Con Blanca Suárez y Álvaro Cervantes por los escenarios más especiales de la ruta del emperador Carlos

Tazones, Laredo, Tordesillas, Granada… hasta acabar en Cuacos de Yuste. Trazamos un itinerario por algunos de los lugares imprescindibles en la vida del nieto de los Reyes Católicos, cuya vida acapara toda la atención televisiva esta temporada.

by Esperanza Moreno

A la exitosa Isabel, protagonizada por Michelle Jenner, le ha salido una sucesora, la serie histórica Carlos, emperador, preparada para convertirse en la revelación de la pequeña pantalla en los próximos meses. En el papel del que fue heredero de la corona de España a la edad de siete años, proclamado rey a los diecisiete y emperador a los veinte, el joven Álvaro Cervantes; y junto a él, Blanca Súarez, dando vida a Isabel de Portugal, su esposa. Te proponemos un recorrido por los lugares que marcaron la vida del emperador.

TAZONES
No era este el lugar previsto, pero fue en este pequeño puerto asturiano del municipio de Villaviciosa donde Carlos I arribó en 1517 para tomar posesión del reino de España, con el permiso de su madre, Juana de Castilla, y tras la muerte de su abuelo Fernando el Católico. Hoy a la pequeña villa de Tazones se va a admirar su caserío adaptado a la pendiente y cuyas casas tradicionales de colores intensos miran al mar, y a disfrutar de los productos del Cantábrico en este enclave de auténtico sabor marinero.

SAN VICENTE DE LA BARQUERA
Muy marinera es también esta villa preparada para recibir oficialmente al monarca a su llegada a España y cuya llegada truncó una tempestad. Pero Carlos V llegó más tarde a San Vicente de la Barquera, donde guardó reposo unos días junto a su séquito en el convento de San Luis. Las ruinas de este edificio quedan cerca del largo puente de la Maza que da acceso a la villa, el mejor lugar para admirar la estampa de la localidad, con sus barquitas decorando la ría, el santuario de la Virgen de la Barquera y, en lo alto, la villa medieval, con el castillo y los restos de la muralla, algunas puertas y su edificio más antiguo: la iglesia de Santa María de los Ángeles. Más allá esperan sus playas: la del Merón, las protegidas del Tostadero y de La Maza y, sobre todo, la de Oyambre, que da nombre al Parque Natural, un milagro de praderías, rías y playas arenosas.

LAREDO
La playa de La Salvé de Laredo no solo presume de ser la más larga de Cantabria, también es en ella donde arribó en 1556 Carlos V para iniciar su último viaje por la península. Son 4 kilómetros de arena blanca y fina recorridos por un paseo marítimo que confluyen en El Puntal, frente a Santoña, y donde cada año en el mes de septiembre, este del 22 al 26, se recuerda el hecho histórico del Desembarco. El barrio del Arrabal, Puebla Vieja y la Atalaya son otros lugares de interés en la villa de Laredo, muy vinculada a los Reyes Católicos y sus descendientes, porque además del desembarco de Carlos V, fue en su puerto donde Isabel La Católica despidió a su hija, Juana, camino a su casamiento con Felipe El Hermoso.

TORDESILLAS
A esta villa castellana a orillas del Duero Carlos I acudió en varias ocasiones para visitar, acompañada de su hermana Leonor, a su madre, la reina Juana, llamada La Loca. Su rastro hay que buscarlo en el monasterio de Santa Clara, antiguo palacio real de Alfonso XI, de sabor mudéjar y en cuya capilla de los Saldaña llegaron a reposar sus restos.

TOLEDO
Toledo, La que fuera sede de la Corte en tiempos de los Reyes Católicos permanecerá estrechamente vinculada por siempre al monarca. Fue él quien encargó a Covarrubias levantar el Alcázar, cuya construcción será concluida ya en el reinado de su hijo Felipe de la mano de Juan de Herrera. La estatua del emperador en la Puerta Bisagra y la Catedral, donde se descubre el órgano que lleva su nombre, son otros testimonios de la huella del monarca en la historia toledana.

REAL ALCÁZAR DE SEVILLA
Fue aquí donde tuvo lugar en 1526 la boda de Carlos I con su prima Isabel de Portugal. Uno de sus salones ha sido bautizado con su nombre, el mismo que en sus orígenes debió ocupar la capilla del palacio y cuya techumbre de casetones con medallas y escudos imperiales resultan ser una de las mejores muestras renacentistas del Alcázar. También en sus jardines se descubre un pabellón en su honor.

LA CAPILLA REAL Y EL PALACIO DE CARLOS V, GRANADA
Fue en la Capilla Real de Granada donde Carlos V quiso que reposaran los restos de sus abuelos, los Reyes Católicos, de sus padres, y también de su esposa, ahora junto a su esposo en el panteón real del monasterio del Escorial. Ya en la Alhambra, la que fuera residencia de los reyes de la dinastía nazarita y hoy una de las joyas más extraordinarias de la historia de la humanidad, espera, tras la fachada de El Partal, el Palacio de Carlos V, levantado por el emperador que quiso hacer de Granada la capital de su imperio, aunque nunca llegó a habitarlo. En su interior acoge el Museo de la Alhambra y el Museo de Bellas Artes.

MONASTERIO DE YUSTE
Cuatrocientos cincuenta kilómetros, de Laredo a Cuacos de Yuste, en Cáceres, recorrió el monarca en su último viaje por España, después de haber abdicado en su hijo Felipe II. Tras atravesar el puerto de Tornavacas, el camino se adentra en la comarca extremeña de La Vera, donde Carlos I acabaría sus días en el monasterio de Yuste tras pasar por el paraje natural de la Garganta del Infierno y descansar un tiempo en el palacio del Conde de Oropesa, hoy Parador de Turismo de Jarandilla de La Vera. Entre castañares y robles se descubre su retiro, el mismo al que llegó aquejado de gota y cansado de múltiples batallas y guerras y junto al que levantó un palacio. Hoy su cuerpo ya no descansa en él, pero su recuerdo permanece para siempre.

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