Venecia es un laberinto de canales donde se suceden sin tregua palazzos, iglesias y plazas de una monumentalidad que sobrecoge. No hay nada comparable a «La Serenissima», la ciudad-estado que los mercaderes de los días de la República engalanaron hasta lo inimaginable haciendo alarde de poderío. La recorremos en un par de días, poco más si llegas la tarde-noche de un tercero, y lo hacemos con la intensidad de quien no quiere dejarse nada por ver y la serenidad que requiere una de las ciudades más bellas de Europa, y del mundo. Comenzamos.
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SI LLEGAS AL CAER LA TARDE
Paseo nocturno por la Serenísima
Si se ha tenido el acierto de reservar alojamiento en pleno casco histórico antes incluso de llegar al hotel uno ya se habrá ido enamorando de la soberana belleza de Venecia. Salvo los acuáticos, no hay taxis al uso y, a menos que el alojamiento se encuentre muy próximo a algún canal o una parada de vaporetto, probablemente toque perderse una y otra vez, maleta a cuestas, entre su laberinto de puentes y callejones sin salida. Vagar sin rumbo sobre sus empedrados es uno de los placeres de los que no habría que privarse para empezar la noche.
Se esté en el barrio que se esté no será raro toparse con algún local en el que probar las primeras tapas o chicchetti, la primera pizza o el primer gelato, y antes o después acabará apareciendo alguna señal que indique la dirección hacia la Plaza de San Marco. Entonces ya sí, habrá de enfilarse hacia esta plaza que Napoleón describiera como «el salón más bello de Europa» para admirarla de noche y grabarla así para siempre en la memoria.
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DÍA 1
A orillas del Gran Canal
La línea 1 de vaporetto, que atraviesa lentamente todo el Gran Canal, es la mejor opción para empezar el día. A cada lado, el exceso casi teatral de los palazzos góticos, renacentistas o barrocos que se levantan sobre el más ancho y monumental de los canales venecianos, por el que hacer un alto en el Puente de Rialto si apetece deambular entre los coloridos puestos de frutas o pescados del mercado que cada mañana –de 8:30 a 12 salvo los domingos– se instala en sus inmediaciones.
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Al final de esta emocionante singladura se desmbocará en la Plaza deSan Marco, en la que subir a las alturas de su Campanile y penetrar en la icónica basílica de San Marco (basilicasanmarco.it) –Adultos 3 € y gratuito a menos de 6 años–. Mejor reservar con antelación y evitar las colas. Bajo los soportales de la plaza se puede tomar un tentempié en sus cafés históricos Quadri (alajmo.it/pages/homepage-grancaffe-quadri) o Florian (caffeflorian.com) –aunque baratos no son, hay que ser conscientes de dónde estamos– antes de enfrentarse con las aristocráticas salas del Palacio Ducal (palazzoducale.visitmuve.it), sede de los dux o doges que gobernaron Venecia en los tiempos de la República y unido a la vieja prisión dei Piombi a través del archiconocido Puente de los Suspiros. También conviene haber adquirido online la entrada para ahorrarse un tiempo precioso haciendo fila.
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De La Giudecca a Santa Croce
Quienes quieran huir del vaivén turístico de esta zona podrán tomar el vaporetto que en pocos minutos llega a la isla La Giudecca, un oasis más calmado por el que vagar entre sus deliciosas callejas admirando la tan fotografiada planta de la basílica de San Giorgio Maggiore, en la islita vecina del mismo nombre, así como la del Redentore o Santa Eufemia. Entre sus recovecos podrá buscarse alguna taberna tradicional en la que picar algo rápido o decantarse por el más elegante Harry’s Dolci (cipriani.com), perfecto en verano para comer, cenar o reposar ante las espectaculares vistas a San Marco de su terraza.
De nuevo el vaporetto llevará al corazón del barrio o sestiere de Dorsoduro, por el que se levanta desde la basílica barroca de Santa Maria della Salute hasta la Peggy Guggenheim Collection (guggenheim-venice.it) o las colecciones de arte de las Gallerie dell’Accademia (gallerieaccademia.it), entre un bucólico entramado de callejuelas, puentes, palacios e iglesias por los que perderse una y mil veces hasta acabar dando con el Campo Santa Margherita. Esta gran plaza animada por los universitarios que estudian en la zona y sembrada de terrazas cuando el tiempo acompaña es una excelente alternativa para cenar a buen precio en un entorno no excesivamente turístico, amén de para tomar luego una copa o emprender otro maravilloso paseo nocturno por el barrio de Santa Croce y el también aledaño de San Polo.
