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Tras el lamentable fallecimiento de la reina Isabel II el 8 de septiembre de 2022, una de las muchas dudas que surgieron entre los fanáticos de la realeza fue con respecto al destino de sus amados corgis. Durante décadas, la monarca tuvo junto a ella mascotas de esta raza, y al momento de su deceso, tenía a Muick y Sandy. Pronto se supo que el príncipe Andrés y su exesposa Sarah Ferguson , serían los responsables de hacerse cargo de los perritos. Pero cuidar a estos canes no es tarea sencilla, pues debe seguirse una serie de instrucciones que la misma Isabel II se encargó de supervisar durante años.
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De entrada, estos perritos no comen croquetas compradas en el supermercado, y ese es el punto más importante de los cuidados que el duque de York y su exmujer deben apegarse. Los corgis tienen que seguir una estricta dieta compuesta en gran medida por carne de res fresca, pollo alimentado con maíz, cordero y conejo preparados, alimentos que preparados especialmente para ellos.
El chef real Darren McGrady habló al respecto con nuestra revista hermana HELLO! en su edición británica, y explicó que Muick y Sandy tienen su propio menú, el cual es “enviado a la cocina todos los meses por la señora Fenncick, quien se hizo cargo de todos los perros en Sandringham”, residencia de la fallecida monarca.
“Llegaba la carne de res, la cocinábamos, la troceábamos en dados muy finos y luego hacíamos lo mismo con el pollo. Los escalfamos y nuevamente los cortamos muy, muy pequeños para asegurarnos de que no tuvieran huesos para que los perros no se atragantaran”, detalló.
¿Por qué los perritos se quedaon con Andrés?
La decisión de que Muick y Sandy se quedaran con el duque de York y su exesposa no fue totalmente inesperada. Y es que fue el príncipe Andrés y sus hijas, las princesas Eugenia y Beatriz quienes le regalaron a la reina estos perritos cuando ella atravesaba por un momento difícil con la hospitalización de príncipe Felipe en 2021.
Además, ellos siguen vivendo juntos, pues aunque se divorciaron en 1996, comparten la residencia Royal Lodge, la cual perteneció a la Reina Madre. El espacio que habitan consta de 30 habitaciones, algo que sin duda los corgis agradecen, ya que siempre estuvieron acostumbrados a pasear por los salones de Sandringham, la casa de campo de la reina.
Además, esta residencia cuenta con extensos jardines, y acceso al Gran Parque de Windsor, espacio en el que los canes pueden correr libremente. Según destaca HELLO!, los perritos habrían pasado mucho tiempo allí con Isabel II cuando se quedó en el Castillo de Windsor.