Parece que ha pasado mucho tiempo desde que Carlos III ascendió al trono desde la partida de la Reina Isabel, aunque en realidad ha sido solamente un año desde que comenzó el nuevo reinado. Esto ha significado que se sigan celebrando muchas primeras veces en su calendario, desde aquella primera visita oficial de Estado a Francia, que ahora ha sido precedida por una más a Kenia, y ahora, en uno de los momentos más importantes dentro de sus funciones, su primera apertura del Parlamento. Curiosamente, esta ocasión no solamente ha significado la primera vez en la que Carlos ha encabezado la ceremonia con todo el protocolo correspondiente, sino que ha sido el gran regreso de esta tradición en pleno, pues desde que se dio la pandemia, este importante evento se había llevado a cabo de forma más discreta. En esta ocasión, regresó la grandiosidad de la ocasión, desde el histórico carruaje, hasta la corona y la tiara que han sido pasadas de generación en generación. En un movimiento que poco se esperaba, Carlos III ha retomado del joyero real la Corona Imperial del Estado, que no se veía en esta ceremonia desde el 18 de mayo del 2016, última vez en la que la Reina Isabel II pudo llevarla. Ha de recordarse que la misma monarca llegó a contar que el peso de esta joya histórica era casi insostenible, tanto que, cuidaba no bajar la mirada para leer su discurso, pues sentía que podía ‘desnucarla’. Pero, Carlos III no fue el único que llevó una joya que llevaba guardada algunos años, Camilla hizo lo propio con la Diamond Tiara, con la que en su momento, Isabel II reemplazó la pesada corona para aparecer en este compromiso tan importante de su calendario. A continuación te contamos la historia detrás de estas espectaculares joyas.
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La Corona Imperial del Estado
Como una de las piezas más majestuosas dentro del joyero real, la llamada Imperial State Crown fue realizada en 1838 para la coronación de la Reina Victoria. En aquel entonces, la encomienda fue otorgada a Rundell and Bridge, una famosa firma joyera de aquel entonces, que mantendría su Royal Warrant hasta 1943. El fastuoso diseño estaba inspirado en otras coronadas que habían pertenecido a la familia, algunas que databan desde el siglo XVI. Curiosamente, a pesar de que fue creada específicamente para la coronación de Victoria, solamente ella y su hijo, Edward VII, la han usado en estas circunstancias, desde entonces se ha considerado como una pieza de trabajo, que hace su aparición durante la apertura del Parlamento británico, una de las citas más importantes del calendario del monarca.
Por supuesto, se trata de un diseño espectacular, que se ha construido de 2,868 diamantes que se ven enmarcados por cientos de perlas y otras piedras preciosas. Con distintas caras conformadas por cruces y flores de lis, el frente de la corona se ve enmarcado por el llamado rubí del Príncipe Negro (que en realidad no es un rubí, sino una espinela), una piedra preciosa que cuenta con su propia historia, pues se ha reportado que su linaje data desde 1360; debajo de él está el diamante Cullinan II -parte de la corona desde 1909-, que recibe su nombre al haber sido cortado del diamante Cullinan. Por supuesto, el que sea un recorte no significa que sea una joya de poco tamaño, pues cuenta con nada menos que 317 quilates. En la parte trasera se encuentra el zafiro Stuart -que antes ocupaba el lugar del diamante Cullinan II-, se trata de una piedra de 104 quilates y se cuenta que fue tomada por el Rey James II en 1688. A pesar de los comentarios de Isabel II sobre el gran peso de esta joya, en tiempos modernos se ha modificado dos veces para hacerla un poco más ligera cuando de su estructura se trata, pero aparentemente, todavía sigue siendo un reto llevarla. Aún así, todos los monarcas han posado con ella tras su coronación y la han llevado en la apertura del Parlamento.
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La Diadema de Diamante de George IV
Históricamente, camino a la apertura del Parlamento, en el conocido carruaje, Isabel II llevaba esta tiara, para cambiarla a la Corona Imperial del Estado una vez que llegaba a la ceremonia. Esta vez, Camilla decidió llevar por primera vez esta pieza que data del reinado de George IV. Al igual que la corona que llevaba su marido, esta pieza fue encargada a la joyería Rundell and Bridge. De forma curiosa, en aquella época, era normal que las piedras preciosas fueran rentadas para ciertos eventos, pero en este caso, la joyería decidió simplemente vender la pieza como tal al Palacio.
La pieza está compuesta por 1,333 diamantes, así como una piedra amarilla al centro de una de las cruces que la componen. Su diseño es uno especial, juntando las rosas inglesas, los cardos escoceses y los tréboles irlandeses, en una representación del Reino Unido. El único monarca que llevó esta tiara fue George IV, pero después de él, se ha reservado para el uso exclusivo de las reinas británicas. Ésta, es sin duda una de las piezas más ligadas a la Reina Isabel II, quien la usó desde el primer día de su reinado, y ahora, Camilla la ha llevado por primera ocasión.