Y después de las fiestas... vacaciones de invierno en una cabaña con los Alpes a los pies
Entre algunas de las más altas cumbres austriacas se esconde la pequeña aldea de Priesteregg, uno de los secretos mejor guardados del turismo alpino para disfrutar de la nieve.
A 70 kilómetros de Salzburgo, llegar hasta este conjunto de encantadoras casitas de montaña no es fácil y eso también tiene su encanto. Las señales e indicaciones son inexistentes, pero el esfuerzo de buscar este tesoro en el mapa queda recompensado cuando uno se encuentra las 16 cabañas de madera que la conforman a 1.100 metros de altitud camufladas en la nieve, como si pertenecieran al paisaje que las rodea desde siempre.
El poderoso Steinerne Meer se eleva por encima de la villa, con el pico Hochkoenig rozando el cielo con sus 3.000 metros de altura. Más allá esperan el valle Leoganger y los Alpes de Kitzbühel. Ni rastro de civilización en el entorno.
Si de día el tiempo se pasa disfrutando de la naturaleza alpina y de la nieve –una lanzadera lleva desde la villa al remonte más cercano–, y de un lugar en el que no hay vehículos en sus calles, cuando uno se refugia en el interior el encanto reside en el cálido ambiente familiar.
Cada cabaña –algunas bautizadas con nombres de montañeros ilustres– dispone de una zona de estar con chimenea, bañeras antiguas, spa, servicio de masajes y ventanales con vistas a las cumbres.
También hay mucho tiempo para los pequeños placeres de la vida, como leer frente a la chimenea o saborear sencillos platos a base de carne asada, costillas, salmón a la parrilla o trucha ahumada. Una cocina que apuesta, como todo en este rincón de Austria, por el lujo de lo sencillo.