Una ruta en coche inolvidable por los acantilados asturianos
Entre Cudillero y Luarca se extienden 35 kilómetros de acantilados rocosos contra los que el mar bate furioso, afilando cabos, desgajando islotes y esculpiendo calas tan imponentes como la playa del Silencio. Una ruta en coche con seis paradas para estirar las piernas y la mirada.
CUDILLERO, EL INICIO PERFECTO
Uno de los pueblos más guapus de Asturias. Irresistible, la estampa de sus casas de vivos colores escalonadas sobre el puerto viejo, formando un anfiteatro de encantadora y apretujada arquitectura popular. Subir y bajar por este laberinto de costanillas, tejados y miradores es el mejor ejercicio que existe para abrir el apetito. Antes se varaban las barcas debajo mismo de las casas, pero desde que se hizo el puerto nuevo ocupan tal lugar las terrazas de restaurantes que pregonan en sus pizarras las fabes con almejas y la merluza del pinchu preparada de mil maneras.
¿Dónde comer en Cudillero? Casa Julio.Restaurante popular, muy concurrido, donde se come a buen precio lo mejor del mar y de la tierra. Hay que probar las zamburiñas, los chipirones rellenos y el cachopo de cecina.
PRIMERA PARADA: CABO VIDIO
Muy cerca de Cudillero (a 10 km. al oeste tomando la salida 438 de la autovía A-8), a la altura de Oviñana, se adentra en el Cantábrico la proa rocosa del cabo Vidio, un lugar perfecto para contemplar los acantilados e islotes del Paisaje Protegido de la Costa Occidental. Desde lo alto llega a divisarse, los días claros, hasta la punta coruñesa de Estaca de Bares. Si se puede hacer coincidir la visita con la puesta de sol, mucho mejor.
Detrás del faro hay una caída perfectamente vertical de 70 metros. Mejor no asomarse mucho. Al pie del cabo, el oleaje ha tallado la gruta de la Iglesiona. Para verla solo hace falta que baje la marea.
¿Dónde comer? Restaurante Cabo Vidio(cabovidio.com). Pescados de primera calidad en un comedor con vistas al jardín.
HACIA LA PLAYA MÁS ESTREMECEDORA DE ESPAÑA
La ruta continúa hacia poniente, en busca de la playa del Silencio. Esta ensenada de postal, arco perfecto de pura roca y puro mar, se halla en Castañeras, a 16 kilómetros de Cudillero yendo hacia Luarca por la A-8 y tomando la salida 441, dirección Santa Marina. Todo es de piedra en esta playa de la vecindad de Castañeras: los acantilados que la arropan, los cantos rodados que la alfombran y los islotes que afloran en lontananza. Uno, al verla, también se queda de piedra. En silencio. La verdad es que el nombre le viene al pelo. Es de cantos rodados, muy bonita de ver, pero incómoda para tumbarse.
SIGUIENTE PARADA: ERMITA DE LA REGALINA
Ubicada en Cadavedo (salida 450 de la A-8), uno de los pueblos más bonitos de Asturias, lleno de hórreos, casinas con jardines mimados y presumidas villas indianas. Es relativamente moderna (1931), pero su entorno de bravíos acantilados sería la envidia de muchos santuarios milenarios, si envidiar pudieran. Un lugar de vértigo y devoción donde hay una ermita blanca y azul al borde del acantilado, dos hórreos y una vista sobre la vecina playa de la Ribeirona y el resto del quebrado litoral que corta la respiración.
UN DESVÍO QUE MERECE LA PENA
Poco antes de llegar a Luarca, vale la pena desviarse a Busto para asomarse a los tremendos acantilados que rodean el faro, los más verticales de la costa occidental asturiana. Se encuentra a 29 kilómetros de Cudillero y 12 de Luarca, tomando la salida 454 de la A-8.
Un consejo: recorrer el sendero del cabo de Busto [PR-AS 4], un itinerario circular de siete kilómetros y dos horas de duración, muy sencillo y bien señalizado, que bordea los acantilados de esta bucólica península tapizada de verdes prados. Es prácticamente llano e ideal para hacer con niños.
Una vez allí no te pierdas: pastelería Cabo Busto (Busto, s/n). Una casa de cuento alberga el obrador de Jonathan González, una de las mejores pastelerías del país, que maravilla con sus tartas populares asturianas, como la de crema de arroz con leche o la de avellana, y sus postres de vanguardia.
LUARCA, FIN DE NUESTRO CAMINO
Y ya en Luarca, no es que merezca la pena, es que es imperativo subir al promontorio de la Atalaya, que está a tiro de piedra del puerto. Allí, junto al faro y a la ermita de la Virgen Blanca, se encuentra el cementerio de Luarca, uno de los más bellos y fotografiados de España (donde descansa Severo Ochoa). El jardín de Fonte Baixa es otro mirador excepcional, además de uno de los mayores botánicos privados de España, con 568 variedades de plantas y más de 10.000 pies de camelias.
¿Dónde comer? Restaurante Barómetro. De ambiente marinero en el puerto, con inmejorable relación calidad-precio.
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