Este fin de semana, una ruta en coche por el valle de Carranza
Este plácido valle es un compendio de bosques, peñas calizas y praderías donde pastan vacas lecheras. Desde él trazamos un recorrido por lo más granado de la comarca de Las Encartaciones. Descubrirás catedrales góticas subterráneas, pueblos anclados en otra época, dólmenes prehistóricos, ferrerías y hasta una colección de casas de indianos.
La ruta por el tranquilo valle de Carranza, cerrado por el norte por las imponentes peñas de Ranero, en las que el río ha tallado un estrecho desfiladero, debe comenzar en las profundidades, porque es bajo esas peñas donde se encuentra el misterioso paisaje subterráneo de la cueva de Pozalagua, una cavidad descubierta accidentalmente que esconde extensas y caprichosas columnas de estalactitas y estalagmitas; algunas de ellas únicas, como las estalactitas excéntricas, una especie de raíces minerales que crecen curiosamente en cualquier dirección, pero siempre contra la gravedad. Las formaciones se suceden a lo largo de los 125 metros de su cámara principal, que alcanza en su punto más alto los 17 metros de altura, lo que la convierten en una auténtica catedral gótica bajo tierra (cuevasturisticas.es. Las visitas son guiadas. Entrada: 7 €).
EN BUSCA DE CASAS DE INDIANOS
De vuelta al exterior, el valle de Carranza es naturaleza en estado puro y sus pradería todo un paraíso para las vacas lecheras. No es hoy lo que fue antaño, un lugar aislado por las abruptas montañas que lo delimitan y que, desde el XVI hasta comienzos del pasado siglo, obligó a muchos oriundos a abandonarlo, llegando hasta México, Cuba o Puerto Rico. Aquellos que hallaron fortuna en su aventura americana y regresaron a su valle comenzaron a levantar palacios y caprichosas casas de indianos, de las que hoy quedan algunos testimonios, como la casa Vizcaya, en Lanestosa, o el chalet de Hernáiz, en el barrio de Concha de Carranza.
UNA VISITA A UN PARQUE ECOLÓGICO
Para seguir disfrutando de cerca de algunos de los valores naturales de Carranza hay que pasar por el parque ecológico de Karpín Aventura (karpinabentura.com), que acoge en una finca de 20 hectáreas, además de un palacio de indianos, un centro de acogida de animales silvestres enfocado a la concienciación ecológica de sus visitantes y un parque sobre los dinosaurios .
BALMASEDA, UNA VILLA CON SABOR
Abandonando el valle y en dirección al puerto de la Escrita es obligado detenerte en Balmaseda, y no solo para disfrutar de su afamada chacinería. Callejeando por esta villa que fue eje comercial y aduanero en la ruta hacia Castilla, además de posada en el Camino compostelano, descubrirás sobre las aguas del río Cadagua, su Puente Viejo, del siglo XIII y emblema de la villa; pero también el barrio de San Lorenzo; el conjunto monumental de Santa Clara; el Centro de Interpretación de la Pasión Viviente, ubicado en la iglesia de Santa Clara; o la plaza de San Severino antes de llegar al Museo Boinas La Encartada (laencartadamuseoa.com) donde puedes conocer la historia industrial de la villa y de paso llevarte como recuerdo una de sus bonitas boinas de colores.
UNA VISITA AL MUSEO DEL ROLLS-ROYCE
A 20 kilómetros espera la siguiente parada, que no es otra que la torre defensiva que distingue el núcleo de Galdames y que acoge un curioso museo dedicado al Rolls-Royce, emblema de los coches clásicos (torreloizaga.com. Abre domingos y festivos por la mañana. Entrada: 7 €).
UNA FERRERÍA EN FUNCIONAMIENTO
A casi los mismos kilómetros, en el barrio de El Pobal de Muskiz, se descubre este ingenio ferrón en funcionamiento y con una didáctica exhibición de la molienda harinera y la fundición del hierro [elpobal.com. Cierra lunes y tardes en horario de invierno. Entrada: 3-5 €].
LOS QUESOS DE LANESTOSA
Ya en el camino hacia tierras cántabras se alcanza la última de las estaciones, la villa de Lanestosa, que se enorgullece de ser uno de los pueblos más antiguos de la provincia, de un bien conservado casco urbano medieval bañado por el río Calera y, por supuesto también, de unos quesos que saben a gloria.
NO DEJES DE… Descubrir la huella prehistórica del valle de Carranza, donde se da la mayor concentración de monumentos megalíticos de Bizkaia. Desde Ranero, una ruta lleva hasta el más grande de la zona, el que preside el paraje conocido como Lama, con 18 metros de diámetro y 3,5 de altura. El túmulo Surbias, los cuatro que forman la necrópolis de la Galupa y los de Carcelares y Picosal se descubren a lo largo del itinerario.
MUY PRÁCTICO
CÓMO LLEGAR
Desde Bilbao, por la costa, tomando la A-8 dirección Santander hasta tomar la salida en Colindres y después seguir por la N-629 dirección Burgos hasta Gibaja, que enlaza por la C-630 con Carranza. Desde Burgos por el puerto de Los Tornos hasta llegar a Lanestosa y allí continuar hasta Ramales de La Victoria y Gibaja.
LOS MEJORES ALOJAMIENTOS
En Carranza, dos alojamientos recomendables son Alma de Romero (almaderomero.com), con vistas al entorno natural desde su siete habitaciones, todas diferentes, y la casa rural Gailurretan (gailurretan.com]. Otra buena opción es el Parador de Limpias (parador.es), junto a la ría del Asón, a 23 kilómetros de Carranza, un palacio con jardín de árboles monumentales, piscina al aire libre y climatizada y restaurante.
Y PARA COMER
Mendi Alai (medialai.net) y Casa Garras (casagarras.com), dos buenas opciones en Carranza, donde se ofrece platos tradicionales de la zona. También apetecible la comida de Amalurra (amalurra.com), en Arzentales y, por supuesto, La Solana (restaurantesolana.com), en Ampuero, con una estrella Michelin y una larga historia. A 20 kilómetros de Carranza y junto al santuario de la Bien Aparecida de Cantabria.