“Regreso con la sensación de que podría quedarme a vivir allí”, con esas palabras Mariló Montero hablaba del viaje que acaba de hacer esta Semana Santa a Tanzania, donde ha vivido una enriquecedora experiencia compartiendo su tiempo con las gentes de distintos poblados africanos. No era la primera vez que la presentadora visitaba este continente –la última lo hizo acompañada de sus hijos a Benín de la mano del Padre Ángel– y no será la última: “A África, siempre”. A donde regresa una y otra vez es al pueblo de Navarra donde nació y vivió su juventud hasta que, por motivos de trabajo, tuvo que abandonar para comenzar su aventura profesional.
“Estella la bella, que no la ves hasta que estás en ella”. Esta frase popular va siempre con Mariló Montero cuando le preguntan por su pueblo, “mi querida Estella”. Y es que su añoranza y la pasión que siente por la tierra que la vio crecer están siempre presentes en su vida. “Un fin de semana en mi tierra con mis amigas del alma. Pocas cosas pueden mejorar estas escapadas. Renovada”. Así vuelve Mariló cada vez que va a su tierra. Pero ¿qué tiene de especial este lugar al que regresa cada vez que su agenda se lo permite?
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Estella es uno de los lugares importantes del Camino de Santiago en Navarra. Llegando por él desde Puente la Reina –en algunos tramos en paralelo con la antigua calzada romana que unía ambos municipios–, lo primero que se ve es su famoso puente medieval de un solo arco que salva las aguas del río Egea, uno de los enclaves favoritos de la presentadora. Se le conoce como el de la Cárcel, pero por su curiosa forma, todo el mundo le dice puente Picudo.
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Una vez cruzado se entra en el casco antiguo, muy bien conservado y articulado alrededor de la calle San Nicolás, conocida desde antiguo como la ruta de las tiendas. Para curiosear, hay que seguir la calle de Curtidores y no perderse el Palacio de los Reyes de Navarra, construido en el siglo XII y buen ejemplo de la arquitectura civil románica en Navarra, cuyo interior acoge el Museo Gustavo de Maeztu (museogustavodemaeztu.com).
Frente al palacio está la iglesia románica de San Pedro de la Rúa, con una escalinata y un precioso claustro que la periodista ha enseñado en sus redes sociales. Y no lejos, otros templos que resumen la riqueza arquitectónica de Estella, empezando por la iglesia del Santo Sepulcro –la que visitan los peregrinos–, San Miguel in Excelsis, y la basílica del Puy. Pero también bellos palacetes y casonas, como el palacio del Gobernador, donde se ubica en la actualidad el Museo del Carlismo.
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Muchos otros rincones de Estella forman parte del itinerario fijo de la periodista navarra en su pueblo, desde la porticada plaza de los Fueros, punto de encuentro habitual con su familia y amigos, a la pastelería La Mallorquina, que abre sus puertas en la calle Mayor, a la que acude a comprar los dulces artesanos que elaboran en ella, generación tras generación, desde hace casi 90 años.
También la plaza de Santiago, donde cada jueves se celebra su famoso mercado, la sala Trova, frecuentada por la periodista en su adolescencia y que ahora recuerda con cariño cuando se reúne allí con sus amigas y el cementerio de la localidad, “uno de los más bonitos que ha visto nunca” y en el que descansan sus padres, su hermano y María de Maeztu, protagonista de su novela La maestra, escrita junto a Carmen Gurruchaga, sobre la apasionante historia de esta pionera que soñó con abrir la mente, estudio y la universidad a las mujeres de su época. «Cuando leí el testamento de María de Maeztu, me puse a temblar. Está enterrada en Estella, mi ciudad. Me di cuenta de que el personaje me llamaba para que contara su vida», dijo.
EXCURSIONES CERCA DE ESTELLA
A media hora de Estella-Lizarra está una de las excursiones preferidas de Mariló Montero, la Reserva Natural del Nacedero del Urederra, en la sierra de Urbasa. Un ecosistema extremadamente frágil –su acceso está limitado a 500 personas al día– que se alcanza por un sendero que parte desde el pueblo de Baquedano. Su nombre –que se traduce como aguas hermosas– no engaña, pues las que brotan a la superficie en medio de un espectacular circo rocoso de altos paredones prácticamente tapizados por una fuerte vegetación son de un color turquesa que parece irreal. La cascada, el murmullo del agua cristalina, la luz que se filtra entre las hojas de los árboles y aroma a naturaleza… todo suma para embellecer este enclave. Es una ruta corta y sencilla que discurre a la fresca sombra de encinas, robles, quejigos y arces.
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Muy cerca de Estella-Lizarra también hay otros imprescindibles en la zona: el monasterio de Santa María la Real de Irantzu, en Abárzuza; el monasterio de Iratxe, en Ayegui; o la iglesia de Santa María de Eunate, en Muruzábal, por la que pasan los peregrinos, pues es otro de los hitos del Camino de Santiago por Navarra.