El Palacio de Buckingham dio a conocer esta mañana, para conmemorar el cumpleaños 59 del Príncipe Eduardo, que el Rey Carlos III le ha otorgado el título de Duque de Edimburgo, que su padre, el Príncipe Felipe, ostentara a lo largo de su vida. Según se ha rumorado a lo largo de los años, la Reina Isabel había prometido ese título a su hijo menor, quien al momento de su boda recibió el Condado de Wessex. La idea era que ante la partida del Príncipe Felipe, para quien se creó el título, Eduardo fuera el heredero y continuara con el legado de su padre. Ante el fallecimiento del esposo de Isabel II, se esperaba este nombramiento, pero no ha llegado sino hasta este momento, cuando Eduardo lo ha recibido como el regalo de cumpleaños más significativo. Pero la llegada del nuevo título para Eduardo no ha venido sola, pues no solamente su hijo James se ha convertido en el nuevo Conde de Wessex, sino que Sophie, la eterna compañera del hijo menor de Isabel II y quien fuera la mujer más cercana a la monarca, se ha convertido en la Duquesa de Edimburgo.
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El comunicado
En la tradicional felicitación que el Palacio emite para los miembros senior de la Familia Real británica a través de sus distintos perfiles sociales, se dio a conocer el importante comunicado: “Su Majestad, el Rey, se ha complacido en conferir el Ducado de Edimburgo al Príncipe Eduardo de Wessex y Forfar, en la ocasión del cumpleaños 59 de Su Majestad. El título será llevado por el Príncipe Eduardo a lo largo de la vida de Su Majestad. El Ducado fue creado para el Príncipe Felipe en 1947, ante su matrimonio con la Princesa Isabel, quien llevó el título de Duquesa de Edimburgo antes de acceder al trono en 1952. Los nuevos Duques de Edimburgo están orgullosos de continuar con el legado de promover oportunidades para la gente joven de todos orígenes para alcanzar todo su potencial”.
El nuevo título para Sophie
Tras la partida de los Duques de Sussex, mucho se habló de los difíciles momentos que Meghan Markle tuvo para adentrarse a su papel y las duras críticas que recibió de la prensa, incluso ella hizo referencia a las dificultades que enfrentó la propia Princesa de Gales a su llegada a la Familia Real. Pero en este recuento, se suele olvidar a una Sophie Rhys-Jones, quien completamente enamorada del Príncipe Eduardo decidía unir su vida a la de él, sometiéndose a un durísimo escrutinio de la prensa.
Todo lo que hacía Sophie era motivo de crítica, pero la resiliencia de la entonces Condesa, sería tal, que encontraría a la aliada menos esperada, la Reina Isabel. Sophie decidió acercarse a su suegra y seguir su ejemplo, fue así cómo con el paso de los años, se volvió en una de las joyas de la corona y en definitiva, una de las mujeres más cercanas a la monarca. La confianza de Isabel II en Sophie fue tal que, se dice que le pidió que apoyara a Meghan en su transición a su llegada a la Familia Real.
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El trabajo duro y constante ha hecho que no solamente su familia política caiga rendida ante sus encantos, sino que el pueblo británico la tiene en gran aprecio y estima por su ardua labor. Y fue tal el cariño y respeto que Sophie se logró ganar dentro de los Windsor, que ante la partida de la Reina Isabel, se solicitó su presencia en Sandringham, para despedirse de la monarca en la más hermética de las privacidades, en un momento que estuvo reservado únicamente para el círculo más cercano de la familia.
Se dice que este nuevo nombramiento no solamente reconoce a Eduardo, sino también a Sophie, quien con esta posición cobra también el tratamiento de Su Alteza Real, que tan delicado es en esta familia. Es por esto que los expertos consideran que la decisión de Carlos III de otorgar este ducado a su hermano, está también íntimamente ligado a un deseo por reconocer la labor de Sophie a lo largo de los años.