El funeral de la reina Isabel II estuvo lleno de momentos emotivos y tantos que los detalles de la procesión que siguen cobrando relevancia en el mundo entero. Quizá uno de los más comentados fue el gesto de la princesa Charlotte, quien no pudo contener las lágrimas al ver pasar el féretro de su bisabuela. Así como ella, cada uno de los integrantes de la Familia Real Británica tuvo un detalle que destacó en este último adiós, incluyendo las adorables mascotas de la monarca, como sus inseparables corgis Sandy y Muick; y su poni, Emma.
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Miles de personas se dieron cita en las calles de Londres para despedir a la mujer que ocupó el trono por 70 años. Entre todos ellos, se encontraban los dos corgis de la reina, sujetados con sus correas y acompañados por personal del palacio. Los dos estuvieron quietos a las afueras del castillo de Windsor, esperando pasar el cortejo fúnebre de su dueña.
Por las imágenes, parecía que sabían lo que sucedía, un último adiós a su humana, a quien quizá han estado buscando desde aquel 8 de septiembre, cuando falleció la reina a los 96 años.
Los perritos siempre fueron los leales compañeros de la monarca, un detalle con el que era conocida en el mundo entero. Todos ellos pertenecieron a un linaje especial, pues son descendientes directos de Susan, la corgi que la reina recibió como regalo de sus padres en su cumpleaños 18.
En total, 30 perritos de esta raza la acompañaron a lo largo de su vida, y en los últimos años optó por no tener tantas mascotas como antes, pues pensaba en el dolor que les causaría su ausencia ya que no quería dejarlos sin su compañía.
Con la lamentable partida de la reina, Sandy y Muick quedarán al cuidado de su segundo hijo, el príncipe Andrés.
Su gran amor por los animales
Así como amaba a los perritos que la seguían por todos lados en el palacio de Buckingham o los castillos en los que la reina se hospedaba según la época del año; también tuvo un amor especial por los caballos. A Isabel II le encantaba montar y cuidar de ellos. La equitación eran otra de sus pasiones y disfrutaba mucho estar en los establos mimando a sus ejemplares.
Este lunes por la tarde su poni, Emma, también salió a la calle para despedirla. Un ejemplar negro que esperaba en los terrenos del castillo de Windsor acompañado de un mozo de cuadra. Al pasar la reina, Emma hizo un gesto con las patas delanteras, como si estuviera dando el último adiós a la reina. ¡No cabe duda de que los animales entienden muy bien las emociones de la gente!
El gusto por los caballos es algo que la reina heredó a sus nietos y bisnietos. Otro detalle que pudimos ver en la princesa Charlotte, quien llevó su primera joya en un evento público, luciendo un broche de diamantes en forma de herradura que le habría obsequiado su “Gan-Gan”.