, robles y olivos centenarios. Tiene una particularidad, que es la de albergar un verdadero parque de cultura megalítica donde es posible observar el mayor menhir de la Península ibérica. Esta antigua aldea agrícola o “monte”, vecina de Monsaraz y del lago Alqueva, brinda a sus huéspedes paseos fascinantes por el entorno y un servicio único y de calidad en un restaurante donde todos los productos, incluyendo el vino y el aceite, son locales. No te pierdas la artesanía de su tienda.
8. EL PUEBLO DE ALANDROAL
Alandroal es uno de esos pueblos de Alentejo que cautiva por sus calles laberínticas en blanco y amarillo que terminan todas en el sitio más elevado, donde están el castillo y la iglesia, y por su fuente monumental de la plaza de la República, con sus seis caños con formas de animales. Como es raro ver llover en esta región y la temperatura en otoño es muy agradable, vale la pena hacer una ruta en bicicleta hasta Telheiro, con una parada para comer y una siesta debajo de un chaparro (encina), el árbol típico del campo que más sueño y sombra proporciona. Los circuitos y experiencias se pueden consultar en alentejoexclusive.com.
9. TROIA
La península de Troia (troiaresort.pt/en/ruinas-romanas) tiene una belleza singular con sus playas extendidas entre el mar y el río Sado, uno de los más importantes de Iberia en tiempos de los romanos. Aquí se hacía la salazón del pescado y del garum, que era transportado en ánforas, muchas de las cuales todavía se pueden ver gracias a la arqueología submarina, hasta los puestos comerciales del imperio. Por aquí también quedaron los testimonios de casas, fábricas, termas, mausoleo y necrópolis que datan del siglo I a.C. y que resistieron más de 2.000 años. Troia era conocida como la Pompeya de Setúbal y una visita a este lugar, con olor a mar, rodeado de arena blanca y de naturaleza, es obligatoria para quien se desplaza hasta el Alentejo.
10. EL PAN DEL ALENTEJO
El pan del Alentejo es un manjar y todos los portugueses lo reconocen como uno de los mejores del país. Se puede degustar solo, con un poco de mantequilla o queso, por ejemplo de Nisa, y si se añaden unas aceitunas y un vaso de vino alentejano… hay fiesta garantizada. Uno de los platos más conocidos de la región es la açorda a la alentejana, que es una sopa de origen muy humilde, con pan duro, aceite de oliva virgen y ajo, que se puede comer con sardinas y/o bacalao. En el restaurante Adega Velha de Mourão sirven açorda mientras se escucha el típico cante alentejano, Patrimonio de la Humanidad.
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