Infinitamente más turísticos, los muchos restaurantes que se asoman al Puente de Rialto. Si se opta por alguno de ellos, de camino convendría hacer un alto antes de las ocho en la Cantina do Mori (calle Do Mori, 429), un local centenario y entrañable en el que tomar un buen vino y unas tapas venecianas. Pero si esta noche uno quisiera homenajearse con una cena por todo lo alto, habrá entonces que regresar al hotel para vestirse a tono y poner rumbo hacia restaurantes tan prestigiosos como Al Covo (ristorantealcovo.com), en el que ponerle la guinda al día con alguno de los pescados de la laguna cocinados con mucho arte.
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DÍA 2
Los barrios de Castello y Canareggio
Quienes solo dispongan de la mañana tendrán que contentarse con deambular por el barrio de Castello, en el que sobre todo no perderse la preciosa iglesia de Santi Giovanni e Paolo o, dicho en dialecto veneciano, San Zanipolo; y por el igualmente popular barrio de Canareggio, en el que además de una barbaridad de iglesias y palazzos se encuentra el antiguo ghetto en el que se obligó a vivir a los judíos a partir de 1516, todavía hoy con mucho sabor.
Los que tengan sin embargo todo el día por delante harán bien en embarcarse de nuevo en vaporetto y ampliar el recorrido con la isla de Murano, en la que buscar algún taller en el que admirar el proceso artesanal de soplado de sus famosos vidrios, y a ser posible con la islita, si cabe más bucólica, de Burano, cuyas casitas de colores asomadas al canal dejarán un regusto de encanto casi rural como contrapunto a la opulencia palaciega de la Venecia esencial.
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LO MÁS PRÁCTICO
Cómo llegar y cuándo visitarla
Numerosas compañías aéreas ofrecen conexión directa con Venecia desde diferentes ciudades españolas. Con tiempo, y mejor fuera de temporada, se pueden encontrar mejores precios. El otoño y primavera son buenas épocas para visitarla. En invierno hay demasiada humedad, y hace más frío, pero hay que tener en cuenta que se celebra su famoso carnaval, con lo que también es un momento atractivo.
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La realidad es que entre la temporada de verano y eventos tan importantes como el Festival de Cine de Venecia, uno de los más prestigiosos del mundo, la Navidad, el carnaval, la Bienal... Venecia no cuenta con muchos meses de temporada baja. La ciudad está bajo la mirada de la UNESCO que observa atenta como lidia con el exceso de turismo –cada vez quedan menos venecianos en una ciudad repleta de turistas–, los numerosos cruceros (los grandes tienen prohibido el acceso) y el propio deterioro del patrimonio por el paso del tiempo. Y mientras la ciudad busca frenos a la masificación turística con medidas como la que se implantará a partir del 16 de enero de 2023 cobrando una tasa a los viajeros que pernocten menos de una noche. La tasa será de entre 3 y 10 €.
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Cómo moverse por Venecia
Venecia es una ciudad para caminar a fondo. Ante la ausencia de tráfico rodado, los vaporettos hacen las veces de autobús, aunque también hay taxis acuáticos y góndolas, éstas más para recorridos turísticos. A través de Venezia Unica (veneziaunica.it) pueden adquirirse diferentes tipos de billetes para el transporte público y también una amplia gama de tarjetas turísticas que se amoldan a los monumentos que quieras visitar, a precio reducido y sin colas.
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Dónde dormir
Además de en hoteles míticos como el Cipriani (belmond.com), el Danieli (marriott.com) o el Bauer Palazzo (bauervenezia.com), también muy románticos como el cuatro estrellas Ca Pisani (capisanihotel.it) o el Oltre il Giardino (oltreilgiardino-venezia.com).
Dónde comer
En locales tan auténticos como la Cantina do Mori, el Bar All'Arco (San Polo 436), la Osteria al Ponte del Diavolo (osteriaalpontedeldiavolo.com) o la Pizzería Ai Sportivi (Rio Terà Canal, 3053); con grandes vistas como el Harry's Dolci (cipriani.com) o la lujosa terraza del Danieli (danielihotelvenice.com).