De ruta por la costa gaditana, de Vejer de la Frontera a la playa de Bolonia
El verano está para moverse. Así que este recorrido te llevará a descubrir en pocos kilómetros un pedacito del litoral de Cádiz lleno de sorpresas. Así irán saliendo al paso un pueblo de los más bonitos de Andalucía, playas para todos los gustos, un faro con mucha historia, un sendero al borde de acantilados de vértigo y unas ruinas romanas con vistas al mar. Y todo ello con la luz atlántica como compañera de viaje. ¿Te vienes?
VEJER DE LA FRONTERA
El pueblo bonito es Vejer de la Frontera, con su caserío de cal protegido por una muralla, su castillo en lo alto y sus estrechas y laberínticas calles adornadas de iglesias mudéjares –la del Divino Salvador, entre otras–, palacios, casas con patios, el arco de la Segur y rincones como la Plazuela o la plaza de España, donde sentarte a tomar un vino con pescaíto frito, a comprar tortas vejeriegas o dulces árabes o también a ver si aparece por allí el atractivo actor Jesús Castro, que de aquí es. Así que el paseo por Vejer no es que sea una delicia, es que apetece.
Una recomendación: Apuntarte a las rutas animadas y cantadas por la ciudad que proponen Marimantas Vejer (marimantasvejer) o a las nocturnas o por los patios de Infovejer (turismoinfovejer.jimdo.com).
LAS PLAYAS DE CAÑOS DE MECA
Un poco más allá, pero poco, están las playas de Caños de Meca, para todos los gustos: está la más concurrida y divertida del Pirata –con sus animados chiringuitos–, la salvaje de los Castillejos y, en el entorno del cabo de Trafalgar, las de la Marisucia y el Faro, perfecta esta para un paseo al caer el sol, porque no es que sea larga, es larguísima (hasta Conil se puede llegar caminando por la arena), y arranca en el mismo faro.
EL FARO DE TRAFALGAR
Una carretera que el viento según sople cubre de arena lleva al cabo de Trafalgar, que se levanta a 34 metros de altura en un pequeño islote unido a tierra por un tómbolo. Este lugar donde se libró la batalla de Trafalgar es un lugar cargado de leyenda literaria, historia y romanticismo al que tendrás que llegar por un camino de 2 kilómetros desde Los Caños de Meca.
EN BARBATE, ATÚN Y ACANTILADOS
Entre Los Caños y Barbate –donde es obligado probar el atún de almadraba– se extiende el Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate, una selva de pinos piñoneros, carrasco y eucaliptos al borde de unos acantilados de un centenar de metros que quitan el hipo y crean ocultas calas de gran belleza. Para descubrirlos tienes que coger el sendero señalizado de 7,2 kilómetros [5 horas ida y vuelta] que permite caminar al borde del mar y tiene la torre del Tajo como hito intermedio. El punto de partida es el área recreativa El Jarillo, a la que se llega por una pista forestal que arranca desde la carretera A-2233 en dirección Los Caños.
ZAHARA DE LOS ATUNES
Saliendo de Barbate y cruzando los cerros de la sierra del Retín, llegas a Zahara de los Atunes, un pueblo ligado al mar y con un catálogo también de playas espectaculares, como la que llaman de los Alemanes, a espaldas de la urbanización Atlanterra, cuyo perfil se dibuja entre palmeras, arena dorada, aguas cristalinas y el faro de Camarinal. Muy cerquita de este, no te pierdas la del Cañuelo, un pequeño arco de arena de solo 350 metros que tiene mucho de paraíso escondido, de ahí que la busquen los nudistas.
LA PLAYA DE BOLONIA
El sendero que discurre por el acantilado permite llegar a la playa de Bolonia, pero será mejor que vuelvas a Zahara para enlazar con la N-340 y llegar descansado a esta ensenada abierta al mar y a los vientos, que aquí tienes que tener muy presentes. A orillas del mar están las ruinas de la ciudad romana de Baelo Claudia, uno de los mejor conservados de la Hispania Romana, con los restos del foro, los templos, el santuario, el mercado, la basílica, el teatro, las termas y, sobre todo, las fábricas de salazones, la principal riqueza de su pujante industria. Pero si quieres vivir un momento mágico en ellas, en verano no solo se hacen visitas guiadas y amenizadas, también acogen representaciones teatrales.
LAS DUNAS MÓVILES
Después de empaparte de cultura romana solo te queda un descanso en la playa, aunque sus más de tres kilómetros de longitud también dan para un buen paseo y hasta para escalar por sus dunas móviles que se adentran en el pinar y sentirse si no emperadores romanos, al menos reyes del este singular desierto.
GUÍA PRÁCTICA
DÓNDE DORMIR
En Vejer de la Frontera, en Casa Shelly (casasehelly.com], un típico edificio vejariano del siglo XVIII en una calle peatonal del recinto amurallado y con siete habitaciones de decoración exquisita. Y en La Casa del Califa (califavejer.com], co ocho grandes estancias reunidas en una gran casa con varios niveles, pasillos y patios en el mismo centro del pueblo. En Caños de Meca, en La Breña (hotelbrena.com), un espacio de calma con solo siete habitaciones de decoración sencilla, algunas abuhardilladas y frente al mar, piscina y un interesante restaurante. Y en Zahara de los Atunes, en El Cortijo de Zahara (elcortijodezahara.com), un antiguo cortijo de muros encalados, cubiertas de tejas moras, mosaicos moriscos, patio andaluz con pozo, jazmines y buganvillas...
DÓNDE COMER
En Vejer de la Frontera, en El Jardín del Califa (califavejer.com), cocina marroquí y medio oriental elaborada con productos ecológicos en un antiguo granero del siglo XVI con un jardín con palmeras. Y Trafalgar (restaurantetrafalgar.com), que tiene en el pescaíto fresco, el atún de almadraba, el rabo de toro y el cerdo ibérico sus cuatro pilares su cocina tradicional actualizada. En Barbate, en El Campero (restauranteelcampero.es), con el atún rojo como la estrella indiscutible de su cocina. Y en Zahara de Atunes, Antonio (restauranteantoniozahara.com), con el atún de almadraba preparado de 15 formas diferentes y lo mejor del mar en primera línea de playa.
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