Colombres, un pueblo asturiano ejemplar
Entre la sierra del Cuera y el mar, la capital del concejo de Ribadedeva concentra las esencias históricas del oriente asturiano, desde el arte parietal de la cueva del Pindal hasta el legado arquitectónico indiano, un mérito que le ha hecho merecedor de esta distinción.
Colombres recibirá una visita muy especial en los próximos meses, será la de los Reyes de España, cuando con motivo de su viaje a Oviedo por la entrega de los Premios Princesa de Asturias se desplacen a conocer el que es el Pueblo Ejemplar 2015. Te desvelamos los encantos de este enclave de Asturias marcado por la arquitectura que prodigaron los emigrantes regresados de América.
Ribadedeva es tierra de emigración. Hasta los años 50 del pasado siglo fueron muchos los que optaron por buscar en América el futuro y en la actualidad no hay prácticamente ningún vecino que no tenga familiares en México, Cuba o Argentina. A la generosidad de estos emigrantes que regresaron a Asturias enriquecidos se debe la transformación de Colombres en un pequeño núcleo urbano. Así que no hay mejor modo de entender este desarrollo que pasar por el Museo de la Emigración de la Fundación Archivo de Indianos, ubicado en un edificio de estilo indiano construido en 1906. En su museo se recogen documentos para preparar la partida de los emigrantes, los carteles de las navieras que ofrecían el viaje a América, fotografía de muchas de aquellas personas que salieron de la villa, momentos emotivos, la vida a bordo de los barcos…
Pero el encantador casco antiguo depara otras sorpresas, como la colección de casonas de este estilo, entre las que sobresale la Casa Roja. También de interés es el edificio del Ayuntamiento y el cementerio, dos de las obras públicas que llevan la huella indiana. Y si coincide, la Feria de Indianos, que, con un mercado con genéro de ultramar y todo tipo de actos, celebra la importante aportación de los emigrantes.
Más allá, en las proximidades de la localidad de Pimiango y en medio de una sucesión de acantilados de vértigo, espera la Cueva del Pindal, habitada y utilizada por los habitantes de esta zona en un largo periodo de tiempo que iría desde los 18.000 a los 6.000 años a.C. La caverna es una larga galería de unos 400 metros de profundidad que encierra una de las más bellas muestras de arte paleolítico de Asturias, donde se distinguen desde representaciones de bisontes, caballos y ciervos hasta impresiones antropomorfas.