Kayak, un vuelo en globo, una mina de sal... ¿con qué plan te atreves en Barcelona?
Desde navegar en kayak por las tranquilas aguas del pantano de Sau a emprender una caminata por el parque natural del Montseny, disfrutar de una experiencia gastronómica en un monasterio o adentrarte, con casco incluido, en una mina de sal. No pares de moverte este otoño con estos planes muy activos cerca de Barcelona
HACER UNA CAMINATA POR EL MONTSENY
Para los que les gusta el trekking, pero también para familias apasionadas de los paseos por la naturaleza, de los pueblos, gourmets o cazadores de boletus. A un paso de Barcelona está el parque natural del Montseny, un reino de agua que brinda, sobre todo en otoño, una paleta de colores que van de los ocres a los rojizos. Todo un mundo de sensaciones y un sinfín de caminatas Entre las recomendables, la que parte de Sant Celoni al valle de Santa Fe y más allá al nacimiento del río Tordera; también a la falda del Turó de l’Home -la cima más alta del macizo-, al salto de Gualba o a la fuente de Pasavets.
DAR UN PASEO EN KAYAK POR EL PANTANO DE SAU
Sorprende ver cómo emerge de las aguas tranquilas del pantano de Sau el campanario del anegado núcleo de Sant Romà, pero más aún subido en un kayak o practicando todo tipo de deportes náuticos. Después hay que seguir descubriendo el valle de Sau, donde además de disfrutar de perspectivas y bosques frondosos hay que acercarse a dos pueblos medievales: Rupit y Tavertet. El primero, de calles estrechas y empinadas, coronado por un castillo y próximo al salto de Sallent; y el segundo, una villa con encanto que se asoma sobre un enorme acantilado a Sau y las Guilleries.
VIVIR UNA EXPERIENCIA GASTRONÓMICA EN SAN BENET
Cerca de Manresa, a 50 minutos de Barcelona, queda el milenario monasterio de Sant Benet, que no solo es una de las grandes joyas de la arquitectura catalana que brinda un recorrido musealizado por su interior -la iglesia, el claustro, la bodega, las estancias privadas del pintor Ramón Casas, que vivió en él…- también puedes participar en los talleres familiares de la Fundación Alícia, que tiene aquí su sede, un proyecto creado por iniciativa del chef Ferran Adrià y el cardiólogo Valentí Fuster enfocado a la investigación gastronómica.
ADENTRARTE EN UNA MINA DE SAL BAJO TIERRA
Bajo el núcleo antiguo de Cardona, coronada por su monumental castillo, se esconde el viejo recinto de Mina Nieves, donde vivir la experiencia singular de penetrar en una mina de sal con casco de minero incluido. El recorrido guiado discurre a 86 m de profundidad por el interior de las galerías, desvelando espectaculares pliegues y vetas de fascinantes colores y formas, además de oquedades de gran belleza, como la sala Coral –plagada de estalactitas y estalagmitas- o la denominada Capilla Sixtina.
MONTAR EN GLOBO
A más de mil metros de altura las cosas alcanzan otra perspectiva. Quien quiera descubrirlo tiene que subirse a uno de los globos aerostáticos que sobrevuelan algunos de los paisajes de la comarca de Anoia, de Osona o El Bages. Una comida de payés, al poner los pies en tierra firme, hará más agradable todavía el regreso. Camins de Vents (caminsdevent.com), Osona Globus (osonaglobus.cat) o Globus Kon-Tiki (globuskontiki.com) son algunas de las empresas que los organizan.
VER ARTE MEDIEVAL EN VIC
A Vic, la capital de la comarca de Osona, hay que acercarse para darse un atracón de arte en torno a su plaza Mayor o del Mercadal. Un paseo por ella sorprende con restos de las antiguas murallas, un templo romano, edificios medievales, barrocos y modernistas, la catedral con sus pinturas murales y, en su interior, el Museo Episcopal, que guarda una de las mejores colecciones de arte medieval de Europa.
SUBIR EN TELEFÉRICO A MONTSERRAT
A 50 kilómetros de Barcelona, Montserrat es mucho más que un lugar de peregrinación para rezar a la Moreneta. Además de su cenobio, donde viven unos ochenta monjes benedictinos en lo alto de los riscos, su entorno, presidido por peculiarísimos macizos de granito propone numerosas excursiones. Pero para llegar hasta arriba, nada como acceder en el teleférico que sube a su cumbre, un viaje por los aires, antes de disfrutar después del canto de la Escolanía en el santuario, de su Museo y su Nuevo Espacio Audiovisual y, ya en ruta, de los caminos que llevan al Cavall Bernat, la Tebaida o Sant Jeroni.
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