Cuando el sueño de vivir en una masía en el campo se cumple
En el año 1995 los británicos Piers Dutton y Jemma Markham pusieron en marcha su sueño en la comarca del Matarraña, en Teruel, tras dejar atrás su etapa en la librería Turner de Madrid. Ese sueño no era otro que el hotel La Torre del Visco, una masía noble del siglo XV emplazada en una finca de 80 hectáreas de huertos, olivos y bosques de pinos que ofrece una estancia única en este alojamiento perteneciente a la prestigiosa asociación Relais & Châteaux. Hemos charlado con Jemma para que nos cuente cómo empezó el proyecto y todo lo que el hotel puede ofrecer a sus huéspedes.
Qué lleva de una librería de Madrid a La Torre del Visco?
La ilusión de cumplir un sueño. La etapa en Turner nos llenó de satisfacciones a mi pareja y a mí, pero teníamos la necesidad de emprender un cambio radical, de recuperar las raíces del campo que ambos llevamos arraigadas, y esta era la mejor manera.
¿Por qué la comarca del Matarraña?
Matarraña tiene hechizo, esa es la palabra. Recorrimos más de 120.000 kilómetros buscando el lugar idóneo para establecer nuestro proyecto en una labor que daría para contar miles de anécdotas, todo ello hasta llegar a dar con este rincón pintoresco, precioso, lleno de almendros y olivos. La naturaleza no estaba transformada por la mano del hombre, que eso era lo que nosotros buscábamos, y lo encontramos aquí. Ahora se la conoce como la Toscana española y ha ganado popularidad, pero antes era ese rincón único y desconocido que nos convenció para cumplir nuestro sueño.
¿Cómo se ideó la estructura del edificio? ¿Fue por fases?
La estructura vino impuesta por la torre medieval y los diferentes anexos que conformaban esta masía del siglo XV. No se realizó nada de nueva construcción, pero sí una potente remodelación. Y todo fue por fases, nos dimos de alta como constructores, contratamos albañiles y todo el personal necesario y nosotros mismos controlamos todo el proceso día a día creando un proyecto con personalidad. Al vivir la obra paso a paso vas cambiando cosas sobre la marcha, porque te vas dando cuenta de hechos como la incidencia de la luz o de cuáles pueden ser las mejores vistas para ofrecérselas al huésped. Todo se estudió con tiempo para conseguir una rehabilitación única.
No debemos olvidarnos de los jardines, pues tienen la función de unificar todo el recinto dando homogeneidad al proyecto. Se integran en el campo, combinando un concepto británico y mediterráneo, compuesto de cipreses y olivos que combinan alturas y texturas, árboles de hoja caduca y hoja perenne.
¿Tuvieron en mente algún diseñador en concreto a la hora de decorar el hotel o se guiaban más por un estilo?
No, lo decoramos nosotros mismos. Lo que queríamos era que la decoración sintetizara comodidad y diseño. Buscamos un estilo armonioso y duradero, que no pasara de moda con los años. Para ello combinamos muebles antiguos, art decó y modernismo. Y eso sí, nada es funcional, pues no queríamos escatimar a la hora de decorar el edificio, ya que tenemos un concepto generoso de la decoración, gracias al cual las 16 habitaciones del hotel son todas completamente únicas, no hay dos iguales.
¿Cómo fueron los primeros meses de funcionamiento del hotel?
Exigentes a la par que divertidos, pero con perseverancia todo es posible. Como en todos los proyectos pioneros, al principio parece que falta de todo, y más en una zona que no era turística, como Matarraña en aquel entonces. No había teléfono fijo ni cobertura de móvil, y no hablemos de Internet. La gente que lo veía se preguntaban qué hacíamos en ese valle perdido. No entendían que los que acudían a La Torre del Visco iban para olvidarse del reloj y de todas las prisas del día a día.
Por su ubicación y propuestas, profundizan bastante en el contacto con la naturaleza...
Cuando llegamos por primera vez aquí, enseguida pensamos que este lugar había que compartirlo, por la tremenda conexión que se establece con la naturaleza. De hecho, lo primero que hicimos fue plantar 2.000 olivos. Yo no me canso de observar cómo avanza cada día, cada época, cada hora, pues en este lugar los cambios se viven muy intensamente. La gente recobra la sencillez en la comunicación consigo mismo, con su pareja, con sus hijos. Les llena de paz y sosiego y aunque suene a tópico, vuelven de verdad a la vida cotidiana con las pilas cargadas.
¿El lujo y la comodidad son muy importantes?
Obviamente, pero siempre dependiendo de la idea de lujo, pues creo que hay que redefinir el concepto. El verdadero lujo de La Torre del Visco es la autenticidad del trato personal, la pureza de los alimentos, la generosidad del tiempo y la atención al detalle.
¿Han descubierto en esta comarca también una referencia gastronómica?
Desde luego. En esta zona tenemos el aceite de oliva, que es oro líquido. Y el jamón de Teruel, realmente exquisito, con una calidad tremenda. Cortar el jamón para el desayuno en nuestra cocina, con todos en la mesa alrededor, es uno de los momentos más populares del día.
El hotel cuenta con certificación de Starlight y equipamiento para que sus huéspedes puedan ver las estrellas, ¿cómo reaccionan cuando observan el cielo?
Es difícil explicar algo así si no lo has vivido. No solo les deja sorprendidos, también quedan maravillados. Es algo que se puede disfrutar todo el año, les dejamos planetarios, mantas y, además, hay un brasero para las noches frías. Periódicamente ofrecemos una sesión para visualizar estrellas con nuestros telescopios, pero incluso sin usarlos se disfruta mucho el hecho de estar rodeado de estrellas en un lugar con el cielo tan limpio, que es lo que conservamos y del que presumimos, y lo que nos lleva realmente a esa certificación.
También organizan numerosos eventos, ¿qué le diría a alguien que está pensando en celebrar su boda en Torre del Visco?
Que tendrán una boda íntima y cercana, rodeados de rincones y paisajes increíbles. Podrán disfrutar de noche de una cena única en la terraza y una comida campestre durante el día tras celebrar una pequeña ceremonia en nuestra ermita o una boda civil en el jardín lleno de rosas. El ambiente es increíble y muchos novios aprovechan para alojarse en el hotel al menos un par de días, pues quedan encantados.
¿Algún sueño más por cumplir?
Seguir llevando a cabo la vida en el campo con amor, con una cocina auténtica que marque el carácter de Matarraña. También seguir desarrollando nuestros propios productos de la finca, pues ya tenemos aceites, mermeladas… Y, sobre todo, seguir disfrutando de todo lo que este lugar ofrece, sus vinos, su gastronomía, su ambiente, porque como dije antes, la mayoría de la gente que viene a Matarraña y a La Torre del Visco queda hechizada. Y qué mejor sueño que seguir envuelto en ese hechizo.