Mil tentaciones para poner rumbo a la Costa Brava
Un paisaje agreste al que debe su nombre, un clima suave, sus recogidas calas escoltadas por los pinos, vertiginosos acantilados y un rosario de pequeño pueblos medievales llenos de encanto desplegados por su interior, ¿te parecen suficientes?
Los 214 kilómetros de la costa de Girona, que se extienden entre Portbou, en la frontera con Francia, y Blanes, al sur, ofrecen múltiples propuestas para perderse. Los parques naturales del Cap de Creus y Aiguamolls de l'Empordà, el triángulo que forman Port Lligat, Púbol y Figueres -con la referencia siempre imprescindible del genial Salvador Dalí-, Cadaqués, las ruinas de Empùries, los medievales Pals, Peratallada y Monells, las playas y calas de Begur y Tossa de Mar son paradas imprescindibles en este abrupto territorio de poderosa atracción. Todo ello aderezado con una gastronomía que figura a la cabeza del universo gastronómico, y en la que El Celler de Can Roca está a la cabeza.