De ruta por Ezcaray, el pueblo por el que se pasea Rubén Cortada
Te descubrimos este pueblo de La Rioja, tan protagonista como el guapo actor en la serie de televisión ‘Olmos y Robles’. Un lugar lleno de encanto para escaparse un fin de semana.
Ezcaray, en La Rioja, está en el lugar perfecto. A su alrededor las cumbres redondeadas de la Sierra de la Demanda, las aldeas ganaderas, la Vía Verde del Oja que llega hasta Casalarreina siguiendo un antiguo trazado ferroviario y el aliciente de los deportes de nieve. Eso, en su entorno. Próximo, un pueblo del que los espectadores de la serie Olmos y Robles, protagonizada por Rubén Cortada y Pepe Viyuela, se han enamorado. Como le pasaría a cualquiera.
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De Ezcaray gustan sus calles porticadas y sus plazas, sus casonas, los paseos junto al río Oja, las mantas de mohair que se elaboran en su fábrica artesanal, su animada vida y también las propuestas gastronómicas de un cocinero que ha revolucionado aún más este pueblo: Francis Paniego. Primero con su restaurante Echaurren, poseedor de dos estrellas Michelin, y luego todo lo que ha ido surgiendo de sus manos: un hotel, un bar de tapas y un bistrot. Además del restaurante de cocina tradicional que regenta su madre, alma mater de todo ello.
Es Ezcaray un pueblo que cambia con las estaciones. Unas veces es tranquilo y sosegado y el paseo por sus calles es un ejercicio para solitarios; otras, animado y bullicioso, especialmente cuando en verano o en invierno, cuando llegan los esquiadores en busca de la nieve de la estación de Valdezcaray. Hay cosas, por fortuna, que nunca cambian y es el encanto de su casco histórico, del más puro estilo serrano, intachable pese a los embates de los nuevos tiempos.
La plaza de la Verdura es el centro de la localidad, con su fuente, sus plataneros. De ella parten calles con soportales y otras que muestras elegantes mansiones hidalgas, como el palacio de Torremúzquiz o la casa de los Masip... Y tiene una iglesia fortaleza de aúpa dedicada a Santa María, con torreones cilíndricos y una portada plateresca bajo una balconada en la que se muestran los escudos de los sucesivos señores de Ezcaray.
De la próspera industria textil que tuvo desde del siglo XVI aún conserva evidentes recuerdos, como alguna de las antiguas tañerías junto al Oja y, sobre todo, la Real Fábrica de Santa Bárbara, hoy casa consistorial, albergue y teatro. Y también el taller artesanal de los hijos de Cecilio Valgañón, del que se abastecen marcas como Loewe o Zara Home.
Hoy, el encanto de Ezcaray es caminar por tranquilamente por el pueblo, deteniéndose a tomar un vino en la plaza del quiosco, después acercarse hasta el paseo de Tenorio junto al río y subir a la ermita de Santa Bárbara para quedarse con la mejor imagen de esta villa que, junto a sus aldeas –las que se descubren por la carretera que corre junto al Oja: Zaldierna, Alzárrulla, Posadas…- comparten un espacio de montaña de singular belleza.
GUÍA PRÁCTICA
Para dormir
En el mismo edificio que el prestigioso restaurante gestionado por la quinta generación de la familia se encuentra el hotel Echaurren (echaurren.com), con habitaciones actuales de diseño. El alojamiento más nuevo de la zona se llama Pura Vida (hotelpuravida.es), un hotel con encanto obra de dos interioristas que combina arquitectura y un exclusivo diseño interior en una de las aldeas próximas a Ezcaray.
Para comer
Además del restaurante Echaurren (echaurren.com), también recomendable es Casa Masip (casamasip.com), un establecimiento de estilo rústico en el que triunfan platos como los caparrones y el bacalao a la riojana y, en otoño, las setas y los platos de caza. También buena opción es El Rincón del Vino (rinconesdelvino.com), que ofrece una cocina hecha sobre fogones de leña, horno, brasa y parrilla.