Seis miradores privilegiados en Barcelona que miran al infinito
Desde lo más alto, estos panorámicos lugares a los que se puede llegar a pie o en coche alardean de vistas. Son castillos, santuarios, pueblos y picos a los que subirse para contemplar la inmensidad del paisaje que los rodean y disfrutar con la mirada, aunque sea difícil abarcar de un vistazo todo lo que acaparan.
SANTUARIO DE QUERALT
En lo alto de la sierra de Queralt, a 1.200 metros de altura, está el que llaman por estas tierras de la provincia de Barcelona “el balcón de Cataluña”. Donde antaño se alzaba el castillo de Guillem de Berguedà hoy está el santuario en el que se venera a la Mare de Déu de Queralt, con la iglesia, la cueva donde fue encontrada la imagen por un pastor, un restaurante y la estación de funicular. Si la subida en coche es cómoda, ascender a pie desde Berga es una auténtica delicia –alrededor de una hora lleva–, pero mucho más contemplar la panorámica del pueblo desde las alturas y, en la lejanía, el río Llobregat y hasta las montañas pirenaicas.
ULLASTRELL
Situado en una cresta como está, a 342 metros de altura, se entiende que este pequeño pueblo del Vallés Occidental sea un mirador fantástico desde cualquiera de sus rincones, ya sea hacia el valle, hacia el Baix Llobregat o hacia la montaña de Montserrat. Pero ninguno como el que regala el mirador que se sitúa más arriba de la iglesia y que abarca una panorámica de 360º. Una vez arriba es fácil no perderse nada, porque un poema va relatando los pueblos que, desde lo alto, se visualizan.
CASTILLO DE BALSARENY
Sobre el pueblo de Balsareny se levanta el castillo que lo corona, una fortificación del siglo XV que es un buen ejemplo del estilo gótico catalán. A él hay que llegar no solo para admirar esta construcción de forma pentagonal, con su galería de arcos, su escalera de piedra, sus salones y también sus almenas, también para deleitarse con las vistas sobre el río Llobregat, que queda a los pies, el pueblo, las llanuras del Bages –la comarca en la que se emplaza–, Montserrat y los Pirineos.
CASTILLO DE BOIXADORS
Habitado hasta mediados del siglo XX y testigo a lo largo de su historia de más de un conflicto bélico, hoy en este castillo –que comenzó a conformarse a partir de su torre exenta y circular– a las afueras de Sant Pere Sallavinera, en la comarca de Anoia, es un lugar de paz con unas vistas excepcionales de la meseta de Calaf, que domina desde sus alturas. Para visitarlo hay que acudir el primer domingo de mes concertando previamente la visita.
TAVERTET
Hay que sortear una serie de curvas para alcanzar uno de los lugares más mágicos de la comarca del Collsacabra: el santuario de Cabrera, que ofrece su imagen más conocida. Bosque de boj, roble y encina animan a adentrarse en la carretera que lleva hasta Tavertet, una preciosa localidad en un entorno espectacular: al pie mismo de los riscos escarpados que se precipitan hacia el pantano de Sau y asentada en una península de piedra. Esconde bellas casas de montaña de los siglos XVII y XVIII, unas magníficas panorámicas y, sobre todo, es punto de partida de numerosas excursiones.
EL CIRCELL DE LES GUNYOLES
Situado en el Puig de la Mireta de Les Gunyoles, en Avinyonet del Penedès, este es el primero de los cinco miradores que conforman el proyecto Miravinya, una futura ruta que permite disfrutar de los paisajes del Penedès desde otro punto de vista. Con una panorámica de 360º, su forma de espiral es una invitación a dar una vuelta completa mientras se contemplan la plana del Penedès, el macizo del Garraf, las montañas del Pirineo...
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Diputación de Barcelona: barcelonaesmoltmes.cat