Un recorrido en imágenes por los tesoros de Jordania
Del Mar Muerto, el mayor spa del mundo, a Petra, la antigua ciudad excavada en la roca por los nabateos, pasando por los castillos omeyas del desierto o la moderna capital de Amán. Una colección de imágenes que resumen este país sorprendente.
Los paisajes de Jordania trasladan a todo aquel que los recorre a una época muy lejana o muy moderna, según sea el rincón del país en el que uno se halle. Con siglos de historia a sus espaldas están las ruinas de Jerash, la fachada del Tesoro de la ciudad de Petra o el mosaico de Madaba. Para vivir una aventura en el desierto, el sobrecogedor entorno de Wadi Rum que se puede recorrer en todoterreno o sobrevolar en globo. Para practicar el buceo, el Mar Rojo. Y también está el Monte Nebo o el sagrado río Jordán para los que van tras la pista de la Jordania religiosa; Amán, la ciudad de los contrastes, extendida a lo largo de diecinueve colinas; el Mar Muerto, el punto más bajo de la faz de la Tierra… Jordania es, como muestran estas fotografías, un lugar donde vivir las más diversas aventuras.
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Dicen que ya Cleopatra buscó el elixir de la eterna juventud en este mar con tantísima sal que es literalmente imposible hundirse en sus aguas, milagrosas para muchas afecciones cutáneas, o para simplemente lucir una piel radiante.
Petra es una de las nuevas 7 Maravillas del Mundo. Excavada por completo en las rocas, los nabateos la convirtieron en un importante enclave de paso que unía las rutas de la seda y las especias. En la imagen, la fachada del Tesoro.
El desierto de Wadi Rum, donde tuvieron lugar las aventuras de Lawrence de Arabia, derrocha paisajes casi irreales entre sus desfiladeros y arenas del color del óxido, sobre los que elevarse en globo en uno de esos amaneceres imposibles de olvidar.
Conocida por sus balnearios y hoteles de lujo, Aqaba es una de las pocas localidades costeras de Jordania. La zona del Mar Rojo es la preferida por los aficionados al submarinismo y otros deportes acuáticos, como motos de agua, buceo, navegación...
Después de Petra, la antigua ciudad grecorromana de Jerash es el enclave arqueológico más relevante del país, y en ella se pueden admirar calles pavimentadas y columnatas, parques y plazas, baños, ninfeos, templos, teatros y hasta quince iglesias bizantinas.
La capital de Jordania, resulta una urbe fascinante y llena de contrastes, ya que sabe integrar los detalles más tradicionales con el cosmopolitismo actual.
A primera hora de la mañana se puede recorrer en carruaje el impresionante desfiladero de Petra o a, ya de noche, asistir a un concierto de velas ante la mismísima fachada de El Tesoro.
El mosaico de Mádaba cubre todo el suelo de la iglesia ortodoxa griega de San Jorge, situada al noroeste de la ciudad. El panel de mosaico que enmarca el mapa medía originalmente unos 94 m2 aunque hoy en día solo se conserva una cuarta parte del mosaico original.
La ciudad de Karak, conocida por su castillo de los Cruzados, se encuentra en el Camino de los Reyes, a 22 kilómetros del Mar Muerto. La majestuosidad de la silueta de esta ciudad fortificada y su castillo hacen comprensible el motivo por el cual este lugar fue un punto decisivo para el destino de numerosos reyes y naciones.
MAR MUERTO
El Mar Muerto, a 400 metros bajo el nivel del mar, tiene una concentración de sal diez veces más alta que el océano.
La gran concentración de sal hace que sea imposible hundirse en él o que intentar dar un par de brazadas parezca una lucha contra los elementos.
El Mar Muerto es el destino favorito de miles de personas con problemas cutáneos y también de aquellos que quieren conseguir una piel de seda regalándose unos días de relax en los mejores spas de este mar en pleno desierto.
Las ruinas de Jerash son el mejor ejemplo de dos culturas que han convivido a lo largo de los siglos: la grecorromana del Mediterráneo y el mundo árabe.
Es la única reserva natural del mundo bajo del nivel del mar, llega desde los 900m hasta los 400m, cerca del Mar Muerto. Se creó para la cría en cautividad del íbice nubio y actualmente alberga centenares de especies de plantas y animales. Cuenta con un impresionante programa de ecoturismo, con excursiones por los cañones y rápel por las cascadas. Un baño en las pozas permanentes de Wadi Mujib hará que la ecoexperiencia sea irrepetible.
Con su imponente planta fortificada e interiores que todavía parecen preparados para albergar a una caravana de mercaderes, el castillo de Qasar Kharana es uno de los primeros que construyeron los omeyas en el desierto de Jordania.
Conocida, sobre todo, por sus espectaculares mosaicos bizantinos y omeyas, Mádaba esconde el conocido mapa de mosaico de Jerusalén y Tierra Santa, del siglo VI. Un mosaico formado por dos millones de teselas de piedra local de vivos colores, representa colinas, valles, pueblos y ciudades que se pueden encontrar hasta el delta del Nilo.
Las ruinas de la antigua ciudad de Gerasa acogen las representaciones del acontecimiento cultural más relevante de Oriente Medio, el Festival de Jerash, donde además de actuaciones musicales, teatro o danza, que se realizan en diferentes escenarios, es posible comprar alfombras beduinas, joyas, bordados, artículos de cristal, madera, metal o cerámica; ver demostraciones artesanales in situ; visitar exposiciones de arte o, simplemente, empaparse de cultura.
La auténtica joya de la ruta de los castillos omegas es el de Qsar Amra, Patrimonio de la Humanidad gracias a los frescos que decoran las paredes y bóvedas de sus salas y que muestran escenas de caza, fiestas y signos del zodiaco.
Para llevarse a casa como recuerdo, Jordania ofrece excelentes artesanías de vidrio soplado hechas a mano, junto a cajas con incrustaciones de plata y oro, joyería, latón , cobre, alfombras, antigüedades, ropa de cuero, especias, perfumes, alabastro, tapices y muebles.
La cocina jordana, marcada por su ubicación estratégica en las rutas de caravanas árabes que transportaban especias de la India y arroz de Egipto, ha asimilado numerosas influencias y tradiciones de sus países vecinos, en especial de Turquía y Siria, dando como resultado una gastronomía muy rica y con una enorme variedad de recetas. El plato principal por excelencia es el mansaf, una especialidad beduina a base de cordero sazonado con hierbas aromáticas, cocinado con yogurt seco y servido con arroz, almendras y piñones. Junto a él, también el kubbeh, el jaaj mashwee o el waraq dawalee.