A pie o en bici por Madeira, una isla portuguesa para una escapada en familia

Con sus miles de kilómetros de canales o levadas, sus rutas señalizadas sobre majestuosos picos y sus serpenteantes carreteras hacia rincones insólitos, la isla aúna su encantador sabor portugués con una de las mayores explosiones de la naturaleza de las que goza el Viejo Continente.

por NOELIA FERREIRO

Madeira es el lugar donde Europa se une con el trópico. También es el jardín del Atlántico, un vergel en medio del océano con temperaturas veraniegas durante todo el año y cantidad de reservas protegidas que animan a bellas caminatas por su costa salpicada de acantilados o por sus senderos que atraviesan bosques de laurisilva con unas vistas asombrosas.

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La naturaleza se empleó a fondo en este archipiélago portugués formado por dos islas habitadas [Madeira y Porto Santo] y otras mantenidas como parque natural [Desertas y Selvagems]. Tanto que, más que explorar sus aguas cristalinas [que también], más que descubrir los pintorescos pueblos de sus valles [que por supuesto] en este rincón hay que entregarse a las actividades de ecoturismo, que pasan por sus fascinantes jardines con plantas subtropicales y por los paisajes de abruptas montañas que conforman su isla mayor elevándose sobre las nubes.

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Madeira se encuentra a una hora y media en avión desde Lisboa y son muchas las opciones que brinda para estar entretenidos durante todo el día. Empezando por la capital, Funchal, donde lo más divertido es montarse en el teleférico que sube al barrio de Monte para luego descender dentro de los carreiros, una especie de trineos de mimbre tirados por sus correspondientes mozos, en un trayecto de dos kilómetros cuesta abajo.

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Funchal, con su genuino sabor portugués, merece ser devorada con calma: pasear por la señorial Avenida Arriaga, perderse por el mercado de Lavradores o maravillarse ante la remozada Zona Velha donde, detrás de esas puertas que han servido de lienzo a los artistas locales, se esconden boutiques, galerías o cafés. Puede que los más pequeños no quieran perderse el Museo de Cristiano Ronaldo con toda la parafernalia del mejor embajador de Madeira.

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Pero lo que sí que es inexcusable en esta isla es realizar una caminata por su impresionante mosaico vegetal. Para ello están los múltiples senderos que discurren por los bosques de laurisilva declarados por la Unesco Patrimonio Natural de la Humanidad o las características levadas, canales de irrigación que se construyeron en el siglo XVI para transportar el agua, y que hoy ocupan una red de 3.000 km que pueden abordarse a pie o en bicicleta.

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A veces rasgadas en la roca sobre abismos de cientos de metros de profundidad, otras atravesando montañas a través de larguísimos túneles, recorrer las más de doscientas levadas es la actividad al aire libre con mayor tradición en Madeira. Las que llevan por la Vereda do Areeiro, la Vereda da Ilha o la Levada do Moinho están entre las más recomendadas.

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Bien a través del senderismo por sus innumerables rutas señalizadas, o bien en coche por sinuosas carreteras, es imprescindible descubrir Cámara de Lobos, un típico pueblo de pescadores al lado de Funchal; el cabo Girao, con algunos de los acantilados más altos de Europa; el recóndito valle Curral das Freiras con su mirador Eira do Serrado y su deslumbrante panorámica de castaños; los paisajes que jalonan la bellísima bahía D'Abra y la Punta de São Lourenço, en el extremo oriental, o el pico Ruivo, el más alto de la isla, de 1.861 metros.

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Y si lo que se busca es un refrescante baño en el Atlántico, será mejor acercarse a la isla vecina, Porto Santo, anillada de aguas cristalinas. Su icónica playa de arena fina y dorada que se extiende a lo largo de nueve kilómetros tiene, además, propiedades terapéuticas y es el escenario perfecto para entregarse a los deportes náuticos.

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UNA RECOMENDACIÓN: Acercarse a la localidad de Santana, en el norte de la isla. Durante mucho tiempo fue innaccesible por tierra y mar, y eso explica su rasgo más característico, el estilo arquitectónico de sus casas, con techo de paja.

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CÓMO LLEGAR
TAP e Iberia, entre otras, tienen vuelos directos a Funchal desde diversas ciudades españolas. Otras aerolíneas, como Air Berlin o British Airways, vuelan a Madeira desde España vía Lisboa u Oporto. Viajes Abreu [viajesabreu.es] ofrece el paquete Madeira Especial Familias de siete noches de duración y en hotel a elegir idóneo para los niños. Desde 389 €.

DÓNDE DORMIR
Una de las mejores opciones de la isla es el hotel Pestana Carlton Madeira donde merece la pena elegir una habitación mirando a la bahía del Funchal.

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DÓNDE COMER
La gastronomía es uno de los puntos fuertes del viaje a Madeira. Para un máximo homenaje se puede ir a Il Gallo d’Oro [ilgallodoro.portobay.com], situado en el hotel The Cliff Bay, en Funchal. Comandado por el chef Benoît Sinthon, es el único restaurante con estrella Michelin de toda la isla. Muy recomendable también es Vila do Peixe [viladopeixe.com/], en el encantador pueblo de Cámara de Lobos y sobre una bella bahía. Para degustar excelente pescado en todas sus formas.