Salamanca, trajín de ideas para pasar un finde veraniego divertido
Más o menos relajada en estos meses la vida universitaria de la ciudad, en verano lo que hay que llegar buscando a esta urbe castellana son sorpresas. Y la de contemplarla a vista de pájaro desde las torres de la catedral, acudir a una representación en el atrio de un convento, escuchar un concierto en medio de unos jardines, hacer una ruta teatralizada o sentarse en sus terrazas son algunas de las que propone.
UN VIAJE A LAS ALTURAS CON IERONIMUS
La Catedral de Salamanca –la Vieja y la Nueva- da para muchas perspectivas, pero para descubrir la más singular y entretenida hay que subir a sus torres medievales (de día o de noche), que a 100 metros de altura brindan una mirada inédita de esta ciudad con arte. De día, el regalo es ir adivinando a vista de pájaro uno a uno los edificios que forman parte de su conjunto monumental. De noche, la magia está en adentrarse en una catedral que se llena de música y juegos de luces para iniciar un viaje a las alturas. El recorrido comienza en la pequeña puerta que se abre a la plaza de Juan XXIII y lleva desde las mazmorras hasta las campanas de la catedral. De la mano, Ieronimus, aquel obispo también llamado Jerónimo de Perigaux, el que puso en pie el primero templo románico y fue capellán del Cid Campeador. Escalón a escalón, las torres van descubriendo, como un gran libro, la arquitectura, el arte y la vida de las dos catedrales. Novecientos años de historia y espiritualidad resumidas en las estancias y terrazas que van saliendo al paso en el camino ascendente. El periplo acaba en la torre de las Campanas, el punto más alto, con la mirada en los cuatro puntos cardinales y vibrando al escuchar sus toques, sobre todo si coincide que son las 12 de la mañana y el sonido se hace atronador. Como agradecimiento al esfuerzo, puedes dedicarte a ti mismo o a quien desees un toque de campanas personalizado.
La visita: La visita a la exposición Ieronimus (ieronimus.es) puede ser diurna (todos los días. Entrada: 3,75 €) y nocturna, guiada y ambientada (viernes y sábados de julio a noviembre en varios pases y los días de puente hasta el de diciembre. Entrada: 6 €. Plazas limitadas: 25 personas por pase.
SUBIR A LAS TORRES DE LA CLERECÍA
En busca de nuevas perspectivas en este “alto soto de torres” –como decía Unamuno– que es Salamanca, las siguientes quedan muy cerca, rivalizando entre sí. Son las de la Clerecía (torresdelaclerecia.com), las torres barrocas de la iglesia del antiguo Colegio de la Compañía de Jesús, hoy sede de la Universidad Pontificia. En el claustro de este monumental edificio hay que tomar la Scala Coeli, un singular Escalera al Cielo que a medida que se gana altura y con luz y sonido ambientando el ascenso se va descubriendo la historia del colegio de los jesuitas y las panorámicas que, sobre el casco antiguo de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, ofrece el tránsito entre ambas torres.
La visita: Se puede hacer todos los días. Entrada: 3,75 €.
DE PLAZAS Y PATIOS
Ya con los pies en la tierra, lo que toca es acercarse al monumental convento de San Esteban, no solo porque su fachada sea una obra de arte, también porque esta y su claustro son uno de los espacios y rincones más significativos de la ciudad que este verano se llenen de música, representaciones teatrales y proyecciones bajo el título Salamanca Plazas y Patios, con un montón de propuestas hasta el 2 de septiembre.
DE LA RÚA MAYOR A LA CASA LIS
El resto del fin de semana hay que dedicarlo a perderse por sus calles peatonales, sobre todo, por la Rúa Mayor, que lleva en un relajado paseo para la plaza Mayor, ir al encuentro de sus edificios universitarios -allí donde late en sus aulas el recuerdo de los grandes -fray Luis de León, Francisco de Vitoria, Miguel de Unamuno…-, de sus museos –especialmente la Casa Lis–, donde, además de admirar sus porcelanas, muñecas, joyas y otras artes decorativas, hay que sentarse relajadamente a tomar un café en su modernista galería acristalada y pasarse un buen rato entretenidos en su tienda (museocasalis.org. Lunes cerrado, excepto agosto. Entrada: 4 €).
DE TAPAS
Obligado es además tomar asiento en alguna de las terrazas que se abren en sus plazas para disfrutar de unas tapas -que en Salamanca son generosas y tienen fama–, como las de la calle Van Dyck o las calles del entorno de la Plaza Mayor. Pero también de su ambiente, con el tañer de las campanas, el griterío de los vencejos y las conversaciones en multitud de idiomas de fondo. Que esta otra música ‘celestial’ también gusta. Y mucho.
TOMARTE UN RESPIRO
Entre tanta piedra dorada también hay que reservarse un tiempo para disfrutar de la cara más verde de la ciudad. Desde el Puente Romano se accede al paseo fluvial que discurre junto al río Tormes, cuyas orillas han recuperado todo su esplendor paisajístico y ecológico. Miradores, merenderos, zonas de ocio, deportivas y de esparcimiento se suceden a lo largo del río, donde estos meses de verano, además, se puede subir a un barquito para recorrer sus aguas y desde este punto quedarse en la retina con otra nueva perspectiva de la catedral.
PARA COMER
En Víctor Gutiérrez (restaurantevictorgutierrez.com), donde probar el menú en constante evolución de este chef que apuesta por una cocina de autor que aúna alma española, corazón peruano y matices del mundo. Una estrella Michelin y dos soles por la Guía Repsol. También en Vida & Comida (vidaycomida.com), un lugar selecto pero informal que une la calidad de un gran restaurante con la flexibilidad y la frescura de un bar para tomar tapas de autor y cocina en miniatura. Buena elección es El Alquimista (elalquimistarestaurante.es), un oasis sosegado y moderno en medio de la ciudad que presenta una carta tradicional con toques actuales.
PARA DORMIR
De lujo es el NH Palacio de Castellanos (nh-hoteles.es), que ocupa un antiguo palacio del siglo XVI en torno a un patio con arcadas. De la misma cadena y frente a la puerta de subida a las torres, el NH Salamanca Puerta de la Catedral. El Palacio de San Esteban (hospes.com/salamanca-palacio_esteban), un soberbio edificio histórico en la zona monumental convertido en un cinco estrellas con 51 confortables habitaciones asomadas a las catedrales y al claustro del convento de San Esteban. Cocina castellana renovada en su restaurante El Monje. También Salamanca Suites Studios (salamancasuitestudios.com), suites y estudios de diseño muy cerca de la plaza Mayor. Capacidad de dos a cinco plazas y con todas las comodidades de un hotel.