La noche más esperada del regreso de los Príncipes de Gales a Estados Unidos después de ocho años de ausencia, ha llegado. La pareja se dio cita esta tarde en el MGM Music Hall en Fenway, para llevar a cabo la segunda edición del Earthshot Prize, una iniciativa del Príncipe William, quien ha querido continuar el legado de su padre y su abuelo en la búsqueda de la protección del medio ambiente. Después de una visita que comenzó en medio de una tempestad de desencuentros y batallas mediáticas, los Gales se mantuvieron ajenos a la controversia y firmes en su labor participaron en una agitada agenda que los vio recorrer distintos puntos en solamente tres días. La culminación de la breve gira ha llegado con la entrega de premios que promete estar plagada de estrellas y para una noche como ésta, la Princesa de Gales decidió arriesgar. Como nunca se le ve, Kate decidió seguir el tema de la noche y lucir un vestido en verde -algo nada raro en su guardarropa-, lo que nadie esperaba es que siguiendo las tendencias del momento, eligiera un tono fosforescente que no ha pasado desapercibido.
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Los Príncipes de Gales llegaron al aclamado evento esta tarde pasadas las 16:00 h en sus mejores galas. Mientras que el Príncipe William se dejaba llevar por el glamour de la ocasión en un tuxedo con chaqueta de terciopelo, las miradas no dejaban de posarse sobre su esposa, la Princesa de Gales, quien a pesar de haber llevado una discreta maleta a Boston, guardó el vestido clave para esta noche.
Si se sabía que dado a la ocasión, se le vería luciendo de gala, nadie sabía qué esperar. Ha de recordarse que para la edición del año pasado, que se llevó a cabo en Londres, decidió reciclar uno de los vestidos de su armario, en un guiño de moda sustentable, dando vida a las piezas de tu guardarropa. En aquella ocasión se trató de un sencillo diseño de Alexander McQueen de inspiración griega, que había estrenado en los premios BAFTA del 2011 y que curiosamente, también había lucido en Estados Unidos.
Esta vez, Kate también quiso marcar la pauta cuando de moda en favor del ambiente se trata, decidiendo rentar el vestido que lució en la entrega. Se trata de un llamativo diseño de escote off-the-shoulder, mangas largas, cintillo y una apertura en la parte posterior de la falda en verde fosforescente de la firma Solace London. No solamente ha llamado la atención que la Princesa haya elegido un tono tan llamativo, a pesar de que no suele incluir esas tonalidades en su guardarropa, sino que la silueta del diseño es también bastante más reveladora de lo que suele llevar.
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El modelo Sabina tiene un precio original de 350 libras esterlinas (algo así como $3,847 pesos mexicanos), pero en un gesto sustentable, Kate decidió rentarlo de la plataforma HURR, en donde se puede conseguir por 75 libras esterlinas (alrededor de $1,788 pesos mexicanos). Lo combinó con zapatos de Gianvito Rossi y aretes de Asprey London.
El toque que nadie esperaba
Si un diseño en verde podría haber sido esperado en una ceremonia como ésta, lo que pocos vieron venir fue la joya que Kate eligió para esta noche. En una gran sorpresa, la Princesa de Gales lució la gargantilla de esmeraldas y diamantes que se hizo famosa alrededor del mundo por ser una de las piezas de joyería más audaces que se vieron en la Princesa Diana. Aunque se le recuerda por los looks de Diana, que la llegó a llevar hasta como banda en la cabeza en 1985, la historia de la pieza data de tiempo atrás.
Se trata de una joya de diseño Art Deco que la Reina Mary mandó a hacer con las joyas que recibió en 1911 durante el Delhi Durbar -la asamblea para conmemorar la coronación del rey-. Tras el fallecimiento de Diana, ha sido presentada en distintas exposiciones, pero ahora regresa a la vida a través de la Princesa de Gales.