¿Preparando tu primer viaje a Tailandia? Te damos todas las claves

Por mucho que hayas oído hablar de él o hayas visto miles de fotos, no tienes por qué saberlo todo del país antes de llegar. Aunque eso sí, al menos deberías conocer los imprescindibles y los datos más prácticos. Vivir el frenético caos de su capital, la placidez de sus islas paradisíacas, sus frondosas montañas, sus templos exuberantes, su cultura ancestral o su consistente gastronomía es lo que te toca descubrir por ti mismo.

por NOELIA FERREIRO

El país más visitado del Sudeste Asiático es un destino que lo tiene todo. Una combinación irresistible de naturaleza, exotismo y exquisita hospitalidad. Sumergirse en sus aguas turquesas flanqueadas de cocoteros, perderse por sus bulliciosos mercados, disfrutar de un masaje a precio de risa, pasear entre los restos de ciudades antiguas o descubrir el verdadero lujo asiático. Todo cabe en el país de las mil sonrisas agraciado con una variedad única. Pero para no perderte en un maremágnum de planes, esto es lo que no se debe obviar en un viaje a Tailandia.

BANGKOK, EL LATIDO URBANO
Aquí es donde comienza todo, la primera toma de contacto con la realidad tailandesa. Bangkok, con su confusión callejera, su ritmo vertiginoso y sus aromas mareantes, es una de las capitales más dinámicas del continente asiático. Su visita en un par de días pasa por descubrir el Grand Palace junto a templos como Wat Pho o Wat Arun; por emprender un paseo por el río Chao Phraya a bordo de un bote de popa larga o por dejarse tentar por los chollos del mercado de Chatuchak, uno de los mayores del mundo. Pero también pasa por deambular por China Town para comer en los street food o, si se busca algo más refinado, cenar en un lujoso restaurante con copa final en un roof top.

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AYUTTHAYA, ESPLENDOR EN RUINAS
Una escala cultural obligada, a solo una hora y media de Bangkok, son las ruinas de este reino que fue la capital del país y una de las ciudades más prósperas del sudeste asiático. Las guerras y el tiempo acabaron tristemente con la gloria de Ayutthaya, pero hoy queda un bello conjunto de ladrillo y estuco (declarado Patrimonio Mundial de la Unesco), donde reside además la famosa imagen del buda aprisionado por las raíces de un ficus. En barco por los canales se descubren sus templos y palacios, y en bicicleta un apacible paseo evoca su historia y su legado artístico.

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KRABI, LA BIENVENIDA AL EDÉN
Al sur del país y a orillas del mar de Andamán, su excepcionalidad natural ha convertido a esta provincia en uno de los destinos más visitados del país gracias a la belleza de su costa y de sus más de 150 islas desmigajadas por la bahía. A Krabi se viene a exprimir el lujo en sus exquisitos hoteles, a compartir el ambiente desenfadado del pueblo de Ao Nang o a disfrutar de las playas salvajes que conforman la península de Railay, abrazada por acantilados ideales para la escalada. Pero sobre todo se viene a descubrir el escenario idílico de su isla más popular, Ko Phi-Phi, formada en realidad por dos islotes: Phi-Phi Leh y Phi-Phi Don. En sus calas de arena blanca, encajadas entre torres de piedra, el vocablo paraíso es más que un mero cliché.

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CHIANG MAI, EL ENCANTO RURAL
Cobijada por las montañas del norte, esta ciudad de rasgos místicos y temperamento relajado es ideal para los buscadores de aventuras (caminatas por la jungla, paseos en elefante, rafting en aguas bravas…), para los ávidos de espiritualidad (templos como Wat Phra Singh o Wat Phra That Doi Suthep) y para quienes se sientan atraídos por la sensibilidad rural (aldeas de minorías étnicas y comunidades de artesanos). Una mescolanza perfecta de sosiego sencillez e idealismo.

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LAS ISLAS DEL GOLFO, BUCEO Y FIESTA
Ko Samui, Ko Pha-Ngan y Ko Tao, el triángulo isleño de la Costa del Golfo, esconden paraísos tropicales ideales para el submarinismo, lujosos resort con tratamientos de belleza y sus famosas fiestas mensuales a la luz de la luna llena. Sus hermosas playas, resguardadas por la selva, y sus llamativos jardines de coral son el contrapunto natural a sus modernas instalaciones, sus animados restaurantes y su incombustible vida nocturna.

