París desde los tejados, como nunca lo has visto

by hola.com

En la capital del Sena hay un pasatiempo que todo el mundo debería probar y es trepar a sus alturas. Es la mejor manera de inmortalizar esta ciudad inmutable. Después de recorrer sus principales monumentos, entrar en sus museos, caminar por sus famosos boulevares o dar un paseo por la orilla del río, hay que salir en busca de estas panorámicas, que distan mucho de las perspectivas habituales. A vista de pájaro hemos retratado la ciudad y este ha sido el resultado. ¡Como para no enamorarse de ella!

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El espectacular edificio del Ayuntamiento parisino, el más grande de Europa, impresiona iluminado al anochecer entre los tejados de la ciudad. Su fachada principal está decorada con estatuas de personas importantes de París.

 

Ille de la Cité, el barrio más antiguo de París, concentra varios lugares infaltables en cualquier visita por la ciudad: el Puente Nuevo, la catedral de Notre Dame, el puente del Archevêché…

 

En la emblemática plaza Charles de Gaulle se levanta el Arco de Triunfo. Doce son las avenidas que confluyen en ella dándole su característica forma, de ahí su nombre original: plaza de la Estrella.

 

La dorada cúpula de la capilla de San Luis sobresale en el conjunto arquitectónico del palacio de los Inválidos, ordenado edificar por Luis XIV. Construido entre 1671 y 1676, es uno de los más prestigiosos monumentos de París. Hoy sigue siendo un hospital-hospicio, su función de origen, para los grandes combatientes heridos o mutilados de guerra, pero además alberga varios museos y la iglesia del Dôme, con la tumba de Napoléon I.

 

Una fábrica de tejas que existía en el lugar donde la reina Catherine de Médicis hizo edificar el palais des Tuileries en el año 1564, hoy en día desaparecido, da nombre a este jardín afrancesado del mismo nombre que separa el museo del Louvre de la plaza de la Concorde. Es un lugar de paseo para parisinos y turistas, donde se pueden ver estatuas de Maillol, Rodin o Giacometti, dos estanques, el museo de l’Orangerie –para admirar las obras de Monet-, tiovivos y otras atracciones.

 

La posición central de Ille de la Cité, entre la plaza de Châtelet al norte y el barrio de Saint-Germain-des-Prés al sur, hace de ella un paso obligado en cualquier paseo a orillas del río.

 

A 46 metros de altura, diablos, demonios, trasgos, harpías y grifos, entre otras monstruosas estatutas grotescas, observan impasibles la vida de París bajo sus pies petrificados en la galería de las gárgolas de la catedral de Notre-Dame. Además con un fondo de excepción: la Torre Eiffel, el Sena…

 

A orillas del Sena, el palacio de Justicia parece desde las alturas aún más monumental. Abarca toda la anchura de la île de la Cité y ofrece una vista espléndida, con sus torres góticas dominando los muelles. El lugar encarna el gran legado de Napoléon, el sistema judicial francés.

 

Para la Exposición Universal de 1878, Luis XVIII mandó construir un palacio de inspiración morisca al que llamaron Trocadero. El palacio fue demolido en parte y reconstruido para la Exposición Universal de París, dando como resultado el actual palacio de Chaillot, sede de varios museos.

 

Ese gigante de piedra que es el Gran Palais culmina en una espléndida cubierta metálica acristalada de gran audacia arquitectónica. Nació con motivo de la Exposición Universal de 1900 y hoy está dedicado a grandes exposiciones temporales y acontecimientos de lo más variado. Su jardín, el Square Jean Perrin, situado junto a la fachada norte, forma parte de los jardines de los Campos Elíseos.

 

La explanada a la que se abre la catedral de Notre-Dame es el kilómetro cero de las carreteras francesas. Vista de lejos, resulta espectacular con sus torres, su aguja y su rosetón de la fachada despuntando entre los tejados de la ciudad; de cerca se admiran sus vitrales, aunque si se quiere seguir con perspectivas nada como encaramarse a sus torres y gozar de otras vistas igual de increíbles.