Triana empieza en el puente de hierro que lleva su mismo nombre, aunque en realidad se llama de Isabel II y no solo es el más antiguo conservado de España, también la cara más conocida del barrio y el mejor lugar para situarse y contemplar el espectáculo de fuegos artificiales con el que da comienzo la Feria de Abril. En su extremo, hay una pequeña capilla dedicada a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros y obra de Aníbal González, el mismo que diseñó la grandiosa Plaza de España sevillana. Y es que este barrio es cuna de marineros, pero también de toreros, cantaores, pintores y alfareros. Al atardecer, cruzar por el puente y sentarse en la terraza de MaríaTrifulca (mariatrifulca.com) no tiene precio, por disfrutar de su cocina mediterránea con las mejores vistas al río.
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SANTA ANA Y LA ESPERANZA DE TRIANA
Casi paralela al Guadalquivir discurre la calle Pureza, que recorre el corazón del popular barrio y conecta la plaza del Altozano con la calle Troya. En ella se encuentran la iglesia gótica de Santa Ana, la más antigua de Sevilla, y la capilla de los Marineros, sede de la hermandad de la Esperanza de Triana, una de las imágenes más queridas de la ciudad que sale en la Madrugá, y de la que es hermano Francisco Rivera.
EL PATIO DE LAS FLORES Y OTROS CORRALES DE VECINOS
Triana era el barrio de Sevilla que albergaba el mayor número de patios de vecinos de toda la ciudad. De estos edificios dispuestos en torno a un gran patio central que marcaron la vida y el carácter de los vecinos desde finales del siglo XIX, y alcanzaron la centena, hoy apenas se conservan 15, concentrados en las calles Castilla y Alfarería. El Patio de las Flores (Castilla, 16) es uno de los más antiguos y auténticos, con sus retablos cerámicos, sus azulejos trianeros, su pozo, sus lavaderos y su profusa decoración con macetas en muros y ventanas, y ha servido como escenario de rodaje de películas. Otro, el Hotel Triana (Clara Jesús Montero, 28), ocupa un antiguo hotel y acoge encuentros musicales y artísticos. Puntualmente este y muchos otros, abren sus puertas a visitas guiadas gratuitas.
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LA PLAZA DEL ALTOZANO
Las calles más emblemáticas del barrio de Triana –Betis, Pureza, San Jacinto, San Jorge y el paseo de Nuestra Señora de la O– confluyen en esta plaza que está llena de atractivos, empezando por el edificio de la farmacia Murillo, de 1912. También se ven en ella los monumentos a Juan Belmonte y al Arte Flamenco, un gran ejemplar del árbol de las lianas y el mercado de Triana. Muy cerca, en la calle Castilla, está la iglesia de la O, y, al final, la capilla del Patrocino, donde reside la imagen del Cachorro, el magnífico crucificado que procesiona por Sevilla.
MERCADO DE TRIANA
Para tomar el pulso a una ciudad o a un barrio hay que pasar por su mercado. Y el de Triana no solo tiene el ambiente de los vecinos, curiosos y turistas que pasan por él para comprar o tapear, también su historia, pues se levanta donde estuvo el castillo de San Jorge, sede y prisión de la Inquisición Española. Junto al mercado se encuentra el singular callejón de la Inquisición, que formaba parte de la fortaleza, bajo la cual se encuentra un museo.
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DE COMPRAS POR SAN JACINTO
Esta calle peatonal que, como una espina dorsal, atraviesa gran parte de Triana hasta terminar en el popular barrio del Tardón, es una buena opción para el paseo, en cuyo discurrir hay que detenerse en la capilla de la Virgen de la Estrella, en la iglesia de San Jacinto de los dominicos y después de curiosear en sus comercios hacer una parada en el bar La Blanca Paloma, todo un clásico desde los años 70, para probar sus papas aliñás, la hamburguesa de gambas o la parpatana de atún.
EL PASEO DE LA O
Esta antigua zona de embarcaderos que se extiende paralelo a la ribera del río entre el puente del Cristo de la Expiración y el de Isabel II, es un perfecto lugar de paseo, sobre todo los fines de semana cuando artesanos y artistas exponen sus obras en él. Algunos reservan para comer en el restaurante De la O (delaorestaurante.com) que ofrece cocina de origen andaluz en un entorno inspirado en la naturaleza.
UNIVERSO ALFARERO
Fue en Triana, antaño un barrio de la periferia, donde comenzó la tradición alfarera sevillana, cuya localización a orillas del Guadalquivir facilitaba la salida del producto en barco. Hoy todavía se pueden visitar antiguos obradores y fábricas en las inmediaciones a la plaza del Altozano como lo hacían siglos atrás y verdaderas obras de cerámica en las tiendas de la calle Alfarería. Para conocer la historia del universo alfarero de barrio, nada mejor que acercarse hasta el Centro Cerámica Triana (Callao, 16), una antigua fábrica convertida en museo que representa el pasado y presente de esta hermosa tradición. Con un diseño arquitectónico de lo más vanguardista, el espacio une pasado y presente en unos hornos que han sido restaurados para poner en valor la cerámica sevillana.
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HORA DE COMER
El pescaíto, las tapas o la buena cocina andaluza se disfrutan de otra manera con buenas vistas al Guadalquivir, como las que ofrece Río Grande(grupocarbon.es), mirando a la Torre del Oro, o el Kiosco de las Flores (kioscodelasflores.com), abierto en 1930, dos clásicos de la calle Betis. También el más moderno Abades Triana (abadestriana.com), cuya carta es un mix de sabores tradicionales andaluces con un toque de innovación.
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Y populares y buenas referencias en el barrio son Las Golondrinas (@barlasgolondrinastriana), en el que probar sus puntas de solomillo, sus aliños y sus champiñones con alioli; el bar Casa Ruperto (Santa Cecilia, 2), especializado en codornices fritas, el bar Juan Carlos (Febo, 6), paraíso del queso, que se marida con cervezas de importación, o la freiduría Reina Victoria (freiduriareinavictoria.com) donde comprarse un cucurucho de pescaíto frito para irlo degustando durante el paseo por el barrio.