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Desde su partida de Reino Unido, el Príncipe Harry y Meghan Markle parecen tener sus planes bien trazados para ir cumpliendo con sus metas, tanto financiera como socialmente, a través de su organización Archewell, en la que de la misma manera trabajar en su labor altruista, como producen contenido que les genera ganancias personales. A lo largo de estos últimos tres años, la pareja se ha enfocado en distintos proyectos que los han puesto en el candelero. Comenzando con sus multimillonarios contratos con Spotify y Netflix, y más recientemente con la publicación de las memorias del Príncipe Harry, Spare, con Penguin Random House. Curiosamente, estos pasos han seguido a detalle los de otra famosa pareja, la que conforman Michelle y Barack Obama, después de haber dejado la Casa Blanca. Si bien, esto podría ser una simple coincidencia, un nuevo detalle ha hecho que se recuerde el cruce de caminos entre estas dos parejas.
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Las contrataciones
Según los archivos de su declaración de impuestos, a los que tuvo acceso el Daily Mail, Harry y Meghan pagaron en el 2021, por sus servicios dando ‘apoyo estratégico’ $110,000 dólares a la agencia de relaciones públicas KMLSA de Katie McCormick Lelyveld, que fungió como secretaria de prensa de Michelle Obama entre 2007 y 2011. Estos documentos también dejan ver que pagaron $215,000 dólares a la agencia Invisible Hand, de Genevieve Roth, consejera en la campaña presidencial de Hillary Clinton en el 2016. Curiosamente, en el sitio de esta última agenda, entre sus clientes no solamente aparece la Obama Foundation, sino también Archewell, uniendo una vez más los caminos de las dos parejas.
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El camino de las coincidencias
En más de una ocasión se ha llegado a especular que Harry y Meghan han decidido tomar la forma en la que los Obama dejaron la Casa Blanca como el mapa a seguir, tras su partida de la Familia Real británica. Aunque en muchos de estos casos, bien se podría tratar de una coincidencia, la realidad es que los caminos de ambas parejas se cruzan en varias ocasiones. Ha de recordarse que incluso antes de contraer matrimonio con Markle, el Príncipe mantenía una cariñosa relación con Michelle Obama, con quien participó en un par de iniciativas a lo largo de los años. Por su parte, los Obama han mostrado en varias ocasiones su aprecio y agradecimiento con la Reina Isabel, estandarte a través del cual se unieron cercanamente a la Familia Real británica.
El primer punto de coincidencia se dio con el anuncio de sus contratos con Netflix y Spotify para producir contenido, pasos que dieron en primer momento los Obama. De hecho, el parecido va más allá, pues tal como Michelle produjo Waffles y Mochi, un show infantil, Meghan tenía la intención de que su primer proyecto con el servicio de streaming fuera Pearl, un producto para niños, aunque este fue cancelado mientras se encontraba en pre-producción.
A través de Higher Ground Productions, los Obama han trabajado en distintos proyectos que se han publicado en su propio contrato, pero las coincidencias con la pareja de California no han terminado. Al igual que Michelle realizó un documental muy personal alrededor de la promoción de sus memorias Becoming, los Sussex hicieron su propia producción bajo el título Harry y Meghan sobre su partida de Reino Unido, mientras que han anunciado ya una serie sobre personajes inspiradores, muy en la línea de los proyectos de los Obama con Netflix.
El segundo punto de encuentro se dio con Spotify, plataforma de audio con la que los Obama firmaron un acuerdo hace unos años, en el que la ex primera dama protagonizó su propio podcast, sí, tal como lo hizo Meghan con la misma plataforma. Eso sí, en el 2019, los Obama anunciaron que habían terminado su alianza con el gigante de audio y han trabajado recientemente con otras plataformas.
Por último, en este entrelazado escenario, los Obama firmaron multimillonarios acuerdos para escribir sus memorias una vez que dejaron la Casa Blanca, lo que ha pasado también con el Príncipe Harry, a través de su libro Spare -y los rumores alrededor de un libro de Meghan siguen latentes-.
¿Será que todo se trata de una coincidencia?