Comúnmente relacionamos la palabra “dieta” con la pérdida de peso. Pero en algunos casos, estas dietas o regímenes alimenticios están relacionados con la búsqueda de la salud, y en ocasiones, la prevención y control de enfermedades crónicas como la artritis y la diabetes.
Ese es el caso de la dieta antiinflamatoria que, según expertos, las personas que siguen este tipo de regímenes alimentarios, tienen un menor riesgo a contraer muchas afecciones crónicas de la salud, incluidas enfermedades reumáticas y cardiovasculares. Y aunque no existe una serie de alimentos que cure milagrosamente al cuerpo o que revierta los daños que ha tenido que sufrir, es verdad existe un vínculo entre la nutrición y la salud, y que comer más sano nos beneficia a todos de una manera u otra.
La inflamación crónica y sus riesgos
La inflamación es la respuesta inmunitaria que presenta el cuerpo como mecanismo de defensa para combatir infecciones (causadas por bacterias, virus y parásitos) y reparar los tejidos dañados. Pero a pesar de que no siempre es mala, si esta condición persiste y nuestro cuerpo permanece en un estado prolongado de “estrés”, podemos llegar a presentar una inflamación general del cuerpo y provocar daños permanentes a nuestra salud.
Existen muchas razones por las cuales uno puede desarrollar una inflamación crónica, y en muchas ocasiones suele ser una combinación de varios factores, entre ellos: ciertos medicamentos, envejecimiento, estrés, obesidad, tabaquismo, alcoholismo, una dieta altamente inflamatoria y episodios recurrentes de inflamación aguda no tratados. Todos estos factores pueden comenzar a dañar las células, tejidos y órganos sanos, provocando enfermedades crónicas y degenerativas como las siguientes:
- Artritis
- Presión alta
- Diabetes
- Obesidad
- Fibromialgia
- Ansiedad y depresión
- Estrés crónico
- Deterioro cognitivo
- Hígado graso
- Osteoporosis
- Enfermedades renales
- Lupus
- Cáncer
Síntomas de la inflamación crónica
Aunque la inflamación se manifiesta a través de distintos síntomas en cada persona, existe una lista con señales comúnmente relacionada a ella:
- Fatiga crónica.
- Insomnio y problemas para conciliar el sueño
- Niebla cerebral
- Fiebre
- Erupciones y/o comezón en la piel
- Ulceras en la boca
- Problemas gastrointestinales, como estreñimiento, diarrea y reflujo
- Dolor y rigidez en las articulaciones
- Dolor y debilidad muscular
- Aumento o pérdida de peso
- Infecciones frecuentes
- Ansiedad y depresión
Existen muchos exámenes médicos que ayudan a diagnósticas y medir la inflamación crónica del cuerpo. Entre ellos se encuentra la prueba de electroforesis de proteínas del suero.
Cómo llevar una dieta antiinflamatoria
La dieta antiinflamatoria consiste en limitar alimentos inflamatorios y consumir aquellos que ayudan a combatirla. Basada en su mayoría en alimentos vegetales y procedentes de las plantas, la dieta antiinflamatoria se asemeja a la deliciosa dieta mediterránea.
Este tipo de régimen alimentario está comprobado que afecta a los niveles de azúcar en la sangre, los niveles de antioxidantes en el cuerpo y las bacterias que viven en nuestro intestino, apoyando al cuerpo en diversas funciones y disminuyendo su inflamación gracias a sus ricos antioxidantes, ácidos grasos omega 3 y fibra.
Alimentos antiinflamatorios:
- Cítricos altos en Vitamina C como la naranja, la toronja y el limón
- Frutas como la fresa, cereza, frambuesa, arándano y mora
- El aguacate y el tomate (por su acción frente a los radicales libres)
- Verduras de hoja verde como la lechuga, acelga, espinacas y col rizada
- Verduras amarillas como la calabaza, pimientos y zanahoria
Otros alimentos que ayudan a combatir la inflamación:
- Huevo
- Fuentes de proteínas magras
- Nueces
- Setas
- Cereales integrales como el trigo, la avena y el centeno
- Especias como la cúrcuma, la canela, el ajo y el clavo
- El jengibre
- Aceite de oliva
- Té verde y té de matcha
Alimentos inflamatorios por evitar:
- Carnes rojas, como carne de res, cerdo, cordero y venado
- Embutidos y carnes procesadas como el tocino y las salchichas
- Alimentos hechos a partir de granos refinados como el pan blanco, arroz blanco y pasta
- Alimentos fritos y altos en grasas saturadas
- Refrescos con azúcar y bebidas endulzadas
- Alcohol
- Lácteos como la leche, los quesos y la mantequilla
- Alimentos altos en gluten
Si tienes una ligera sospecha de que podrías padecer inflamación crónica, acude a tu médico.