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Desde hace unas semanas, el rey Carlos III ha retomado sus deberes oficiales luego de unos meses enfocado en su tratamiento contra el cáncer. El monarca se ha dejado ver de muy buen ánimo y ha mostrado además un semblante favorable. Su más reciente aparición en público ha tenido lugar en Surrey, Inglaterra, a donde ha acudido en compañía de su esposa, la reina Camilla , para disfrutar las carreras de caballos en el Derby Festival en Epsom Downs.
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El día nublado y lluvioso bien pudo haber disuadido a cualquiera de acudir a un evento en el exterior, pero no a Su Majestad, pues estaba decidido a apoyar a su caballo, Treasure en la competencia.
Ataviado en un elegante traje gris y una gabardina beige, Carlos III llegó al hipódromo y no dudó en levantar la manos para saludar a la multitud que lo vitoreaba. Camilla desfiló cerca de él usando un traje de falda en color celeste, con un sombrero a juego. La elección de la reina en cuanto a su atuendo no pudo ser más acertada, pues le permitió proteger su rostro de la lluvia.
Desde su palco, el monarca se mostró muy atento a la pista, pendiente del desempeño de su caballo. Sin embargo, el ganador fue Luxemburgo, un imponente equino que fue montado por Ryan Moore. Al terminar la carrera, Carlos y Camilla fueron llamados para entregar el trofeo a Michael Tabor, el dueño del caballo ganador. El soberano estrechó fuertemente la mano del empresario y lo felicitó por su victoria.
Asisten al funeral de un amigo
Un día antes de este emocionante evento, el rey Carlos III y la reina Camila aparecieron en público, pero en un contexto completamente diferente. Sus Majestades acudieron al funeral de su querido amigo Sir Chippendale ‘Chips’ Keswick, el cual se llevó a cabo en la iglesia de St. Paul en Knightsbridge, en Londres. El banquero murió el pasado 17 de abril a los 84 años; le sobreviven su esposa Lady Sarah Keswick, quien conoce a los reyes desde hace décadas, así como tres hijos.
En el servicio también estuvieron presentes Annabel Elliot, hermana de la reina, y Andrew Parker Bowles, exmarido de Camilla.
Para esta ocasión, el rey usó un sobrio traje azul marino con corbata a juego, mientras que su esposa llevó un elegante vestido negro con bordados blancos en los puños y solapas. La pareja real fue recibida por el reverendo canónigo Alan Gyle a su llegada a la iglesia.