Que nieve, que nieve… Paisajes de Europa aún más bonitos en blanco
De pueblos de cuento en los Alpes austriacos a paisajes de alta montaña en los Pirineos o pequeñas ciudades recorridas por canales. En pleno invierno, hemos reunido una colección de imágenes para enmarcar y disfrutar desde el sofá sin pasar nada, nada de frío.
La nieve, el frío y el hielo son en esta estación los protagonistas del paisaje. Nos damos una vuelta por Europa, de Andorra a los pueblos de la Ruta Románica alemana, y del lago Bled, en Eslovenia, a la ciudad finlandesa de Turku, pasando por la tan fotográfica Brujas, para mostrarte paisajes invernales ante los que quedar embobado. Esta galería fotográfica es una ventana abierta dedicada a aquellos a los que les gusta desafiar a las bajas temperaturas y salir a la calle envuelto en un cálido abrigo, a los que les gusta patinar por canales congelados, a los aficionados al esquí, a los amantes de la fotografía y los que pasarían todo el invierno sumergidos en un hotelito de montaña viendo cómo la nieve cubre el paisaje. Esta temporada también, el blanco vuelve a estar de moda.
ROTHENBURG OB DER TAUBER
La joya medieval de la Ruta Romántica alemana, un pueblo de cuento de hadas con cautivadoras calles empedradas, casas sin orden ni concierto y murallas que cuando se cubren de nieve tiene aún más encanto si cabe.
EL LAGO BLED
El singular paraje natural del lago glacial de Bled, en Eslovenia, parece sacado de un cuento. A la sombra de los Alpes Julianos, sus aguas abrazan una pequeña isla coronada por la iglesia de Santa María de la Asunción, escenario de una leyenda conmovedora.
MONTEFIORALLE
El pueblo del navegante y explorador Américo Vespucio, que dio nombre al continente americano, nació en este encantador pueblecito de la Toscana recorrido por una única calle circular con casas y torres medievales y, despuntando, la pintoresca iglesia gótica de San Stefano.
CARCASSONE
La ciudadela medieval de Carcassone impresiona desde cualquier flanco por ese doble anillo de murallas y torres que protegen su casco antiguo, más aún cubierta de nieve. Por algo está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El recorrido debe comenzar en la Puerta de Narbona, flanqueada por dos torres gemelas con rastrillo y puente levadizo y continuar por su cuidado laberinto de casas medievales, entre las que no faltan los cafés, restaurantes y tiendas de recuerdos / Foto: Paul Palau.
PARQUE NACIONAL DE HOHE TAUERN
El Parque Nacional Hohe Tauern, en Austria, presume de ser el más grande de los Alpes y de atractivos como las famosas cataratas de Krimml y la carretera panorámica del Grossglockner, pero además ofrece una imagen de postal cuando la nieve cubre sus paisajes de alta montaña.
BRUJAS
Desde sus puentes a sus fachadas o sus tentadoras tiendas de chocolate, no hay un rincón de Brujas que no resulte irresistible. Incluso vestida con un manto blanco y con sus canales congelados. Esta ciudad belga Patrimonio de la Humanidad derrocha belleza por los cuatro costados.
TURKU
Con las heladas aguas del río Aura como acompañantes, esta ciudad portuaria, la más antigua de Finlandia y la que fue su primera capital hasta 1812 guarda numerosos encantos bajo su fría foto, como su catedral, que rivaliza en severidad con su castillo, las casas de madera de Luostarinmäki, su vida universitaria, sus tiendas, locales y cafés que bullen de gente joven en torno al mercado de Kauppatori, la antigua fábrica de Logomo… / Foto: Vastavalo / Anne Saarinen
GAUSTABLIKK
Los paseos en trineos tirados por caballo son una cómoda y original forma de desplazarse por los fantásticos paisajes invernales de Gaustablikk, uno de los mayores centros de esquí de Noruega / Foto: Terje Rakke-Nordic Life.
LA MASSANA
En plena montaña pirenaica, La Massana es una de las siete parroquias del Principado de Andorra, inmersa en un evocador paisaje natural de bosques de pinos y abetos, lagos y los picos más altos del país para disfrutar todo el año.
FRÍAS
Teñido de blanco, el pueblo de Frías, en Burgos, está presidido por un altivo y original castillo levantado sobre una inverosímil atalaya rocosa que corona una ciudad que el tiempo y la historia han convertido en un atractivo núcleo de sabor medieval.