Catas en bodegas, paseos entre viñedos, fiestas de la vendimia... ¡Nos vamos de enoturismo a Barcelona!
Muy cerca de la ciudad de Barcelona, el paisaje se llena de viñas para disfrutar de los placeres del vino, que son muchos. Las bodegas y localidades de las cuatro DO que se concentran en la provincia ofrecen multitud de actividades para ello, desde maridajes gastronómicos a sesiones de vinoterapia, la posibilidad de participar en los trabajos del campo, recorrer en segway los viñedos y hasta admirar una bodega modernista de un arquitecto de prestigio. Vamos, para todos los gustos.
A punto de despedir al verano y dar la bienvenida al otoño, comienza la época de vendimia y el campo se moviliza. Los tractores llevan los remolques cargados de uva a las bodegas, donde se mide el grano y se inicia la prensada, el primer paso de todo el largo proceso vitivinícola que va a acabar en una copa de vino. Un momento perfecto para vivirlo en primera persona en alguna de las denominaciones de origen de la provincia de Barcelona –Penedés, Alella, Pla de Bages y Cava– y hasta celebrar por todo lo alto y saboreando el primer mosto de la que ha sido una buena cosecha.
DE BODEGA EN BODEGA POR EL PENEDÉS
Es esta tierra de suaves ondulaciones entre la cordillera prelitoral y la costa mediterránea la más extensa de Cataluña dedicada al cultivo de la vid, con la uva Xarel.lo como protagonista. Son más de un centenar de bodegas las que se agrupan en esta DO y las que proponen infinidad de actividades (enoturismepenedes.cat/es), desde disfrutar en bicicleta eléctrica los paisajes del Penedès a tomar el aperitivo entre los viñedos de la bodega J. Miquel Jané o Vallformosa. Antes o después, habrá que incluir en el recorrido una visita al Vinseum (Museo de las Culturas del Vino de Cataluña), de Vilafranca del Penedès, un edificio histórico donde hacer un viaje por la historia del vino desde su orígenes hasta la actualidad.
DEGUSTANDO LOS VINOS DE LA BURGUESÍA CATALANA
Si el Penedès es la más grande, la DO Alella (enoturismedoalella.com/es/) es de las más pequeñas y mucho tiene que ver su cercanía al mar para el color y aroma de los vinos (blancos, principalmente) de Alella, producidos con la variedad Pansa blanca. Se les conocía como los vinos de la burguesía catalana, y para degustarlos hay que pasar por alguna de sus ocho bodegas productoras, como Alta Alella, que sorprenden con excursiones en 4x4 o en quads por los viñedos, tours en helicóptero, talleres de cocina en las bodegas y hasta yoga o picnis entre las viñas. Entre actividad y actividad tendrás que hacer hueco para acercarte al Centro de Acogida Turística de Teià, junto a la antigua bodega romana de Vallmora, que ayuda a conocer la historia de la romanización de Cataluña ligada a sus vinos.
POR EL PLA DE BAGES
La Picapoll es la variedad de uva más cultivada en esta DO (dopladebages.com) que se extiende entre formaciones montañosas como Montserrat, las sierras de Castelltallat, Sant Llorenç del Munt y l’Obac, además del macizo del Montcau, algunas de ellas parques naturales. Así que el paisaje es el protagonista en este territorio en el que se concentran catorce bodegas –como Caves Artium, Abadal, Fargas Fargas o Solergibert, mayoritariamente explotaciones familiares– que incluyen entre sus propuestas la posibilidad de conocer las barracas de viña y las tinas, unas construcciones levantadas a pie de viña para hacer menos pesados los trabajos del campo.
EN BUSCA DE LAS BURBUJAS
A principios del siglo XX una tartana enlazaba la estación de tren de Sant Sadurní D’Anoia con las principales cavas del Alt Penedès. A la capital del cava se llega hoy fácilmente en coche para conocer el nuevo Centro de Interpretación del Cava, ubicado en una antigua destilería construida en 1814, también algunos de los edificios más representativos de los arquitectos más prestigiosos del modernismo –como el de las cavas Codorniu, de Josep Puig i Cadafalch– y, sobre todo, a disfrutar de este elixir espumoso que descansa en galerías bajo tierra y por las que caminar tras su rastro.
DE FIESTA EN FIESTA
Tras la fiesta de la Filoxera de Sant Sadurní D’Anoia y de la Fiesta de la Vendimia de Alella a principios de septiembre, los que vayan en busca de fiesta, el 8 y 9 de octubre Sitges también celebra su 55º Fiesta de la Vendimia, con concursos de pisadores de uva, la famosa fuente del vino y una muestra de gastronomía y vinos en el paseo de la Ribera.
En Artés la fiesta tiene lugar el primer fin de semana de octubre, con espectáculos callejeros, degustación de productos artesanos y premios a la conservación de las barracas de viña y las tinas de piedra. Y el 4 de octubre es en Font-rubí donde se celebra la Fiesta del Mosto, unas jornadas que son dignas herederas de las antiguas tradiciones de vendimia, como el almuerzo de payés y la pisada popular, en la que los participantes, con los pies descalzos, prensan la uva en el interior de grandes cubos de madera.
Más información
Diputación de Barcelona: barcelonaesmoltmes.cat
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