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SUKHOTHAI, UN YACIMIENTO ÚNICO
El Parque Histórico más impresionante del país, al noroeste, permite retroceder unos 800 años hasta la edad de oro de la civilización tailandesa. Allí, entre elegantes estatuas de Buda y lagunas repletas de peces de colores, descansan majestuosas templos con su clásica arquitectura de flor de loto. Al atardecer, cuando el sol se oculta detrás de las colinas, su reflejo dorado sobre las aguas permite las mejores instantáneas.

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CHIANG RAI Y EL TEMPLO BLANCO
Capital del Triángulo de Oro, esa zona fronteriza entre Myanmar, Laos y Tailandia que destila autenticidad, esta pequeña ciudad oculta entre paisajes agrestes atrae por sus circuitos de senderismo, por sus múltiples opciones de aventura y especialmente, por el singular Wat Rong Khun, que en nada se asemeja al resto de los templos budistas: de lejos, su fachada de un blanco inmaculado parece de porcelana, aunque en la cercanía se comprueba que el efecto se debe a la combinación de cal con espejos incrustados.

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PARQUE NACIONAL DE KHAO SOK, PURA JUNGLA
Abrazado por una selva primigenia, este auténtico santuario de vida salvaje emplazado en el corazón del sur de Tailandia es uno de los bosques lluviosos más antiguos del mundo. Un paraje sobrecogedor salpicado de espigadas formaciones de roca caliza que son el hogar de numerosas aves y murciélagos, así como de la rafflesia kerrii, un flor marciana y apestosa. Los paseos en barco por el estanque, la subida a los riscos para apreciar panorámicas increíbles y el descanso en apacibles hoteles flotantes con la sinfonía de la jungla de fondo brindan una estancia inolvidable.

PHUKET, CONFORT FAMILIAR
La mayor isla del país (y la que más acusa la infraestructura turística) es un destino amable para las familias. Con el marco de blancos arenales y aguas cristalinas del sur, el hedonismo está servido en sus lujosos resorts con todo el confort del siglo XXI. Pero quienes busquen algo más que un refugio, también podrán emprender bonitas excursiones como la del Parque Nacional Marino de Ao Phang-Nga. Una bahía kárstica moteada por manglares y más de 40 islotes, a la que se visita con un circuito de kayak o en un barco que permite pernoctar una noche en una pintoresca aldea suspendida en el medio del mar.

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KANCHANABURI Y EL PUENTE SOBRE EL RÍO KWAI
Al noroeste de Bangkok, este paraje famoso por ser el escenario de una significativa trama de la Segunda Guerra Mundial, esconde empinados montes cubiertos de vegetación, estrepitosas cascadas como las del Parque Nacional de Erawan y el icónico puente sobre el río Kwai, triste reducto de aquella mortal línea férrea (construida por los prisioneros de guerra) que los japoneses se empeñaron en tender hasta Birmania.

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DATOS PRÁCTICOS

CÓMO LLEGAR
Aunque lo más frecuente es volar a Bangkok con al menos una escala, existen unas pocas compañías aéreas que ofrecen vuelos directos con una duración de unas 11 horas. Si se evita la temporada alta y se compra con cierta antelación,un billete ida y vuelta puede costar unos 450 €.

CUÁNDO IR
Aunque cualquier época es buena para viajar a Tailandia, se recomienda evitar la época de lluvias y monzones (más o menos de mayo a octubre). De noviembre a febrero son los meses más frescos (unos 30 grados), aunque también los que acusan un mayor número de turistas.

DIFERENCIA HORARIA
En Tailandia hay cinco horas más que España.

MONEDA
La moneda oficial tailandesa es el bath (THB). Un euro equivale aproximadamente a 39 bath.

VACUNAS
No existen vacunas obligatorias para viajar a Tailandia, aunque se recomienda tener vigente la de la fiebre tifoidea, hepatitis A y B, y tétanos.