Pareciera que la agenda del Príncipe Harry y Meghan Markle por primera vez toma la velocidad que se esperaba desde que en marzo del 2020 dejaran la Casa Real para comenzar una nueva vida en América. Curiosamente, el primer lugar en donde se refugiaron tras aquel vertiginoso comunicado en el que daban a conocer su decisión fue en Vancouver Island, una pequeña región de British Columbia a la que se suele llegar ya sea en ferry o por los aires, como lo hacían ellos. En aquel entonces, no se sabía qué sería de la vida de los Sussex, quienes veían ampliamente limitadas sus primeras expectativas de poder dividir su tiempo entre funciones públicas de la Familia Real y su agenda personal. Es precisamente por esa primera visita que ha llamado tanto la atención que a casi cuatro años de aquel momento, la pareja haya decidido regresar a Canadá, en uno de los momentos más activos de su calendario. Si los primeros años de su partida los pasaron refugiados en su mansión de Montecito, en las últimas semanas han pasado de Reino Unido, a Alemania, a una escapada personal en el Caribe tras una aparición pública en la Gran Manzana, antes de que el Príncipe hiciera parada en el Gran Premio de Austin, tuvieran un lugar especial en el concierto de Katy Perry en Las Vegas, mientras que hace unos días tenían un compromiso en San Diego, hasta que se diera el regreso a las alfombras rojas de Meghan Markle en Los Ángeles. Esta vez, la pareja sorprendía a los asistentes del partido de hockey entre los Canucks contra los Sharks. El Príncipe Harry era el encargado de hacer el lanzamiento del puck inaugural del partido, sin que nadie supiera realmente la razón. Más tarde se sabría que la invitación se debía a que Vancouver y Whistler, serán sede de la edición del 2025 de los Invictus Games. Mientras su marido cumplía con la parte pública del evento, desde un palco, Meghan disfrutaba de la noche con su amigo Markus Anderson, quien se ha dicho fue parte clave del inicio de su relación con Harry.
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Tal como se ha visto en sus últimas apariciones, Meghan ha basado su guardarropa en los colores neutros, apostando casi siempre por bloques de tonalidades que mantienen una imagen limpia y sencilla. Esta vez no fue la excepción y es que, después de haber vivido en Toronto durante los años en los que trabajó en la producción de Suits, sabe bien cómo sobrellevar las bajas temperaturas del país de la hoja de maple. En esta ocasión se le vio llegando a la Rogers Arena con un abrigo de Max Mara modelo Lilia en negro, el cual se le había visto antes, en marzo de este año. Se trata de una pieza de cashemere que puede conseguirse por 6,250 dólares (alrededor de $107,000 pesos mexicanos).
Lo ha combinado con un jersey en el mismo color así como pantalones acampanados de vestir del modelo Serge de Altuzarra, que utilizó en dos ocasiones anteriores durante sus años en Reino Unido. Esta vez los complementó con un cinturón tejido de piel de Bottega Veneta, que también se le había visto en septiembre pasado.
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Las joyas de Meghan
Como es bien sabido, si en cuanto a colores no experimenta, Meghan sí que adereza sus looks a través de la joyería. Esta vez decidió elevar todas las apuestas con una gargantilla modelo Juste Un Clou en oro amarillo con diamantes de Cartier, que tiene un precio aproximado de 16,200 dólares (poco más de $278,000 pesos mexicanos). De la misma marca, llevó su brazalete Love y el reloj Tank, que la acompañan con todo tipo de looks, pero el detalle que no pasó desapercibido fue la pulsera en contra del mal de ojo. Se trata de un diseño de Lorraine Schwartz y como suele pasar con las piezas de Meghan, está hecha en diamantes y tiene un precio de 18,500 dólares (alrededor de $318,000 pesos mexicanos).