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La ruta suiza de la familia Chaplin

Casi 40 años después de la muerte de Charles Chaplin, su mansión de Corsier-sur-Vevey, en Suiza, vuelve a abrir sus puertas convertida en un museo interactivo y vanguardista dedicado al genio y a su gran familia.

by JOSÉ MARÍA DE PABLO

Cuando Charles Chaplin y su joven esposa Oona O’Neill eligieron Suiza como país de residencia en 1956 no sabían que allí les esperaban los años más felices de su vida. Encaramada a una colina con vistas al Lago Leman y a los Alpes, a dos pasos de los famosos de viñedos de Lavaux (ubicada en Corsier-sur-Vevey entre Lausanne y Montreux) Manoir de Ban (manoirdeban.com), como se conoce a la mansión, ha vuelto recientemente a la vida y recuperado el aspecto que tuvo hasta 1991, año de la muerte de Oona.

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Los hermosos jardines que rodean la decimonónica villa, convertida ahora en museo dedicado al gran intérprete, fueron el escenario de los juegos de los ocho hijos del matrimonio que crecieron aquí sanos y completamente integrados en la rutina de este pequeño pueblo en el corazón de la apacible Riviera Suiza.

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Para poder abrir Chaplin’s World (chaplinsworld.com), nombre oficial del museo, se han necesitado 15 años de negociaciones entre las autoridades suizas y la prolífica familia del genio del cine mudo, que solo en su segunda generación suma más de 40 descendientes directos.

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El garaje de la finca se ha transformado en la primera parte de uno de los museos interactivos más innovadores del mundo, en el que realidad y ficción se mezclan para regocijo de niños y mayores.

En el interior del galpón se han recreado escenarios recurrentes de las películas protagonizadas por Charlot –la calle, el café o la cárcel–. Míticos personajes como el policía cafre, el chico pícaro, la bella chica ciega vendedora de rosas o la estirada esposa del gobernador, todos tallados en cera, pueblan este set cinematográfico que permite al visitante interactuar con ese entrañable vagabundo enamoradizo cuya humanidad conquistó los corazones de la humanidad entera.

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La tecnología punta y una importante selección de material histórico inédito extraído del archivo familiar completan este viaje por la historia del cine más universal que termina en el interior de la histórica Manoir de Ban, donde reciben las sonrientes figuras a tamaño natural de Charles y Oona.

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El proyecto museístico ha recuperado la atmósfera original de la mansión hasta tal punto que la mesa del comedor está montada y el piano tiene la partitura, todo listo para recibir a los Chaplin y poner la guinda a una encantadora velada familiar que no puede terminar su haber visto las películas grabadas por Oona con un tomavistas a lo largo de las décadas.

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Los vecinos de Corsier-sur-Vevey aún recuerdan a la familia Chaplin haciendo vida como unos vecinos más, paseando cuando el tiempo lo permitía, celebrando multitudinarios cumpleaños (siempre invitaban a todos los compañeros de la escuela), jugando en el jardín de árboles centenarios o tomando algo en el Café Hôtel de la Place.

Los pasos de Chaplin por la comarca continúan en el encantador cementerio de Corsier-sur-Vevey, donde un sencillo panteón familiar recuerda a los visitantes su humildad de corazón, pese a su condición de millonarios. Bajo la lápida solo descansan los restos de Oona, ya que los de Charles fueron profanados al poco de su muerte por unos delincuentes de poca monta que pretendieron sacar tajada chantajeando a su viuda, que por supuesto, no cedió.

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A la orilla del lago, en Vevey, aún se puede ver a Geraldine Chaplin, la hija mayor del clan, que regresó al hogar su infancia en los años 90, dejando atrás un etapa española de 40 años. No es raro ver a Geraldine, a sus 71 años, haciendo compras en el célebre mercado semanal de Vevey o paseando en bici por la orilla del lago Leman, donde se sitúa la estatua que el elegante municipio dedicó a su más ilustre morador.

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Otro homenaje tiene lugar cada día en la confitería de Monsieur Poyet, el maestro chocolatero que inventó los bombones con forma de zapatos de Charlot. Afortunadamente, los zapatos de Poyet no están tan tiesos como las botas que el vagabundo Charlot pretende comerse en La quimera del oro, ya que en lugar de piel curtida de vaca están hechos con cacao, leche y azúcar.

GUÍA PRÁCTICA

CÓMO IR
Swiss (swiss.com) ofrece durante la temporada estival 27 vuelos semanales a Ginebra desde Barcelona, Málaga, Madrid, Palma de Mallorca y Valencia a partir de 77 € ida y vuelta.

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DÓNDE DORMIR
En Modern Times Hotel (moderntimeshotel.ch), un moderno hotel recién construido a las afueras de Vevey que se presenta como la mejor opción si se viaja en coche. Ofrece un servicio de furgoneta para bajar al centro. También en Hôtel des Trois Couronnes (hoteltroiscouronnes.ch), un establecimiento palaciego al borde del lago Leman cuyos salones han sido testigos del paso de escritores, políticos y artistas de primer orden.

DÓNDE COMER
En The Tramp (the-tramp.ch), el moderno restaurante de Chaplin’s World, que ofrece platos de cocina internacional. Su innovador comedor está lleno de referencias al universo de Charlot. Otra buena elección es La Veranda (hoteldulac-vevey.ch). Dentro del lujoso Hotel du Lac, este restaurante de alta gastronomía francesa es el escenario ideal para experimentar una comida romántica disfrutado de unas vistas fantásticas al lago y los Alpes.

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