Éste era un día que se esperaba especialmente significativo para la Familia Real británica, mientras Carlos III conmemoraría el primer aniversario del fallecimiento de Isabel II en Balmoral, el Príncipe William y la Princesa de Gales, Kate, serían los responsables de aparecer en público para marcar este día. Fue así como esta mañana, los Príncipes de Gales aparecieron en Pembrookshire para acudir a la Catedral de St. Davids, en donde colocaron un ramo de flores en uno de los retratos de Isabel II. La pareja, a pesar de la solemnidad de este día, agradeció a todo el público que se había reunido para saludarlos en un día tan conmovedor como éste. A pesar de que se esperaba que Carlos III guardara la misma tradición que su madre, manteniéndose en privado en el lugar de su fallecimiento, como Isabel II hacía año con año cada inicio de febrero en Sandringham en memoria de George VI, esta tarde se le pudo ver en Escocia en un servicio religioso acompañado de la Reina Camilla. Por su parte, el Príncipe Harry, quien por una coincidencia de agenda se encontraba en Reino Unido, acudió a la Capilla de St. George en los alrededores del Castillo de Windsor, en donde se encuentra la tumba de Isabel II, para una visita privada antes de poner rumbo camino a Alemania para la celebración de los Invictus Games. En medio de estas actividades parecía que sería todo lo que se vería de los royals, pero siguiendo el ejemplo de Isabel II, siempre entregada a su labor, los Príncipes de Gales tuvieron una segunda aparición, en la que se mostraron más casuales durante su visita a la granja Câr-Y-Môr Seaweed, en Gales.
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La segunda aparición de día para los Príncipes de Gales
Si durante la mañana se veía al Príncipe William y a Kate Middleton en su versión más formal a su llegada a la Catedral de St. Davids, en donde tuvieron un momento solemne de reflexión frente al retrato de la Reina Isabel, la segunda parte de su visita a Gales fue mucho más relajada. Cambiando completamente su look, la pareja se mostró dispuesta a todo, al visitar una granja de algas marinas que forma parte de la comunidad de la región por la que recibieron su título hace precisamente un año. Además, la pareja también visitó un bote salvavidas, con la oportunidad de conocer a la tripulación que trabaja en él.
Rindiendo homenaje a una de las características más distintivas de Isabel II, la pareja quiso conmemorar la memoria de la monarca trabajando y apareciendo en un evento público. Qué mejor que hacerlo en Gales, en donde desde hace un año, ellos son los representantes de la región como es costumbre en su papel de herederos al trono británico. Al platicar con el público sobre la Reina Isabel, Kate dijo a una de las mujeres presentes: “Todos tenemos maravillosos recuerdos de ella, tenemos que aferrarnos a ellos, cuidar de ellos”.
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Si en la mañana se veía a una formalísima Princesa de Gales en una de sus combinaciones más conocidas con un coat dress en burgundy de Eponine, que estrenó en diciembre pasado durante el concierto navideño que encabeza y luciendo los aretes de perlas y diamantes de la Reina Isabel. Durante su segunda aparición, se pudo ver a Kate en su versión más casual, eso sí, teniendo que adaptar el moño bajo que lució por la mañana, pues por cuestión de tiempo no tuvo la oportunidad de cambiar su peinado, como hace habitualmente en este tipo de situaciones.
En esta aparición, Kate recurrió a una chamarra rompevientos de Troy London, en color khaki, que ya se agotó en un par de tallas y que tiene un precio de 320 libras esterlinas (alrededor de $7,018 pesos mexicanos). La combinó con una sencilla blusa blanca y unos pantalones skinny de la firma G Star Raw, que se encuentran en rebaja por 76.96 euros (aproximadamente $1,450 pesos mexicanos). Como suele hacer en sus apariciones menos formales, la Princesa de Gales llevó sus tenis Veja modelo Esplair con la famosa V en color rose gold, y en cuanto a complementos llevó sus arracadas de Asos. Este look le permitió participar en algunas actividades de la granja, así como poder ponerse al nivel de unos pequeños que se acercaron a recibirla, un gesto que le gusta tener con los niños, para poder platicar con ellos a su misma altura. Los pequeñitos de apenas 4 y 2 años, platicaron en sus palabras un poco sobre su experiencia en el bote en el que trabaja su papá.
