Falta casi a la fecha una semana para la coronación de Carlos III y los preparativos ya se encuentran en los últimos detalles para que todo salga a la perfección. Con la meticulosidad de los británicos, no se espera menos que una ceremonia exacta, cumpliendo a cabalidad con la tradición, pero ajustándose a las reformas que ha pedido el nuevo monarca de acuerdo a los tiempos actuales. Si la lista de invitados se afinaba ya desde hace un par de semanas, los puestos especiales para esta ocasión se han ido dando a conocer entre la Familia Real británica. Desde el papel del Príncipe George como orgulloso paje de su abuelo, hasta la Princesa Anne, que tendrá el honor de ser la responsable de la seguridad de su hermano en una tradición que data de la época de los Tudors. Con esto en mente, por supuesto, tampoco han pasado desapercibidos los detalles que rodean a Camilla, la nueva reina. Desde quién la vestirá para el gran día, hasta los familiares -exmarido incluído- que la acompañarán. Pero hay un detalle que no ha quedado a duda, las joyas que llevará el próximo 6 de mayo en la Westminster Abbey.
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El mítico collar
¿La razón por la que nadie se ha cuestionado esto? Porque la respuesta se ha dado desde 1902, cuando comenzó esta importante tradición. Desde aquel entonces, todas las reinas han sido coronadas llevando el mismo collar. Según el Royal Collection Trust, el exquisito juego de collar y aretes fue hecho originalmente para la Reina Victoria en 1858. La leyenda cuenta que en diciembre de 1857, Victoria perdió una significativa parte de las joyas de la familia en el juicio que enfrentó contra los Hannover, entre las que estaban el collar y los aretes de su abuela, la Reina Charlotte. Fue así que decidió encargar a Garrard -sí, la misma firma detrás del anillo de Diana de Gales- que se hiciera cargo de reemplazar estas piezas, creando el juego que inadvertidamente se volvería parte de la historia.
En 1902, la Reina Alexandra lo usó para la coronación de su marido -sin los aretes-, y siguiendo la tradición, la Reina Mary hizo lo propio en 1911, mientras que en 1937, la Reina Madre también lo lució en la ceremonia de su esposo. Fiel a las tradiciones de su familia, la Reina Isabel II llevó el juego en su propia coronación hace poco más de 70 años, y desde entonces se le vio llevándolo en distintos momentos a lo largo de los años.
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Los detalles del set
La espectacular joya cuenta con un diamante de 22.48 quilates conocido como Lahore, que fue presentado a la Reina Victoria en 1851. Como suele suceder con estas piezas, la piedra preciosa tiene su propia historia, la cual data de 1849, cuando se consiguió conquistar el fuerte Lahore en Pakistán, en donde se encontraron preciados tesoros, entre los que estaba el diamante.
Originalmente el collar estaba compuesto de 28 cristales brillantes de alta calidad que fueron retirados de otras joyas pertenecientes a Victoria -entre las que destaca una espada-, montados en metal chapado en paladio. Mientras que los cristales tienen una forma redonda, el diamante principal mantiene la silueta de una gota que se replica en los pendientes que componen este juego. Ha de mencionarse que el collar es ajustable, pero su base es de 50 centímetros y en la actualidad tiene solamente 25 piedras, además del gran diamante. Se reporta que, en su totalidad el collar suma 161 quilates, convirtiéndolo en su momento en el collar más costoso del mundo. Los aretes no se quedan atrás, con 12 y 7 quilates cada uno de ellos. Como parte de la historia, a la Reina Victoria se le puede ver llevando el set completo en el retrato Winterhalter.
Ésta será la primera ocasión en la que Camilla pueda llevar el histórico juego.