Ocho escenarios naturales de España donde brilla la recién estrenada primavera
JARDINES HISTÓRICOS DE LA COSTA BRAVA
En 1921 llegó a Blanes un ciudadano alemán, Karl Faust, que se dedicó a coleccionar y aclimatar especies vegetales exóticas. De este empeño nació el jardín botánico Marimurtra. Son 15 hectáreas sobre las que crecen más de 3.000 especies en el precioso marco de la cala Sa Forcanera, asomada al Mediterráneo. También digno de visitar, el botánico Pinya de Rosa, en el camino a Lloret de Mar, con más de 7.000 especies de plantas de todo el mundo.
DEHESAS EXTREMEÑAS
Dehesas de encinar y de alcornocal son el hábitat más representativo del Parque Natural de Cornalvo, en las inmediaciones de Mérida, pero también la vegetación de rivera que acompaña el curso del río Aljucén y otros arroyos, que llenan de frescor en primavera este territorio extremeño de suaves relieves.
VALLE DE LAS BATUECAS
No lejos de la Peña de Francia, entre frondosos bosques de robles y castaños se esconde el valle encantado de Las Batuecas. Desde La Alberca y bajando el Portillo, son varios los miradores que a lo largo de 12 kilómetros invitan a detener el coche hasta llegar al monasterio de San José, encajado en lo más profundo del valle, para disfrutar del paisaje primaveral.
QUINTA DE LOS MOLINOS
En primavera, los almendros son la estrella de este parque madrileño situado cerca de la Feria de Madrid cuyo origen es una finca de recreo rústico urbana con zonas de explotación agrícola y un marcado carácter mediterráneo, donde también se pueden encontrar otras especies como olivos, pinos, eucaliptos.
PATIOS DE CÓRDOBA
Los patios son la quintaesencia de la estética andaluza, con sus paredes encaladas, sus macetas de geranios, su pozo, su empedrado de chinos, sus rejas artísticas y, sobre todo, el olor al jazmín y al azahar de los naranjos que perfuman el ambiente en primavera.
BOSQUE DE MUNIELLOS
Este bosque asturiano es el mejor de roble albar de la península. Es denso, fresco y rezuma humedad entre los musgos y líquenes que tapizan sus troncos, como un bosque de cuento. Pasa por ser uno de los rincones más cotizados del otoño, pero también de primavera, cuando sus centenarios robles y hayas visten sus mejores galas.
GREDOS
Una avalancha amarilla de flores de piorno cubre la Sierra de Gredos en primavera y en las localidades de la vertiente norte lo celebran con el Festival del Piorno en Flor. La fiesta, que celebra su segunda edición, se prologará hasta el 23 de junio e incluye talleres demostración de usos tradicionales del piorno, degustaciones, visitas a distintos puntos de observación, concursos de decoración, música, rutas en la naturaleza…
VALLE DEL JERTE
En cuanto los miles de cerezos que cubren las laderas de las montañas se llenan de flores blancas, el valle del Jerte se transforma en un lugar mágico. Un colorido espectáculo que también se celebra por todo lo alto con la Fiesta de Interés Turístico Nacional del Cerezo en Flor, este año del 1 al 9 de abril, en la que cabe de todo, desde actividades gastronómicas a exposiciones, recreaciones, rutas por la sierra y hasta una lluvia de pétalos blancos.